JOSÉ MANUEL CASTELEIRO Y SU TEORÍA SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA GRAN PIRÁMIDE
Publicado en EOC nº 98
El pasado jueves, 4 de abril, el profesor José Manuel Casteleiro Villalba, catedrático de aeronaves, misiles y resistencia a los materiales en la Escuela Superior de Aeronáutica y del Espacio de la Universidad Politécnica de Madrid, licenciado en ciencias físicas e ingeniería y ex director del departamento de matemáticas de ESIC, presentó en la sala Pérez Galdós del Ateneo de Madrid.
Tras un viaje a Egipto, según narró Casteleiro el pasado jueves, quedó impresionado por la colosal arquitectura que mostraba la Gran Pirámide de Keops, en Guiza, y se matriculó también en la carrera de historia, en la UNED, para intentar comprender como hace 4500 años los antiguos egipcios habían podido disponer de los conocimientos matemáticos y de ingeniería para realizar tal construcción. Y durante los siguientes 10 años intentó encontrar una explicación racional a semejante obra de arquitectura. “Los egipcios del 2500 antes de Cristo, en plena era calcolítica, no disponían de conocimientos en trigonometría, cálculo diferencial, resistencia de materiales, etc., ni tampoco de herramientas de hierro o acero. Solo de bronce. Ni siquiera conocían la rueda… Entonces me pregunté ¿Cómo pudieron construir la única maravilla del mundo antiguo que todavía permanece en pie?”
Como matemático y físico, Casteleiro dedicó diez años de su vida a revisar, una por una, todas las teorías que historiadores, arquitectos y egiptólogos han propuesto para solucionar el enigma. Desde las gigantescas grúas de madera que menciona Herodoto en el siglo V. aC., retomada después por el Dr. Parry con su teoría de los balancines circulares, hasta la teoría de la larga rampa frontal, cuyo ángulo de ascenso crecería a la par que la Gran Pirámide, pasando por hipótesis de la rampa interna de Jean-Pierre Houdín; la rampa envolvente de Marc Lehner; el método de Michel Michel, etc. Así hasta la más reciente, teoría de la rampa espiral, propuesta este mismo año por el alemán Rudolf Volz.
“Ninguna es viable -afirma Casteleiro- si nos atenemos exclusivamente a los cálculos matemáticos, físicos y de resistencia de los materiales. Es factible desplazar la mayoría de los bloques pequeños, de dos toneladas y media. Pero el verdadero problema es como subir los grandes bloques, de 60 toneladas, a 80 metros de altura. Es como subir un tanque leopard a la azotea del piso 26 de las Torres Blancas de Madrid. Pero hace 4500 años”.
Tras años de estudio, finalmente Casteleiro encontró la inspiración para resolver el enigma en la pirámide acodada o romboidal de Dashur, construida en antes que la Gran Pirámide de Guiza.
“La pirámide acodada -matiza Casteleiro-, en realidad rectificada, de Dashur es una de las tres pirámides que construyó Sneferu, el padre de Keops, durante los 24 años que duró su reinado. En ese tiempo terminó la de Meidum y la pirámide roja de Dashur, la primera pirámide tal y como las conocemos. Tres pirámides en 24 años, lo que significa que tardaron una media de solo ocho años por pirámide. Y que Keops heredó de su padre la técnica de construcción. Por eso cuando me fijé en el perfecto revestimiento externo de la pirámide inacabada de Dashur, en comparación con su aleatorio interior, tuve la inspiración. Como la manzana de Newton”.
Durante los siguientes años Casteleiro realizó experimentos sobre inercia, resistencia de materiales e incluso construyó una maqueta a escala en la Escuela Superior de Edificación de la Universidad Politécnica Madrid, para contrastar sus cálculos matemáticos, llegando a la conclusión de que solo existió una manera en la que los egipcios de la IV Dinastía pudiesen subir bloques de 60.000 kg. de peso a 80 metros de altura: su teoría de las rampas-escalera, presentada el pasado jueves en el Ateneo madrileño.
En su propuesta Casteleiro explica, paso a paso, las ingeniosas técnicas utilizadas por los arquitectos-ingenieros del faraón, Snferu y Hemiuno -a los que califica de geniales y a los que dedica su obra-, para construir la Gran Pirámide. Desde la perfecta orientación, usando la posición del sol en los equinoccios y solsticios, hasta el aprovechamiento de una roca natural como base para la edificación, pasando por la fijación inicial de los bloques exteriores, perfectamente nivelados con un simple nivel de agua, para -desde ahí- comenzar a colocar terrazas superpuestas, una sobre otra, como en la pirámide escalonada de Saquara, utilizando pequeñas rampas laterales de solo 3 grados de inclinación, lo que facilita enormemente la subida de los bloques, usando trineos que todavía se conservan en los museos egipcios, terraza a terraza.
Según sus cálculos, este sistema, a diferencia de todos los demás, supone que cuadrillas, de solo unos cientos de hombres, podrían trabajar cómoda y holgadamente en la construcción de la pirámide, disponiendo incluso de repisas escalonadas donde dejar los bloques para descansar y comer. Utilizando solo la tecnología de la época “y un ingenio y astucia dignos de Miguel Angel”.
En cuanto a los grandes bloques, Casteleiro ha encontrado una explicación sencilla, casi resulta hasta burda al conocer la respuesta, la división de las terrazas dos mitades, con una rampa central que permitía que los bloques se subiesen primero a una mitad de la construcción, pera una ver concluida la contraria, subirlos a esa y continuar edificando la contraria, alternativamente. Mitad a mitad. “Con esta técnica -sentencia el profesor Casteleiro- no solo podían subirlos a los 80 metros, sino hasta lo más alto de la pirámide si hubiesen querido. Es como cuando descubres el secreto de un truco de ilusionismo, es tan simple que hasta parece decepcionante. Lo increíble es que en 4500 años nadie se haya dado cuenta de cómo lo hicieron…”.
El profesor Casteleiro fue, además, director de proyectos espaciales del Departamento de Proyectos y Desarrollos del INTA, y ha recogido su teoría en el libro: “Ingeniería del calcolítico: así se hicieron las pirámides de Egipto”, prologado por el profesor de ingeniería mecánica Antonio Ros (Universidad Politécnica)) y el historiador especializado en Egipto Dr. José Miguel Parra.
Al día siguiente de su conferencia en el Ateneo de Madrid, tuvo la amabilidad de recibirnos para responder a nuestras preguntas.
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