Published On: Mar, mar 17th, 2020

GRACIAS A CUARTO MILENIO: UN MUSEO PARA LA HETERODOXIA EN LA GOMERA

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Publicado en EOC nº 89/90

Sin títuloHace poco más de un año la alcaldesa del municipio gomero de Agulo, Rosa María Chinea, anunciaba en varios medios de comunicación la inminente creación de un museo temático en la localidad dedicado a la figura de los filiichristi, museo que, según apuntó, sería un proyecto en el que colaboraría el agulense escritor Daniel María. Para entonces, los Filiichristi ya habían recorrido un importante tramo del itinerario que en estos últimos años ha recuperado su memoria.

Corría el año 2013 cuando en una emisión del programa de Crónicas de San Borondón, en Canarias Radio La Autonómica, una entrevista al escritor Daniel María conseguía poner al descubierto por vez primera un archivo que veía la luz después de estar oculto durante ochenta largos años. Aquella extraña historia había sobrevivido tan sólo en la memoria de los más viejos del pueblo gomero de Agulo. Daniel María, en una investigación de corte literario sobre el poeta Pedro Bethancourt Padilla, se topó con ella y quedó fascinado. Y no era para menos, pues Pedro, juntos a sus hermanos, había creado una congregación Teosófica en los años 20 del siglo pasado en un remoto pueblo de una isla no menos aislada como La Gomera.73472671_2486176254961623_3801074687211995136_n

La experiencia de décadas y el olfato periodístico hizo que el equipo de Crónicas de San Borondón se pusiera de inmediato manos a la obra comenzando a compilar y a dar visibilidad a la información que llegaba a la redacción, en su mayor parte procedente de Daniel María. Fue así como poco a poco se recibían documentos, testimonios y alguna referencia sobre este grupo religioso de la isla de La Gomera. La historia cobró vida propia hasta el punto que Daniel María aparcó la investigación inicial sobre Pedro Bethencourt Padilla como poeta para centrarse en su faceta como Fili Christi. Una metódica y ejemplar investigación que culmina en 2016 con la publicación de la monografía ”El misterio de los filiichristi de Agulo” bajo el sello editorial Baile del Sol.

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Mientras tanto desde la redacción del programa que dirige José Gregorio González se aúnan esfuerzos para dar a conocer en la opinión pública, canaria primero y en la del resto de España después, este caso que aúna religiosidad y misticismo con mediúmnidad, masonería y grandes dosis de teosofía. Tras un seguimiento exhaustivo en Crónicas de San Borondón, artículos en prensa local y un reportaje en la revista Enigmas, el tema alcanzaría su punto más álgido cuando protagonizó uno de los reportajes del programa de la cadena televisiva Cuatro “Cuarto Milenio”. Una pieza visual que tuvo un éxito notable y fue el detonante para la puesta en marcha de este museo.

Pero, ¿Quiénes eran estos extraños personajes y qué les convierte en especiales? En esencia los Fili Christi eran un grupo de intelectuales y artistas formado por los hermanos Pedro, José y Agustín Bethancourt Padilla, quienes estarían acompañados por Pascasio Trujillo y Domingo Montesinos. También formaría parte del grupo, aunque de manera menos notable, el afamado pintor José Aguiar.

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En Agulo crearon una sociedad mística, que si bien en principio eran una congregación de corte aparentemente cristiana, con el paso de los años se hizo74908222_2463634977239756_55381133675724800_n mucho más evidente su corte masónico y teosófico, con las enseñanzas de Mario Roso de Luna ocupando un papel destacado. Aparentemente aislados en una isla en medio del Atlántico, este grupo llegó a estar en contacto con las vanguardias europeas en el campo de la Teosofía, incorporando en su corpus dogmático enseñanzas de corte masónicas y las rosacrucianas, muy en boga en esa época. Sin duda lo más llamativo fue la integración de aspectos de filosofías y religiones orientales. Tuvieron entre sus prácticas el celibato, el vegetarianismo, la meditación, la hipnosis y mediumnidad. Algunos vestían con hábito, dormían y vivían de manera austera o se enterraban en el camposanto para recoger la energía de los difuntos. Caminaban descalzos para alinearse energéticamente con la Tierra. José, uno de los hermanos, plasmó sus creencias esotéricas en varios libros, llegando a editar la primera novela masónica de España titulada “La Efigie de Cera”. Aunque a Agustín se le creyó perdido en el evocador Tíbet, realmente terminó como profesor de lenguas clásicas en el País Vasco. Resulta sobrecogedor saber que dominaba al menos siete idiomas o que viajó al Vaticano para conseguir la legalización de su congregación.

Sin duda ha sido una aventura descubrir a este grupo de La Gomera de principios del Siglo XX. Un acercamiento al pensamiento más heterodoxo de esos convulsos años. Hoy, tenemos la posibilidad de conocerlos un poco más en un museo dedicado a ellos. Museo cuya sede se encuentra dentro de la casa natal del pintor José Aguiar, un espacio en el que podemos encontrar toda la documentación que a lo largo del tiempo ha ido recopilando Daniel María, conformando una cuidadosa colección particular que hoy pueden conocer los amantes de la historia y el misterio que se acercan al municipio gomero.

Carlos Jesús Pérez Simancas

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