Publicado en EOC nº 97

En el año 1994 vivimos la fuga de Roldán; el “Nirvana” perdió a Kurt Cobain y concluyó el infierno del apartheid en Sudáfrica. Pero también fue el año de la masacre de Ruanda, del atentado de la AMIA en Argentina y de la rebelión del Sub-Comandante Marcos y sus rebeldes zapatistas, contra el ejército de México en Chiapas… no muy lejos de la tumba del “astroauta” de Palenque.

En aquellos primeros meses del 94 los investigadores del misterio debatíamos sobre Zhirinovski “el nuevo Rasputín”, y sobre la abducción de Linda Cortile y la supuesta implicación de Perez de Cuellar en el caso. J.J. Benítez arremetía contra los militares españoles con su “Materia Reservada” y por primera vez en la historia, un premio Nobel de física participaba en un Congreso Mundial de Parapsicologia en Madrid. El día 14 de ese mismo mes de marzo, de 1994, fallecía en silencio, tan discretamente como vivió, el mejor investigador de estos temas que ha existido en España.

En marzo de 1994 “Enigmas” todavía no existía, pero si su predecesora, “Espacio y Tiempo”. Y en el número 38, correspondiente al mes de abril de 1994, el Dr. Jiménez del Oso daba así la noticia: “A punto de cumplir los cincuenta años, ha muerto en Barcelona Andreas Faber Kaiser, uno de los más inquietos y honrados investigadores de lo extraordinario…”. Y añadía cosas como que Andreas había sido el autor de “Mundo Desconocido, una revista prestigiosa internacionalmente y que reflejaba perfectamente el talante de su director: valiente, documentado y fiable… Debo afirmar que, en este mundo de rapaces, era una de esas pocas personas en las que podías confiar…”.

A pesar de que Fernando Jiménez del Oso definía de la mejor manera posible la figura de Andreas Faber Kaiser, 15 años después de su muerte su vida y obra se mantienen muy desconocidas para el gran público. Especialmente para los más jóvenes, que han llegado al mundo del misterio bien entrado el siglo XXI.

Nacido en Barcelona, el 5 de abril de 1944, y aunque licenciándose en Filosofía y Letras, Andreas siempre sintió una auténtica pasión por el espacio y por el pasado. En 1972 ganó el Premio Nacional de Astronáutica «Julio Marial», y publicó su libro “Cosmos: Cronología General de la Astronaútica”. Políglota y activo analísta de la actualidad, su trabajo no se limitaba al archivo y la biblioteca, sino que realizó investigaciones de campo por todo el mundo, algunas verdaderamente memorables. Por ejemplo, en 1976 viajó hasta la frontera de Pakistan con Cachemira, localizando la supuesta “tumba de Jesús” en esa convulsa región. De esa aventura surgió su libro “Jesús vivió y murió en Cachemira”, reeditado por EDAF recientemente, que le supuso enérgicas amenazas de muerte de los sectores más conservadores de la iglesia. Casi 10 años después estudia, en la remota isla de Pohmpei, en el Pacífico, el legado arqueológico y tradicional de una cultura ancestral desaparecida. Aquella expedición dio lugar a “Sobre el Secreto”. Y en 1986 se internó en solitario, en la selva ecuatoriana, en busca de las cuevas donde, según la tradición, los indígenas custodiaban secretos de una antigua civilización intraterrestre… y todo parece indicar que las encontró. No escribió ningún libro sobre aquella experiencia…

Entre junio de 1976 y octubre de 1982 fue el director de la legendaria revista Mundo Desconocido, premio “Secinter-1980” a la mejor revista especializada. Y fue dicha revista, de la mano de Jesús Beorlegui, la que organizó su primera Alerta OVNI en España. En verano de 1988 que presentó en Catalunya Ràdio el programa «Què Volen Aquesta Gent?», dedicado al fenómeno OVNI y más tarde, en la misma emisora: «Sintonia Alfa» y  «Arxiu Secret». Muy querido por sus oyentes, a finales de los años 80 un grupo de jóvenes barceloneses decidió ponerle su nombre a su grupo de investigación; el grupo AFK. Fue la primera y última vez en que un buscador de misterios daba nombre a un grupo de investigación.

Sus libros son auténticas joya de coleccionista para los apasionados del misterio, y muy especialmente de la astroarqueología. La estrecha amistad personal que le unía con Erich von Däniken, sin duda dejo huella en su obra, pero probablemente nadie, antes ni después de Andreas, le echó tanto valor y tanta pasión, a la búsqueda de la verdad. Aunque ello pudiese poner en riesgo real su propia seguridad.

En agosto de 1992 Adreas Faber Kaiser fue el encargado de inaugurar el famoso Curso de Verano sobre OVNIs en la Universidad Complutense de Madrid, que dirigió J.J. Benítez, una de sus últimas intervenciones públicas.

En marzo de 1988 había publicado “Pacto de Silencio”, una larga investigación sobre el llamado “síndrome de la colza”, que en 1981 había causado la muerte de 650 personas, y más de 25.000 afectados. En su libro Andreas defendía una audaz teoría, la de que la causa de la intoxicación masiva no se encontraba en el aceite desnaturalizado, sino en una partida de tomates tratados con organofosforados aplicados a la guerra bioquímica de baja intensidad, que habrían sido sometidos a este producto en una plantación de Roquetas de Mar (Almería). Este compuesto, el fenamiphos y el isofenphos se comercializó con el nombre de Nemacur y Oftanol respectivamente y ambos son o eran en su dia productos de la multinacional Bayer. Para los amantes de las conspiraciones aquella investigación, y su enfrentamiento con la “versión oficial”, podría haber sido la causa de su muerte.

Hasta aquí el texto que iniciaba el dossier especial que dedicamos a Andreas Faber Kaiser en el número 60 de El Ojo Crítico. Coincidiendo con el 15 aniversario de su fallecimiento.

15 años después, 30 desde su muerte, un grupo de amigos, investigadores y divulgadores ha querido homenajear su memoria a través de las páginas de EOC.

Manuel Carballal

QUERIDO ANDREAS

Querido Andreas -querido, sí, porque muchos te queremos a pesar de no haberte podido abrazar y de haberte aprendido a querer a través de las letras y de las ondas radiofónicas-, han pasado treinta años desde tu partida y el mundo, lamentablemente, no es un lugar mejor, si no igual o peor que cuando te marchaste. Siguen los secretos gubernamentales, esos -desgraciadamente tú lo sabes bien-, por los que la gente mata y por los que la gente muere. Esos secretos que llevan a guerras, pandemias y contaminación, esos que están escondidos, pero a la vista de todos, perdidos en un mar de ingente información y solo importantes para los locos de esta sociedad, que aguantan el chaparrón de que sea conspiración todo lo que reluce y de que todos estemos en el mismo saco. Seguro que todos -tú, Ignacio, Antoni, todos- estáis alucinando, desde ahí arriba, con la inmediatez y las posibilidades informativas de las redes sociales. A pesar de que estamos viviendo esta edad de oro de la información en internet, nada de lo que hay mejoraría el Canal de Youtube de Mundo Desconocido de Andreas Faber Kaiser que tú habrías creado.

Sigues haciendo mucha falta, más aún cuando necesitamos que alguien ponga cordura entre los dos extremos de la balanza: el de los compañeros que han perdido la ilusión y viven hablando de nuestros temas, o bien con la risa fácil o bien con la palabra “fraude” siempre en la boca; y también el extremo de los compañeros que son glorias recién nacidas de los fogones de la viralidad, que no tienen ni idea de lo que es el misterio pero que se quedan en él porque perciben que vende mucho. Hubiera sido maravilloso hablar contigo de todo lo que he descubierto en América, que viene a confirmar todo lo que aseguras en “Sacerdotes y Cosmonautas” y en “Las nubes del engaño”. Hubiera sido un sueño decirte que he investigado in situ muchos de los ovnis que rastreaste en la Reconquista española y en la Conquista de América y que no puedo estar más de acuerdo con tu frase de “conquista programada”. Hubiera sido para mí un regalo decirte que conocí a Sergi, que es un estupendo ser humano, y que no hubiese podido sobrevivir a las clases más aburridas de la universidad sin tener una revista de Mundo Desconocido en la mochila. Es la mejor revista que he leído y es uno de mis tesoros  materiales más preciados.

Querido Andreas, el mundo está loco, pero dentro de esa locura, hay instantes únicos que hacen que la vida valga la pena. Eso lo siento cuando miro a mi hija, y también cuando me conecto con ese sentimiento que nos une a ti, a mí, y a todos los que hemos sido seducidos por la llama de la curiosidad. Ahora tú tienes todas las respuestas. Yo solo sé que si algo tiene el misterio es que no hay verdades absolutas, blancos o negros. Que en este campo, más que nunca, uno debe saber que el premio es el camino, no el destino final. Si algo llevaste por bandera a lo largo de tu vida y de tu carrera fueron la ética, la tranquilidad de conciencia y la certeza de que estabas cambiando la sociedad, poco a poco, con cada programa de radio, con cada artículo en la revista. Yo intento seguirte en eso, y me siento afortunada por haber bebido de tu conocimiento, por haber sido bendecida con la suerte de contarte como maestro a pesar de que nunca te abracé. Gracias por tanto Andreas. Como ahora soy más espiritual que nunca, sé que jamás te fuiste. Sigues vivo en cada uno de los que recordamos y ensalzamos tu ejemplo y tu lucha. Espero que cuando llegue mi hora tú formes parte de ese grupo de seres queridos que debe venir a buscarme. Porque eres y serás parte de mí. Gracias infinitas.

Lourdes Gómez

  

“EL QUE SABE, CONSTRUYE CALLANDO”

Así comenzaba una de las grandes citas de Andreas Faber Kaiser, porque entre otras cosas, además de editor, locutor e investigador, ante todo, era filósofo. Y siendo fiel a esta frase: construyó ¡vaya sí construyó!

A mediados de los setenta creó la revista Mundo Desconocido, donde colaboraron las grandes firmas sobre paraciencia tanto a nivel internacional como nacional. Peter Kolosimo, Jacques Vallée, Rémy Chauvin, Aimé Michel, Erich von Däniken, J. Allen Hynek o Scott Rogo se podían ver junto a Salvador Freixedo, J. J. Benítez, Juan G. Atienza, J. M. Casas-Huguet o Antonio Ribera.

Andreas emanaba un enorme magnetismo para juntar a tanta buena gente. Pero siguió construyendo, y además de sus libros, llegó la radio. ¿Què Volen Aquesta  Gent?, Arxiu Secret, y su obra magna:  Sintonía Alfa.

Al igual que con la revista, sus programas nos dejaron horas de enorme conocimiento. Pudiendo disfrutar incluso de alguna pelea dialéctica, como entre André Malby y Eliseo Bayo, pero siempre bien atajada por Andreas; los viajes de Kim Mititieri o de Jorge Sánchez nos hicieron soñar y las intervenciones de Pere Valverde fueron escuela para muchos; y como no podía ser de otro modo, también participó un joven llamado Manuel Carballal.

Andreas pasó por este mundo sin hacer ruido, pero construyendo.

“El conocimiento último se adquiere, se sublima y se comunica en el silencio de la propia vida”.                                                                                                        Andreas Faber Kaiser

Juankar Moreno

LO QUE NO NUNCA CAMBIA

Querido Andreas Faber-Kaiser el mundo ha cambiado muchísimo desde que partiste de forma inesperada. Quizás te sorprendería conocer algunos de los grandes avances tecnológicos de los que disfrutamos a día de hoy, y que facilitan enormemente tareas que antes eran arduas y costosas para reporteros e investigadores.

Todos llevamos un sofisticado equipo en el bolsillo que haría palidecer los gadgets de James Bond. Se trata de un aparato del tamaño de una pequeña libreta de notas capaz de realizar llamadas, grabar conversaciones, tomar fotografías, realizar videos y hasta vale como GPS. ¡¡¡Y apenas pesa 200 gramos!!! Seguro que en tus múltiples viajes y aventuras hubieras deseado tener un chisme de estos a tu disposición.

Pero creo, sinceramente, que lo que más te sorprendería de este loco futuro sería ver el panorama OVNI dominado por la narrativa que las agencias de inteligencia están imponiendo a golpe de cincel. 30 años después de tu marcha tus libros siguen muy vigentes.

La CIA y sus filiales siguen intentando controlar el cotarro, manejando y enredando para que no lleguemos nunca al final de nuestro viaje en busca de la verdad sobre el fenómeno OVNI. Tu lucidez, tesón y honestidad nos hubieran venido muy bien en esta época de gran caos y confusión. Tu mejor que nadie sabías leer entre líneas en la marabunta de papeles y desinformación orquestada desde los despachos de Washington. De hecho, anticipaste allá por 1981 que la amenaza sería esgrimida por las autoridades como excusa para seguir adelante con sus campañas de ocultamiento

Y aunque el universo está en constante cambio, hay cosas que no varían. Porque estimado Andreas, lo creas o no, sigues siendo un referente para todos nosotros en los tiempos de internet y la inteligencia artificial. Tu nunca cambiaste y nosotros no queremos reemplazarte de nuestros corazones.  Abrazos allá donde estés.

José Antonio Caravaca

 

AFK ERA PETREO

AFK era pétreo en su estilo. No había concesiones. Era difícil de leer. Solo con esfuerzo se podía ahondar en esa coraza germánica que a veces parecía dispuesta para dejar exhausto al lector entre datos y párrafos llenos de densa información. 

Es como si él mismo ocultase sus grandes secretos. 

No conocí a AFK y sin embargo para toda mi generación fue un referente. Y lo sigue siendo. Su propia muerte, convertida en leyenda urbana por la rumorología y avivada por la de su fiel compañero Vignati en Mundo Desconocido, tejió muchas conversaciones e hipótesis en largas madrugadas. Nunca obtuve respuestas, pero siempre imaginé a ambos periodistas perseguidos, vigilados, observados. Quizá haya sido así. Flotaba siempre la historia de Pacto de Silencio, su valiente libro sobre el Síndrome Tóxico. Tuve la oportunidad de conocer a muchos de los protagonistas de ese asunto y ciertamente AFK hizo un compendio que hay que reclamar como uno de los dossiers pioneros en la investigación de posibles conspiraciones en territorio español. Hubo otros, incluso antes, con “libros negros” sobre el delicado asunto. Pero no terminaron igual. 

Esa es la diferencia. 

Yo era fan de JJ, de su estilo, de sus emociones, de su irresistible encanto para un niño. Era el aventurero quijotesco y errante. AFK ante mi juvenil mirada tenía otra cara, más sobria, más dura. Solo con el tiempo uno comprendía que el ansia de conocer la verdad de este hombre… también destilaba una poderosa emoción. 

Pero para eso tienen que pasar los años y las lecturas. Desgraciadamente cuando lo descubrí él ya no estaba en este mundo. 

Me hubiera gustado mucho hacer lo que otros compañeros de mi quinta si hicieron… preguntarle.  Mundo Desconocido fue su gran obra y aún hoy, repasando sus números, vemos que AFK y su equipo siempre fueron vanguardia y crisol de unos temas apasionantes en tiempos apasionantes. Tiempos que ya son como un sueño que febrilmente nos condujeron a lo que hoy somos.

A los de mi generación nos hubiera encantado trabajar en Mundo Desconocido. Estoy seguro de ello. No todo el mundo puede convertirse en mito. Solo algunos traspasan esa barrera. Y tiene más mérito cuando no se ha concedido nada a la frivolidad. 

Cuando cumplí 50 años alguien me envió una caja con la colección completa de MD. Tenía la medida exacta. Sin duda era alguien metódico también y que valoraba ese legado ajustado a un sarcófago de madera perfecto e impoluto. Seguro que él también estaba convencido, como yo, de que AFK era como una caja fuerte que solo nos dejó atisbar unos pocos enigmas de su propio ser. 

Iker Jiménez

 

ANDREAS FABER KAISER: EL MEJOR, CON SUS LUCES Y SUS SOMBRAS

Cada vez que en una entrevista me preguntan quiénes fueron, para mi gusto, los más destacados personajes del misterio, respondo automáticamente: “El mejor comunicador se llamaba Fernando y el mejor investigador, Andreas, y nadie los ha superado ni siquiera igualado”. Lógicamente me refiero a Fernando Jiménez del Oso y Andreas Fáber Kaíser.

Conocí a Andreas sobre el año 1977 en un congreso y poco más tarde—como simple subscritor y habitual visitante de la redacción en un recoleto pasaje de Barcelona– en la inolvidable revista “Mundo Desconocido”, dirigida por Andreas, y a la que le debemos que, la prensa del misterio se hiciera “adulta y seria”, comparada con las que había entonces, empezando por Karma 7, a la que estuve ligado profesionalmente bastante tiempo y pasé cientos de horas en su redacción. Una revista, Karma 7, que fue la decana, pero mediocre comparada con las que llegarían más tarde.

Recuerdo haber estado varias veces tapeando por el barrio del Born con Andreas , el siempre peculiar Alejandro Vignati, nuestro mutuo amigo Marius Lleget, y el que sería mi primer editor, Josep María Merín—Editorial Arbor Scientae— Aunque lo conociera personalmente, tardaría algunos años en poder decir que tuve amistad con Andreas.

Fue principalmente a raíz de su insuperable programa “Sintonía Alpha” emitido en Catalunya Radio—emisora que no piso hace años por razones políticas fáciles de adivinar en la Catalunya actual— que empezamos a tener de verdad una sincera amistad, siendo invitado a bastantes de sus programas.

Desde entonces nos vimos bastantes veces, y no sólo en la “pecera de cristal” de dicha emisora. Incluso en un momento dado estuvimos hablando durante un tiempo sobre una posible expedición—fue idea suya—al desierto del Gobi, la cual debía ser financiada por el grupo empresarial  al que pertenecía la revista que por entonces yo dirigía, y que pertenecía a un “ holding” de empresas de las que eran propietarios el empresario Joan Bosch y su socio, un muy conocido abogado barcelonés y ex diputado del PP catalán, entre cuyas empresas estaba la mayor cadena de autoescuelas de España, “ FINEM” que debía aportar, entre otros medios y dispendias, un todoterreno Suzuki.

Las reuniones “fuera de micro” con Andreas fueron cada vez más numerosas. Nos llevábamos bien, pese a nuestras muchas diferencias en ciertos temas. Yo, que no soy precisamente de pelotear a nadie, admiraba y mucho a Andreas, pese a su hermética manera de ser, en ocasiones desconfiada en demasía, cuándo no más bien gélida y hasta un punto conspiranoide.

En los últimos tiempos ambos coincidimos como asesores en la productora “Gest Músic” perteneciente a los miembros “La Trinca”. Para asesorar una pésima, para mi gusto, serie, nos escogieron a Andreas, a un esoterista e hipnólogo de nombre Ricard G. Bru y a mí.

Recuerdo perfectamente que ya desde las primeras reuniones los desencuentros entre Andreas y Bru fueron más que evidentes -y desagradables-. Lógicamente yo me sentía mucho más afín a lo que decía Andreas que a lo que decía el segundo. Por aquellos tiempos Andreas ya había sido diagnosticado de la enfermedad que por desgracia se lo llevaría.

A los pocos meses de estar en dicha serie, mis constantes y poco amables encontronazos -nos reuníamos tres tardes a la semana a última hora- con dos de los tres propietarios de dicha productora consiguió que me echaran -tras pagarme impecablemente lo que me debían pagar- con la frase” No te queremos aquí, por no encajar con la filosofía del equipo”.  Esa frase la recuerdo con verdadero orgullo, viendo cómo iba la serie y lo que allí se trataba de hacer.

Al salir a la calle, Andreas, que regresaba andando a su casa en la calle Lepanto, no muy lejos de la productora, me dijo “Lo siento, Miguel, yo no lo dejo por razones que ya te puedes imaginar, aunque no me gusta”.  Brú se fue tan contento y seguiría haciendo algo más, según creo, con dicha productora.

Contadas estas pequeñas anécdotas, aunque habría más que no creo que tengan que ser contadas, voy a dar mi opinión, totalmente personal, y por lo tanto posiblemente subjetiva, sobre Andreas,

Hombre culto, emprendedor, valiente y decidido, cuando investigaba algo ponía toda la madera al fuego, fuera para aportar luz sobre un tema difícil, hasta peligroso, por muy duro que fuera, o en ocasiones para algo que no tuviera muchos pies ni cabeza, caso de su investigación y posterior libro sobre Jesús y Cachemira. Conectado como nadie con la “crem de la crem” del mundo del misterio y los OVNIS a nivel mundial, podía darse el lujo de llevar al staff de su revista a los mejores, o, por lo menos los más conocidos personajes del momento. Ninguna revista española ha podido superar, tan siquiera igualar, aquel staff de “Mundo Desconocido”.

Puedo asegurar, aunque sin entrar en detalles, ya que me lo contó en privado en una invernal cena en la calle Urgell, que en algún momento, y haciendo gala de su profesionalidad, independencia informativa y que no se bajaba los pantalones -como algún otro sí que hizo intentando imitarlo tras su muerte- se había plantado ante ciertos directivos de Catalunya Radio, que le prohibían tocar algún tema o llevar a ciertos invitados. Aquello demostraba a quienes lo conocíamos, que Andreas trabajaba por algo más que sólo el dinero. Lo hacía, además, por convicción y con una dignidad e integridad que sólo quiénes le conocimos sabemos.

Aunque no sería propio de mi hacer un panegírico al hablar y recordar a Andreas, ya que, también tenía, al menos para mi gusto, sus sombras. Su hermetismo, cierto sentido conspiranoide, y su afán de trabajar sin compartir sus cosas lo comprobé, por ejemplo, tras un debate en su nocturno programa radiofónico sobre cátaros y similares -se puede descargar en internet-, siendo los invitados el gran periodista Pep Miralles, el “misterioso”-hace tres meses que lo de “misterioso” se convirtió, casi por casualidad al pedirme un “hijo secreto” suyo al que no conocía una reunión, en algo muy desagradable- Agustí Andreu, y yo.

Al salir de los estudios en la Diagonal marchamos todos a tomar algo, si por casualidad encontrábamos un bar abierto a esas horas de la madrugada. Reunidos los cuatro en una mesa, se decidió investigar, cada cual por su cuenta, aunque de forma colegiada, algo sobre el famoso PUFO, ya que se trataba de un pufo mundialmente famoso por algunos best seller de escasa calidad, de Rennes-le-Chateau.

Cada uno investigó lo que pudo. Pep Miralles logrando unos muy importantes -y ahora desconocidos para casi todos- datos en tierras italianas; yo siguiendo las relativamente recientes huellas de ciertos personaje alemán que consta en la Wikipedia como “muerto por suicidio ritual”;  el visceral Agustí Andreu con sus fantasiosas elucubraciones sobre el Grial, y, Andreas apenas aportó nada. Desconozco si por desinterés o simplemente por no compartir.

En otra ocasión, habiendo fallecido nuestro común amigo Marius Lleget, uno de los fundadores de Karma 7, compañero de redacción bastante tiempo, llamé a Andreas para comunicarle el óbito. Tras sonar el políglota contestador se puso y le notifiqué el fallecimiento, añadiendo que lo enterraban al día siguiente en el cementerio de Cerdanyola. Se mostró sinceramente entristecido, y sin duda lo estaba, pues se conocían desde hacía años y había buena relación entre ambos.  Le sugerí pasar a buscarlo con mi coche por su domicilio en la calle Lepanto (guardo todavía todos sus datos en mi listín) y subir ambos juntos, a lo que accedió. Quedamos en una hora concreta. Pasé a recogerlo y se excusó, diciendo que tenía cierta labor importante y que, en cosa de hora y media subiría él solo con su automóvil al cementerio. Nunca apareció por allí. Desconozco la razón, ya que no era de dar muchas explicaciones.

Contadas estas breves anécdotas—otras me la guardo— para demostrar que todo ser humano tiene sus luces y sus sombras, por pequeñas que sean, Andreas fue, como he dicho al principio, y siempre hablando a nivel personal, el MEJOR investigador que hemos tenido en estos temas a nivel de España. Y, ni antes, ni ahora, nadie le puede hacer sombra ni igualar.

Tras su muerte corrieron ríos de tinta. Pero recuerdo dos anécdotas poco agradables sobre el óbito y que me tocaron directamente. La primera fue un pseudo editor y pseudo investigador que se autodefinió como su “biógrafo oficial”. Acudió a mi despacho de entonces para hacerme preguntas sobre la muerte de Andreas, aduciendo que él “lo conocía mucho”. Cuando me lo describió como persona me quedé perplejo y le pregunté cuántas veces había estado con Andreas. Quizá puse cara de Atila con mal de muelas ante aquel sujeto, ya que, se limitó a decir entrecortado que, “sólo había hablado una vez con él, al llamarle por teléfono a Catalunya Radio”.

Si fuera creyente, que no es mi caso, diría que Dios no me concedió la virtud de la paciencia. Como no lo soy simplemente diré que gasto mala leche, y lo agarré del brazo y lo conduje a la puerta, despidiéndole con un empujón. Era alguien -hubo más casos, incluso en algunos homenajes- que sin duda pensaba hacer algún dinerillo a costa de Andreas.

El segundo caso fue otro “investigador” que vino a verme y se puso a preguntarme, muy educadamente, cosas sobre Andreas; aunque cosas íntimas sobre su enfermedad, que a nadie importaban. Le pedí con la misma educación que saliera del despacho.

No hablaré sobre ciertos “homenajes” que se hicieron tras su muerte. Estoy convencido que a Andreas no le hubieran gustado en absoluto.

Cuando años más tarde se reeditó uno de sus libros por parte de unos editores que también lo fueron míos (Editorial Índigo) se celebró un acto cara al público muy cerca de la adinerada calle Tuset, donde participamos Luis José Grífol, Pepe Rodríguez, Josep Guijarro y quien esto escribe, además de su hijo Sergi .

Guardo las fotos del acto, que mandé junto a una pequeña crónica, para que quedara constancia y se publicara en la revista “Más Allá” dirigida por entonces por mi amigo Javier Sierra. A la salida sucedieron algunas cosas “extrañas”, de esas que tanto gustaban a Andreas, y que la mayoría tan siquiera percibió.

Sin duda fueron las secuelas de la para muchos misteriosa muerte del gran Andreas Fáber Kaíser; el mejor investigador que ha tenido nuestro mundillo, con su carácter reservado, cuando no hermético, sus buenas relaciones profesionales y su valentía para abordar temas que otros, por falta de bemoles, prefieren obviar.

Miguel G. Aracil

 

LA CIMA DEL CONOCIMIENTO

Reconozco que lloré cuando supe del fallecimiento de Andreas Faber-Kaiser, a pesar de que jamás lo conocí personalmente.

En 1994, cuando abandonó este mundo, servidor contaba con 17 años de edad.

Nunca he sido demasiado mitómano, pero hay dos personajes a los que profeso auténtica devoción: a Faber-Kaiser y a JJ Benítez. La primera vez que me presentaron a Benítez me  quedé sin palabras. No dije nada. Seguro que debió pensar que era un poco idiota.

Con Andreas jamás crucé palabra, eso que mantenía una buena relación con algunos de los miembros del grupo AFK, jóvenes seguidores de Andreas que seguían su línea de investigación. Ellos nos enviaban al investigador coruñés José Lesta y a mí cintas de cassette grabadas con programas de «Sintonía Alfa», el espacio radiofónico que Andreas presentaba y dirigía en Catalunya Radio.

Me familiaricé con el idioma catalán gracias a las cintas de «Sintonía Alfa» que escuchaba una y otra vez. Casi me las sabía de memoria.

El programa era diferente a todo lo que había escuchado antes. Llevaba a invitados increíbles y tocaba asuntos de investigación enormemente polémicos y peligrosos, que nadie más que Andreas era capaz de investigar y divulgar. Y siempre con un afán por la búsqueda de la verdad sin dogmas. Cayera quién cayera. Con un par…

«Sintonía Alfa» era sobrio, como Andreas, sin ningún objetivo por llamar la atención o tratar temas comerciales para atraer oyentes. Era un programa que destilaba verdad, y precisamente por eso tenía una multitud de fieles seguidores.

Por supuesto, no tardé en hacerme con cuántos números pude de «Mundo Desconocido», una revista de misterio que fundó y dirigió Andreas en 1976 y que lamentablemente dejó de editarse en 1982. Fueron unos años pletóricos, porque la revista ofrecía una visión internacional. En una época en la que nadie siquiera imaginaba lo que muchos años después sería internet, en «Mundo Desconocido» escribían los más importantes investigadores y divulgadores del planeta.

En cuanto a sus libros, los devoraba. Recuerdo especialmente el impacto que me causó «Pacto de Silencio». Su lectura me llevó a desconfiar absolutamente de las autoridades, sean académicas, políticas, económicas… y a encarar con espíritu muy crítico las informaciones que se publican en los grandes medios de comunicación.

En definitiva, Andreas cambió mi forma de contemplar no solo el mundo del misterio, sino el mundo en general. Lo que soy se lo debo a Andreas, aunque, como ya he confesado, jamás lo conocí personalmente.

A veces, cuando lo estoy pasando mal, pienso en él, en su empuje frente a todas las dificultades a las que tuvo que hacer frente a lo largo de su vida, y eso me anima a continuar. También su absoluta libertad, independencia y afán por la búsqueda de la verdad y el conocimiento, son para mí fuente de inspiración.

Soy mucho más cobarde y menos arriesgado que Andreas, por eso la obra que nos ha legado es para mí la cima de una montaña que miro desde la base con absoluta admiración, siendo plenamente consciente que nunca alcanzaré la cima, que solo coronan unos escasos elegidos que deciden arriesgarlo todo por encontrar la verdad.

Miguel Pedrero

 

ASESINATO

Han transcurrido 30 años desde el asesinato de ANDREAS FABER KAISER. Y digo bien: asesinato. Andreas me honró con su amistad. Compartí con él algunas investigaciones. Una de ellas le condujo a la muerte. Faber Kaiser descubrió que no fue el aceite de colza lo que terminó con las vidas de más de dos mil españoles. Fue una partida de tomates, previamente envenenados, lo que segó aquellas vidas. Los tomates llegaron a la base de Torrejón en un avión militar norteamericano. Desde allí serían distribuidos por la Comunidad de Madrid. El doctor Muro y sus ayudantes serían los primeros en descubrirlo y así se lo comunicaron a Faber Kaiser. Todos ellos murieron al poco. Muro y sus ayudantes de cáncer, y Faber Kaiser de SIDA.

Personalmente opino que el cáncer y el SIDA les fue inoculado.

Cuando los norteamericanos comprobaron los efectos de los tomates envenenados la guerra bacteriológica fue llevada a la guerra de Afganistán, contra los rusos. Faber Kaiser fue otra víctima de los malditos militares.

                J. J. Benítez

Australia. 14 de marzo 2024

 

EL LEGADO

Como responsable de una editorial especializada en recuperar clásicos de la literatura ufológica y forteana, he tenido el privilegio de adentrarme a fondo en la obra y en el universo de diversos autores a los que admiraba enormemente.

Revisar sus textos, traducirlos o contactar con los propios autores o con sus familiares han sido tareas fascinantes, que me han hecho sentirme muy, muy afortunado.

Pero debo confesar que, sin duda, el autor que más ilusión me ha hecho traer de vuelta ha sido Andreas Faber-Kaiser. Y lo fue por partida doble. Fue una gran satisfacción, casi un reto personal, ser partícipe de materializar en los estantes de las librerías obras como “El muñeco humano”, “Pacto de silencio” o “Sobre el secreto” pero es que, en paralelo, puedo dar fe que ninguno de nuestros proyectos de reedición ha sido recibido con tanto entusiasmo tanto en España como en América Latina. 

Todavía recuerdo cuando, tras no pocos avatares, pude conocer a Sergi, su hijo, y garante en gran medida del legado Faber Kaiser, exponerle cuales eran nuestros planes y ponernos de acuerdo para recuperar su obra. Puedo asegurar que, en todo momento, Sergi quiso estar seguro y cerciorarse de que nuestras intenciones y nuestras capacidades estaban a la altura de la figura y la obra de su padre. Somos una editorial pequeña, pero a entusiasmo y cariño nadie nos gana y esperamos haberlo logrado.

Han pasado muchos años desde que tristemente Andreas Faber Kaiser nos dejó, pero sus programas de radio se siguen escuchando, sus revistas siguen en circulación en el mercado de segunda mano y sus libros se siguen leyendo. El espíritu rebelde, contestario y disidente de Andreas Faber-Kaiser sigue vivo, y es un enorme orgullo haber podido contribuir a ello.

Pablo Vergel

 

CARTA POSTUMA A AFK

Estimado Andreas,

Recuerdo que uno de los primeros libros sobre enigmas que cayó en mis manos cuando era joven se titulaba “¿Sacerdotes o cosmonautas?”, una obra encuadrada dentro de la mítica colección “Otros Mundos” de la editorial Plaza & Janés. En dicho libro se abordaba una atrevida hipótesis según la cual los antiguos dioses de la humanidad eran realmente cosmonautas llegados desde el espacio.

Fue el primero de tus trabajos que leí, el cual tuvo una fuerte influencia en mí durante aquellos primeros años estudiando el tema OVNI.

A la lectura de aquel mítico trabajo le siguieron otras como “Las nubes del engaño” y “Fuera de control”, libros dedicados a los OVNIs de la antigüedad y la “era moderna” respectivamente, o “El muñeco humano”, en el que su subtítulo (“nos fabricaron para utilizarnos”) me impactó desde el primer momento, adelantándome las atrevidas hipótesis que desarrollabas en el mismo. Otro de aquellos trabajos y uno de los que más ilusión me hace conservar en mi biblioteca es “OVNIS: el archivo de la CIA”, compuesto por los volúmenes “Documentación y memorandos” e “Informes de avistamientos”, donde por primera vez acercaste al lector hispano multitud de documentos oficiales de Estados Unidos traducidos al español. Recuerdo todas estas obras con cariño, ya que de una manera u otra ampliaban mis puntos de vista sobre el fenómeno OVNI, especialmente sobre su relación con el pasado y los pensamientos enmarcados dentro de la llamada astroarqueología.

Aunque nunca te conocí en persona, era fácil ver la pasión y claridad que siempre ponías en cada uno de tus textos y en la defensa de todas tus hipótesis, las cuales presentabas respaldadas por numerosa documentación y referencias bibliográficas, mostrando a las nuevas generaciones de investigadores de lo “insólito” un camino a seguir. Te expresabas además con elegancia y respeto por las opiniones ajenas, algo de lo que no todos los investigadores de este mundillo pueden presumir.

Con el tiempo, aquellas asombrosas y atrayentes ideas de visitantes extraterrestres presentes entre nosotros desde hace milenios, tal como tú las defendías, fueron abandonadas por gran parte de los ufólogos. Creo que te sorprenderías al ver que, durante las últimas décadas, una buena parte de los investigadores han dado finalmente carpetazo a la hipótesis extraterrestre para abrazar otras explicaciones como solución al fenómeno OVNI que tanto te apasionó. Las explicaciones psicosociales e hipótesis paraufológicas han ganado peso entre la mayoría de nosotros, y la fama de los antiguos dioses astronautas que continúan visitándonos parece ser parte del pasado.

A pesar de lo anterior, las aportaciones hechas por investigadores como tú permanecen latentes entre nosotros. Ahora más que nunca, debemos recordar a los pioneros que encendieron nuestra llama por la búsqueda de lo desconocido y de alguna forma impulsaron a las nuevas generaciones a continuar avanzando en el entendimiento de los enigmas que tanto nos apasionan. Aunque al final resultara que no había nada paranormal o inexplicable detrás de todo esto, las ilusiones y momentos inolvidables del camino recorrido se lo debemos en gran parte a gente como tú, y esto es algo que recordaremos siempre. Gracias por todo,

Víctor Martínez

https://www.informeovni.net/

 

CONSPIRACIONES, CAFÉ Y SINCRONIZIDADES

Lo que recuerdo de Andreas es que me vino a visitar cuando me estaba quedando en mi hotel favorito. Años antes le había enviado mi primer libro (“Mundos Paralelos”) que en cierta forma había sido uno de los últimos compendios del realismo fantastico, del cual Faber Káiser era y seguirá siendo no solo un indiscutido baluarte, sino una vida imbuida en ello.

Ramblas barcelonesas. Eran finales de la década del ochenta (1988,) y aunque estaba ahí para reunirme con la temible super agente literaria Carmen Balcells, aproveche para finalmente conocerlo ya que mi unía la amistad con la agente de Faber Káiser, Ute Korner de Moya. Eran días cercanos a Navidad, y en la sala desayunos había un gran árbol iluminado, pero con la punta tan curvada que causaba a risa a todo el que entraba. Ahí llego el valiente autor de “Pacto de Silencio”, y no tardamos en recordar a Alejandro Vignati, su compinche de aventuras editoriales, con el que había fundado “Mundo Desconocido”.

Sin duda tocamos muchos temas, entre ellos la desclasificación, y su visión de publicar por primera vez en castellano los documentos de la CIA. Ahí Faber me confesó que tenía vínculos e informantes de la inteligencia británica, como así que un submarino había estado proyectando imágenes de la Virgen María en la costanera de la Habana.

Recuerdo que se veía y sentía nervioso en ese entonces, y que conversamos largamente sobre el realismo fantástico, olvidándonos del café y de las medialunas. Quedamos que me invitaba a seguirla en el programa de radio en catalán que tenía en ese entonces. Lo volví a llamar cuando salía del Zoo barcelonés donde había conocido a un par de sufrientes delfines. Aunque pareciera un poco excéntrico hasta le pregunte si quería ayudarme a rescatar a esos delfines y llevarlos hasta la costa de Sitges una de esas noches. Viviendo en ese entonces en California yo estaba en mis campañas para proteger y salvar a cetáceos. Incluso había hecho un documental sobre el “derecho de los delfines”, etc.

Andreas declino aquello, como así la entrevista que había ofrecido. No sé si porque había tardado en confirmarlo o me percibía más chalado que él mismo. Años después me entere de su padecimiento, y realmente me entristeció, empujándome a preguntarle a Ute que opinaba. Como los agentes literarios, siempre realistas, aunque representaran a imagineros o conspiracionistas de esa generación, me dijo “pero si vivía parte en Ibiza y en los veranos del destape, y no era gay en absoluto, así que…”.

Igualmente me quedé con las dudas, y decidí revisar el asunto de la colza. Al mismo tiempo un amigo puertorriqueño me había puesto en contacto con su padre (Tony Díaz), el jefe de relaciones públicas de la Base Aérea norteamericana de Torrejón. Obviamente negó todo lo de aquella contaminación. Extrañamente años después coincidió que, visitando a su hijo en Florida, su padre también estaba quedándose con él, recién llegado de Madrid. Ahí se enteró que yo había comenzado a desarrollar un documental sobre aquel incidente. Se suponía que nos íbamos a encontrar, y llamarlo para confirmarle cuando yo estaba visitando los Universal Studios. El militar se excusó de que no sería factible.

Después de colgar me dirigí a la salida del parque de atracciones, cuando un gordillo de corte de pelo militar se plantó enfrente mío con una gran cámara fotográfica, un modelo que nunca había visto. Tenía un lente de varios centímetros, del cual se desconocía en esos tiempos, donde uno de mis trabajos era la cinematografía. El sujeto me fotografió, giro y salió casi corriendo. Otras cosas sucedieron, pero no este es el tema, sino que me confirmo la intuición de que había algo raro en la pronta desaparición del querido Faber.

También coincidiríamos en el simposio homenaje que se dio en Barcelona, y comprobaría que Andreas había trascendido el realismo fantástico y entrado en la investigación periodística profunda, arriesgada y fatalista. Línea de azar y de coraje, filos de las navajas, en la que todos nosotros hemos caminado y seguimos transitando. En estos tiempos, cuando más que nunca necesitaríamos su presencia, al menos sus libros y artículos siguen perdurando y echan candela a los resolvedores de misterios y ocultamientos.

Cuando llegue y baje a Tayos después de similares tortuosidades que Káiser había trajinado al tratar de llegar a las cavernas y su sarta de obstáculos, lo pensé, te pensé. Aquí también cumplo lo que quisisteis, y los que siempre clamamos Morituri. Aquí estoy. Tú estás. Vivos a pesar de todo. Te recuerdo. Salut.

Alex Chionetti

 

T´ESTIMEN ANDREU

Tuve el gran privilegio de conocer a Andreas a finales de los años 70, me lo presentó un amigo común, Pep Miralles (periodista) en la Sala Abraxas de Barcelona donde yo organizaba unas “Charlas Oculturales”, y allí, junto con Marius Lleget, José Maria Casas-Huguet,

Antonio Ribera, Carole Ramis, etc. fuimos teniendo encuentros puntuales, hasta que el día 2 de agosto de 1988, día de “la Virgen de los Ángeles” (porque así tenía que ser…), se inició una etapa emocionante y profunda en nuestra amistad con la emisión del programa radiofónico en Catalunya Radio: “¿Què volen aquesta gent?” “Sintonía Alfa” y “Arxiu Secret”.

Lo que viene después todos lo sabemos…

Andreas, Gran persona, Gran amigo, Gran profesional, víctima del Sistema Mundial que rige TODO lo que se ve y lo que no se ve…

¡T´ESTIMEM ANDREU! SALUT!

Carmen Domenech

 

HOLA ANDREAS

Ésta, más que una carta, es la continuación de esa conversación que seguimos manteniendo desde hace tantos años, tantos que ya no recuerdo el número, tampoco importa, porque nos conocíamos “desde siempre” y aunque tardamos un poco en encontrarnos, nos reconocimos enseguida, lo hablamos en más de una ocasión, seguro que lo recuerdas, y fuimos amigos sin tenerlo que decidir, amigos de esos que conocen los defectos del otro y sin embargo se aprecian.

Cada vez que veo o escucho alguna emisión donde alguien presenta como nuevo algún tema que tu ya trataste en Mundo Desconocido, en alguno de tus programas de radio o en alguno de tus libros, revivo aquellos momentos de complicidad que compartimos tantas veces, mirándonos mientras sonreíamos ante el impostor pensando: “Mira cómo despliega la cola el pavo real sin percatarse de que lo hace en presencia del origen mismo de la noticia que dice suya”. Porque tu, Andreas, fuiste fuente de información e inspiración para muchos, y lo sigues siendo. Todavía hoy compruebo, son fácilmente reconocibles, que hay quienes repasan ávidamente las páginas de Mundo Desconocido o de alguno de tus libros buscando temas con los que rellenar alguna publicación o algún programa de radio o televisión. Y no es mala cosa ir a las fuentes, se ha hecho siempre y se hará, pero quizá no sea tan bueno hacerlo sin reconocer y mencionar justamente a quien está en el origen de esas fuentes. En fin, a quién no le ha pasado algo parecido.

Ambos compartimos una actitud, la necesidad imperiosa de estar en los sitios donde se producen los hechos con el convencimiento de que es la única manera válida de saber de qué se está hablando. Por poner algún ejemplo, si hay que ir a Cachemira para investigar sobre una posible tumba de Jesucristo o a Nan Madol, en medio del océano para tratar de hallar respuestas que nadie encontró antes, pues se va ¡ésa es la actitud! Después ya vendrán los que aprovechen esas informaciones porque, al fin y al cabo, para eso lo hacemos, para darlas a conocer y que otros nos ayuden a difundirlas, eso sí, citando siempre las fuentes.

Finalmente, me tocó transmitir esa noticia que nadie querría dar, lo cita J. J. Benítez en su libro Mágica Fe: “Un lunes, a eso de las nueve de la noche, Enrique Marín me anunciaba el “hasta luego” del amigo.

Pero yo sigo hablando contigo, porque nadie desaparece realmente mientras haya alguien que pronuncie su nombre y le recuerde. Andreas Faber-Kaiser es importante en la vida de muchas personas, de los amigos, por supuesto, pero también de los que insistimos en buscar lo más oculto y explicar lo inexplicable.

Sigo yendo a los sitios donde acontecen los hechos, amigo y sigo sintiendo que vienes conmigo, como tantas otras veces lo hiciste.

Recibe como siempre, un fuerte abrazo.

Enrique Marín

5 de Marzo de 2024

SIEMPRE FUISTE, Y SIGUES SIENDO, VITAMINA

Admirado Andreas:

El objetivo de esta carta póstuma no es el de contarte como guardo cual tesoro la colección completa de Mundo Desconocido, ni lo que me costó, años ha, conseguir las ediciones originales de casi toda tu bibliografía a un precio medianamente asequible para la austera economía de un estudiante universitario. Lo que pretendo es, simplemente, darte las gracias. Porque sin haberte conocido, tu legado, y sobre todo aquello que me han transmitido los que bien te conocieron, me han ayudado más de lo que crees. Bien saben los que me conocen que soy bastante pudoroso, y no soy muy amigo del nudismo emocional, mostrando ciertas facetas que no me gusta exhibir. Pero contigo voy a hacer una excepción. Te lo debo, o así lo creo. Así que vamos allá…

El que yo considero el número 1 de la investigación de anomalías es Manuel Carballal, y él, a su vez, considera que ese honor te corresponde a ti. De aquello me enteré hace algo más de tres lustros. Y eso, como comprenderás, abrió de par en par mi curiosidad periodística hasta límites insospechados. De modo que empecé a indagar en tu obra, tus hazañas y todo cuanto rodeaba a tu figura, incluyendo la oscura sombra que dejó tras de si tu polémico fallecimiento. De manera que en julio de 2008, como colofón a la tercera temporada de mi humilde programa radiofónico La Sombra del Espejo, decidí dedicarte un homenaje en el que participó tu hijo Sergi. Me costó convencerle, ¿eh? Pelín desconfiado te salió el vástago. Un tipo inteligente, sin duda.

¿Y la de pesadillas que tuve documentando aquel homenaje? Sobre todo con la dichosa trama del aceite de colza. Creía, inocente de mí (es lo que tienen los 25 de mi generación millennial), que dar pábulo a toda esta compleja trama (fatales conspiraciones mediante) podría salirme caro. Todo lo que concernió a tu figura, y sobre todo a tu final, me obsesionó. Es momento de reconocerlo. Además, mientras preparaba dicho programa, me topé con una póstuma misiva dirigida a ti, firmada por Carballal y publicada en el extinto boletín Atlantis. Entonces flipé, ya del todo. Es la mejor radiografía sobre la figura de una persona que he leído jamás. Está incluida en este dossier especial de EOC. Así que no me lo pensé y decidí narrarla para aquel programa especial dedicado a ti. Lo confieso ahora por primera vez: no fue nada fácil. Tuve que parar la grabación en varias ocasiones porque la voz se me quebraba a cada dos por tres. Tardé varias horas en tenerla terminada. Si me hubieras visto (quizá lo hiciste), te habrías divertido lo tuyo con la situación. Pero la dichosa carta no quedó ahí. Sigo para bingo con las confesiones…

Y es que cada vez que he tenido un momento jodido, y no solo relacionado con este mundo del misterio que tantos quebraderos de cabeza nos regala en ocasiones, he recurrido a ella. Es vitamina pura. ¿Sabes la de veces que he estado a punto de abandonar el barco, en un sentido u otro, y que gracias a aquel texto he decidido continuar la senda? Porque tu bondad, generosidad, entereza, valentía, integridad, rectitud, honradez, coraje, audacia, honestidad… eran, siguen siendo, un ejemplo a seguir para mí. Sobre todo cuando llegaban las dudas de más, las puñaladas, las traiciones, los intentos de descrédito, aquella vez que intentaron boicotearme un libro benéfico o aquella otra en la que el megalodón (con todo su séquito) trató de acabar con el pez pequeño simple y llanamente por tratar de aportar luz y contar la puñetera verdad, esa que tú perseguiste, dice tu amigo Juanjo, hasta las últimas consecuencias.

Porque fuiste un ejemplo de demasiadas cosas, Andreas. Habrá quien lea esto y le parezca exagerado debido a que ni siquiera te traté. Pero en casos excepcionales no creo que sea necesario. Y el tuyo, sin duda, lo es. De hecho, no sabes lo que me cabrea el no haber podido estrechar tu mano. Me consuela, aunque no demasiado, el hecho de que cuando partiste a la otra orilla el naranjito que te escribe no había cumplido ni la docena. No te casabas con nadie, yendo por libre la mayoría de las veces contra viento y marea, dijesen lo que dijesen. Y es que también aprendí bastante de tu ejemplo de investigar en soledad, no solo para ciertas lides relacionadas con el trabajo de campo en esto de lo insólito, sino para otras más cercanas a la vida ordinaria. Puesto que para estar bien con los demás, antes ha de estarlo uno consigo mismo. Y eso curte lo suyo, ¿verdad? Te blinda más que una mandaloriana armadura de Beskar.

Para mí solo hubo dos personas que, hasta la fecha, hayan sido un ejemplo de todo lo aquí expuesto y más: una fue Olivia, mi difunta pareja, y la otra fuiste tú. Ya, ya sé que sobre ti solo tengo tu legado y las referencias que nos han ido llegando en estas últimas tres décadas. Pero así lo siento. De hecho, sospecho que ella te habría caído francamente bien. Ahí va otro secreto: en pleno duelo, recordar tu figura ayudó bastante a superar aquel bache, pues si bien dejé atrás las curvas más cerradas y las más escarpadas sendas, aún quedan varios tramos cuesta arriba por recorrer. Permíteme que, para ello, siga recurriendo a tu semblanza. Acabo ya. Tenía cierta necesidad de contarte esto, aunque caiga finalmente en saco roto. Quién sabe si podrás o no leerlo desde donde estés. Yo quiero pensar que sí, que tanto tú como ella, así como otros tantos personajes geniales que se nos fueron para no volver, seguís ahí inspirando, iluminando, inculcando, insuflando aire; cual ángeles de la guarda o musas invisibles. De existir, han de ser sin duda personas como vosotros. Gracias, Andreas. Y a ti, Manuel, por aquella carta. Hasta pronto. Nos vemos en Magonia.

David Cuevas

7 de marzo de 2024

PARA SABER MAS SOBRE ANDREAS FABER KAISER

- Sergi Faber, hijo de Andras, construyó una página web con algunos de los mejores artículos de su padre. Es la página oficial de AFK: http://andreas.faber.cat

- En enero de 2009 la publicación El Ojo Crítico dedica su número 60 a la trayectoria de Andreas Faber Kaiser. Puede bajarse gratuitamente de Internet en  www.ojo-critico.blogspot.com y www.elojocríticozine.blogspot.com

- Un grupo de oyentes de Andreas han subido a la red varias emisiones de  Sintonía Alfa y Arxiu Secret en estas direcciones:

http://mundodesconocido.wordpress.com/
http://sintoniaalfa.googlepages.com/
http://www.misteriosenlasondas.com/Sinton%EDa%20Alfa.htm

- Y en Internet tienes varios homenajes a Andreas:

https://www.youtube.com/watch?v=R6VcgMUAMWY

https://www.youtube.com/watch?v=4eRW97VYX4I

https://www.ivoox.com/podcast-homenaje-a-memoria-andreas-faber-kaiser_sq_f11096832_1.html

https://www.rtve.es/play/audios/espacio-en-blanco/espacio-blanco-segunda-hora-100410/741706/

https://www.youtube.com/playlist?list=PLaJYR9GxPohedRYEPsnAY6-ifvClzTLtC

https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=jc82BYJr5M8

https://lacontemplacion99.blogspot.com/2017/06/tributo-andreas-faber-kaiser.html

https://www.youtube.com/watch?v=w7DZNsJUPSY

- Reediciones Anómalas ha reeditado varios libros de Andreas: “El Muñeco humano”, “Pacto de silencio” y “Sobre el secreto”.

Disponibles en su web: www.reedicionesanomalas.com