Published On: Mie, oct 2nd, 2013

LOS CASOS DEL COMISARIO ANTONIO VIQUEIRA (y II)

Share This
Tags

Publicado en EOC nº 41

(Primera parte en EOC nº 40)img572

LA INSPECCIÓN OCULAR:

Para el Comisario Viqueira, no existía el crimen perfecto·. Lo que existía era la imperfección en las primeras actuaciones de la policía, esto es, la inspección ocular. Sobre este tema ha escrito numerosos artículos en la Revista de la Policía, ha dado conferencias y ha sido materia de sus asignaturas en la Academia de Policía. “Los objetos hablan” así es como lo expresaba.

Otro aspecto que le ayudaba a recomponer los hechos era el interrogatorio, como hemos visto en el caso de Jarabo, en el interrogatorio se descubren pistas falsas, mentiras y la verdad, sólo hay que saber interpretar las palabras. Se citan tres ejemplos de cómo unas gestiones no llevadas a cabo habrían dejado impunes los delitos y sin castigo para sus autores, por la imperfección con que se desarrollaron. Y a la vez, cómo la sencillez y la lógica habidas a continuación llevaron a su debido término las pesquisas.

ROBO Y LESIONES:         

En una vieja casa de una céntrica calle de la capital vive una anciana dedicada, en su domicilio, a la compra-venta de ropas usadas. Su clientela es muy numerosa y de muy variada condición. Cierta mañana, entre los posibles clientes, se personan dos hombres jóvenes con la pretensión de adquirir un traje. Cuando la mujer lo está buscando, se ve, súbita e inesperadamente, agredida por ambos sujetos, que la

derriban a la vez que uno de ellos la golpea en la cabeza con una porra que llevaba. Vencida la débil resistencia de la víctima, esta es amordazada con algodón y trapos que introducen en su boca, a la vez que con un cable eléctrico le son atadas las manos y las piernas. Los atracadores huyeron con unas cuantas alhajas y algo de dinero. Descubierta la mujer por una cliente, se avisó a la policía quines se presentan enseguida, son enviados tres servicios policiales diferentes (Viqueira no los nombra ya que se dice el pecado no el pecador), para la práctica ocular e investigación del caso. La víctima tenía una grave conmoción cerebral y no recordaba nada de lo ocurrido. Su vivienda queda cerrada hasta que ella esté completamente restablecida.

Pasan varios meses. El juzgado que instruye el sumario, antes de cerrarlo, porque aún no se ha descubierto a los delincuentes, ordena una nueva investigación a la B.I.C. al mando del inspector Viqueira. Esta unidad se persona en casa de la agredida y se disponen a realizar una cuarta inspección ocular y descubren sobre unos baldosines de la habitación donde hubo el asalto, la existencia de residuos de vómito, ya secos, en los que estaba adheridos numerosos trocitos de cristales de gafas, demostrativo de que habían sido pisadas. Todos ellos fueron cuidadosamente recogidos. Una vez en el juzgado, se supo que habían sido recogidas unas gafas rotas en el sitio del robo y pertenecientes a uno de los criminales, al que se le cayeron inadvertidamente.  Una vez reconstruidas, se llevaron a un experto óptico que determinaron la graduación de los cristales. Tras largos meses de una revisión de recetas en la fábrica de dónde  provenían los cristales, se pudo hallar uno que correspondía a la misma graduación de aquellos. Averiguaron la óptica en la que se habían despachado y pudieron obtener el nombre del agresor. Se logró su captura y la de su cómplice.[1]

ROBO CON FRACTURA:

El hecho se produce en los locales de una prestigiosa empresa cinematográfica donde los ladrones se apoderaron de medio millón de pesetas. Tan pronto es descubierto, se desplazan dos unidades de la policía que practican otras tantas inspecciones sin resultado alguno, comprobando únicamente la fractura de la puerta de entrada a dicha empresa. Posteriormente se dispone que sea llevada a cabo una tercera inspección, de nuevo al mando del inspector Viqueira. El primer resultado de esta tercera inspección es el hallazgo de un desmontable de motocicleta. Observando la puerta del piso, se observó que ofrecía muy pocas garantías de seguridad por tener cerradura de las que se conoce como pestillo de resbalón, e igualmente por la holgura existente entre la hoja de la referida puerta y el marco de la misma. Se apreciaron en este unas pequeñas señales producidas por algún útil o instrumento herramental de bordes pequeños y redondos, con el que aparentaba haberse hecho una presión. Al procederse al examen de dicha cerradura, fue visto un taco minúsculo de papel blanco, incrustado en el cajetín de aquella, que impedía disimuladamente que la puerta se cerrara completamente. Extraído dicho papel, se desenrolló y se comprobó que había unas pequeñas grafías incompletas con bolígrafo azul. Se cotejó con la escritura de los empleados pero esto obtuvo resultado negativo. A pesar de ello se siguieron las averiguaciones con todos aquellos que trabajan con la empresa y se descubrió que pertenecían a un joven llamado Amado M. Q., que el mismo día del robo estuvo en el local para cobrar. Mientras esperaba estuvo distrayéndose revisando unos papeles suyos, rompiendo aquellos que no le interesaban, que dejó sobre una mesa. Durante su estancia, se presentó un desconocido para él que dijo que venía a retirar una foto suya. Amado observó que el recién llegado jugueteaba con los papeles que él había roto, algunos de los cuales se llevó al salir del local hacia la calle. Seguros los investigadores de que el autor del robo fue este joven desconocido, lograron averiguar su identidad y proceder a su captura, comprobando cómo de la motocicleta que usaba faltaba el desmontable hallado en la oficina.

FRACTURA EN COMERCIO:

Un comercio de perfumería y droguería es objeto, en la madrugada, de un robo por desconocidos que, para penetrar en él, rompen la puerta totalmente de cristal, que se fragmenta en numerosos trozos de diverso tamaño. Avisada la policía, se persona un primer equipo que realiza la inspección. Una vez finalizada, le dicen al propietario que barra los trozos y los eche a la basura, lo que seguidamente, este cumple. Más tarde se persona un segundo equipo con un dactiloscopista que requiere los trozos de cristal, el dueño le informa de que se encuentran en la basura, por orden del anterior inspector, este nuevo equipo busca los cristales en la basura y encuentra huellas dactilares de los ladrones en los cristales.

EL EXTRAÑO PARAISO DE LAS SECTAS.Carballal con el Comisario Antonio Viqueira durante una de sus sesiones de trabajo sobre la criminalidad esoterica - copia

El comisario Viqueira era uno de los principales autores de artículos sobre videntes, sectas y crímenes esotéricos publicados en las revistas de la Policía, Guardia Civil e Interpol. Para Viqueira, las investigaciones policiales relacionadas con el esoterismo y lo paranormal están llamadas a alcanzar un gran protagonismo. “Esta situación me recuerda – declara a MAS ALLÁ DE LA CIENCIA – lo que ocurría hace treinta años con los crímenes sexuales. Al principio, nadie les hacía caso, pero luego tuvimos que formar una brigada especial. Y yo creo que con el tiempo habrá que crear una brigada especializada en delitos y sucesos esotéricos”. El comisario Viqueira era consciente de la absoluta falta de medios y la total descoordinación que sufren los agentes de policía españoles que han tenido que enfrentarse al mundo del misterio alguna vez. En muchas ocasiones, los inspectores y comisarios han solicitado la cooperación de “Más allá de la ciencia” en casos de sectas, videntes y exorcismos, cultos satánicos, curanderos y demás aspectos de lo paranormal. Y parece obvio deducir que si recurren a analistas civiles es porque los investigadores policiales carecen de la formación “paranormal” idónea para enfrentarse a este tipo de sucesos. A causa de esta falta de información y preparación en un terreno especialmente escurridizo, algunos agentes han sido víctimas de sus propias actuaciones oficiales en torno al mundo del misterio. Además, la falta de jurisprudencia y las triquiñuelas legales se vuelven con frecuencia contra los propios policías. Gracias a varios artículos publicados en diferentes números de la revista de la Policía, hemos podido averiguar que al comisario Viqueira le inquietaban mucho los casos sobre sectas. En lo que sigue, daremos unas breves pinceladas que dejan bastante claro cuáles son las características y, sobre todo, las intenciones de las sectas o los grupos pseudo-religiosos.  Después ilustraremos estas breves pinceladas con algunos casos reales investigados por el propio comisario Viqueira.

LAS SECTAS DESTRUCTIVAS: CARACTERISTICAS.

Las sectas destructivas poseen una planificada técnica de captación de las personas. Hasta la configuración total del adepto siguen unos pasos claves: atracción, seducción, captación emotivo-afectiva, y condicionamiento conductual bajo persuasión coercitiva, más comúnmente llamada control mental o lavado de cerebro. Uno de los primeros objetivos de la secta es aislar a la persona de la sociedad, conseguir imponerle la idea de que el mundo entero es su más grande enemigo. En consecuencia, todo aquello en lo que se apoya nuestra vida diaria se convierte en algo corrupto y contaminante, que acecha como amenaza omnipresente. Esta amenaza crea angustia en la persona que la empuja a refugiarse en esa isla que es la secta. Una vez conseguida la captación del sujeto, la secta inicia el adoctrinamiento y va transformando sus sentimientos, su espiritualidad y, en definitiva, su vida.

Los anteriores arquetipos de la personalidad del sujeto van siendo suprimidos o sustituidos para lograr el más idóneo condicionamiento y la predeterminación de su conducta. Todo ello se opera gracias al debilitamiento de su raciocinio, su voluntad, su autonomía y sus capacidades cognitivas. De otra parte, el estado físico de los adeptos es precario, debido principalmente a la falta de sueño, a la alimentación incompleta y al agotamiento psíquico y físico resultante de sus actividades y prácticas cotidianas. Con la introducción en la dinámica sectaria, el estado psíquico del adepto se va transformando, afectando a muchas áreas de su vida. Le pueden sobrevenir problemas de tipo paranoide, de infantilización, de transformación de identidad, de pérdida de facultades cognitivas, etc. Cuando la permanencia en la secta es considerable, el sujeto puede padecer el denominado trastorno disociativo atípico, lo que conllevará graves alteraciones de la conciencia e identidad. La secta mantiene su estructura bajo el dogmatismo implantado por el gurú. Este construye su divinidad alrededor de una doctrina generalmente salpicada de temas cargados de ambigüedad, pertenecientes al mundo de lo no comparable y, por tanto, de fácil manipulación. En virtud de esta divinidad, el gurú explota a sus adeptos de múltiples formas para conseguir acercar hacia sí la mayor cantidad de poder y de medios terrenales posibles, con el fin de dar a éstos la aplicación divina que, según él, les corresponde.  Es necesario señalar que la dependencia psíquica del adepto respecto de su gurú, convierte a aquél en simple ejecutor de las órdenes de pensar y actuar recibidas de la enfermiza mente de su manipulador.

En la actualidad los poderes públicos todavía no han asumido como propia la problemática sectaria. Amparándose en la libertad religiosa y transgrediendo leyes fiscales, laborales y de otras índoles, las sectas desarrollan impunemente su labor. En los terrenos de la medicina y la psicología llevan a cabo un intrusismo profesional que no ocultan sino que, más bien, pregonan. Nuestra sociedad sigue siendo una buena candidata a soportar la expansión de las sectas, como antes sucedió con las drogas, dado el clima general de crisis que se mantiene y que favorece la vulnerabilidad humana. En estos momentos las principales sectas poseen sedes en la mayor parte de Europa y América. Mientras las asociaciones de defensa de los derechos y libertades de los afectados luchan por desenmascarar las sectas y dar a conocer su realidad interna, la mayoría de los medios de comunicación siguen siendo colaboradores de la propagación de las mismas, al informar sobre lo aparente y no sobre lo real. Al intentar comparar la parte marginal de los mundos de las sectas y las drogas, centrándonos sobre todo en la delincuencia y en la prostitución, distinguimos una doble actividad: la de los señores que manipulan y reciben las ganancias, y la de los peones empujados a esas faenas por la dependencia contraída. Existe un paralelismo entre las dependencias psicosociales del toxicómano y del sectario. Además, en ambos casos se da la inconsciencia de ese vínculo dependiente: tanto el sectario como el drogodependiente niegan la atadura que les atenaza. En buen número de casos existen trastornos psicológicos previos a la vinculación con la droga o las sectas. Esta vinculación suele tener su origen en diversas crisis de juventud, y su término (si se produce) responde al surgimiento de una nueva crisis o contrariedad. Un doble planteamiento dualista establece una similitud entre el toxicómano y el sectario a la hora de reiterar la conducta de suministrarse droga o de reafirmar la confianza en el gurú. El planteamiento alternativo que ambos han de resolver es: droga o síndrome de abstinencia  (físico o psíquico) y salvación o perdición satánica. En ambos casos hay una postura fácil, conocida y placentera, que deshace el dilema e impone la actuación consecuente: seguir con la droga o en la secta.img767

Según el comisario Viqueira, el creciente y extendido consumo y tráfico de drogas es una preocupación internacional, causante de miles de muertes ocasionadas, unas veces, por su destructora acción sobre quienes las ungieren o inyectan y otra, entre los que comercian con ellas en sus ajustes de cuentas, son también poderoso estímulo para la comisión de delitos y fácil estratagema de sus autores para delinquir bajo supuesto estado toxicómano como justificación de sus actos. Pero la peligrosidad del mismo no es menor a la perniciosa acción ejercida por otros medios que causan, asimismo, graves estragos y daños psíquicos (sin excluir el consumo de aquéllas) entre los jóvenes: la de sectas y grupos seudo-religiosos encubiertos con el denominador común de prácticas esotéricas; cultos de religiones primitivas y exóticas, etc. En España, no ya al amparo de la ley de libertad religiosa, sino al margen de ella, proliferan muchas valiéndose de diferentes procedimientos para su actividad proselitista. Su importancia y valoración criminológica se conoce, una vez más, por medio de la técnica de investigación criminal, pues a través de la misma se descubren delitos y se esclarecen los móviles que quedarían en muchos casos ignorados de no saber la dependencia que guardan  con la actuación de las sectas, merced a cuya actividad más de 150.000 jóvenes fueron atraídos por ellas en España y sometidos a sus doctrinas y ritos.

No pretendemos hacer aquí su historia, ni el análisis de sus teorías y fundamentos religiosos, sino su directa influencia en delitos concretos y claramente definidos en su aspecto penal que, en diversas naciones europeas y norteamericanas, determinaron la adopción de medidas legales y la intervención de la Policía ante el carácter de la ilegalidad que revestían aquéllas. Aparecen incluidos en su haber delictivo los cometidos contra la vida humana (homicidios, inducción al suicidio, crímenes rituales), facilitamiento de la prostitución, corrupción de menores, actos sacrílegos, magia negra, profanación de cadáveres y sepulturas e, incluso, algún caso de canibalismo, etc. Viqueira no hace referencia a todas las sectas existentes. Sólo menciona una minoría de las que ya existen en España y otras naciones dieron testimonio real de su labor destructora y antisocial. En Francia se contabilizaron más de 120 y en los Estados Unidos alcanzaban la cifra de 3.000, a las cuales han de sumarse una elevada cantidad de las mismas en países de América del Sur y Central, muchas de las cuales encubren actividades políticas y tráficos de sospechosa legalidad.

MISIÓN DE LA LUZ DIVINA:

Esta secta da señales de vida en España a partir de 1.973. Nada más llegar a Madrid, sus partidarios alquilaron un local para instalar un ashram en la calle Arturo Soria, donde celebrar sus prácticas y ritos. Era adorado en esas fechas como su dios gurú Maharaj Ji (Marajachi), de dieciséis años. El yoga, la meditación, las flores y los palillos de incienso creaban el ambiente preciso para la captación de muchos jóvenes atraídos por la novedad de las túnicas y cabezas rapadas. “Una eclosión de paz para el mundo. Dadme vuestro amor y os dar é la paz eterna. Yo soy el manantial de la paz…”. El 6 de diciembre llega a Madrid el mahatma Yoganand. Es recibido en triunfo por un grupo de jóvenes españoles militantes de la secta que lo conducen al ashram, donde se inician las ceremonias y ritos de la misma con su presencia. Los seguidores de aquél, sentados en colchonetas y cojines, entonan rezos y cánticos y se entregan a la meditación. Las autoridades tienen conocimiento de ciertas actividades sospechosas de la secta y disponen que se lleve a cabo una información reservada y discreta para comprobarlo. Con ese objeto es designado un policía: J.M. No había transcurrido mucho tiempo de los expuesto cuando unos obreros que se dirigían al trabajo al amanecer, desde el barrio del Pilar, descubrieron horrorizados en una de sus calles, en el pavimento, el cadáver de una niña de pocos meses con el cráneo destrozado. La Policía recibía los primeros datos del hallazgo, iniciando la Brigada De Investigación Criminal sus pesquisas. Pronto se aclaraba el hecho. La Guardia Civil había detenido en la carretera de Valencia a un joven que, no obstante el frío de la época, llevaba sólo un pijama. Este se hallaba en una gasolinera con propósito de dirigirse al aeropuerto de Barajas, luego de haber vagado sin rumbo por diversos lugares de Madrid. El detenido (J.M.) no cesaba de exclamar: “Quiero la redención del mundo. Tengo que tomar un avión. Mi hija ya ha alcanzado la luz divina…”.

Se trataba del autor del hecho. Había matado a su hija estrellando su cabeza contra el suelo, en el barrio del Pilar, donde vivía. Antes, durante setenta y dos horas estuvo, ininterrumpidamente, encerrado en el aludido ashram de la calle Arturo Soria, tomando tal resolución como resultado de su meditación, que desembocó en un auténtico crimen ritual. Finalmente, el parricida puso fin a su vida, ahorcándose, en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario, donde había sido internado. La misión que le fuera confiada de investigar las actividades de la secta se transformó en su captación a través de sus doctrinas y ritos, hasta convertirse en asesino.

ASOCIACIÓN DIANÉTICA:  dianeticamadrid

Esta secta realiza una acción similar a la de otras como Hare Khrisna, Monn y Niños de Dios o Familia del Amor. Esto es, una captación de fieles o adeptos mediante acción callejera y apariencia bondadosa en sus misiones propagandísticas. Su objetivo aparente no era otro que presentar al hombre un liberado, o sea “un individuo del cual se han eliminado las tensiones mayores y la ansiedad, un clear es aquél que, como resultado  de la terapia dianética, no tiene ninguna enfermedad psicosomática o aberración, ya sea activa o potencial, por tanto aclarar es eliminar todo el dolor físico y emoción dolorosa de la vida de un individuo o de una sociedad”. Para llegar a ello se abordaba en la calle a la persona que por su aspecto se confiaba que “picaría”. Se le entregaba un folleto para la realización de un “test” de personalidad, y al que, engañado o sorprendido, aceptaba, se le comenzaba el lavado de cerebro y… el vaciado de una cantidad como donativo. Se llegaba, en nuevas y sucesivas sesiones, incluso, a la ingestión de pastillas, aplicaciones de corrientes eléctricas con el sistema denominado “E. Metro” que paulatinamente producía un desequilibrio físico y mental. Otras veces lavados o baños, haciéndose la atracción de sus fieles acerca de clientela adulta con dinero, o jóvenes de edad superior a los dieciocho años para evitar complicaciones. Se realizaba en Madrid entre las personas que circulaban por la calle de la Montera, abordadas por muchachos de ambos sexos que las invitaban a subir al local que la secta tenía en el número 20 de dicha céntrica vía de la capital. Este, aparecía como “Ciencia Moderna de la Salud Mental”. En él existía un habitáculo donde los partidarios adoraban al fundador de la secta, Ronald Hubbard, cuyo retrato estaba adornado con velitas; un sujeto sobre el cual pesaban órdenes de busca y captura hallándose en paradero desconocido. Ante ese absurdo altar se celebraron ritos matrimoniales a fin de preparar a las parejas para el futuro. Por este mismo procedimiento callejero se hacía propaganda del libro de ese embaucador: El poder del pensamiento sobre el cuerpo. Actuaciones de la autoridad judicial, hacia finales de los 80, contra dicha secta, ante los delitos diversos de los que aparecía responsable, han cortado su actividad aunque observan sus representantes (ilegales) una actitud desafiadora hacia las medidas de aquélla.

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ:

Esta agrupación religiosa (legalmente inscrita en el registro del Ministerio de Justicia), fue creada en los Estados Unidos sobre 1.874, por Charles T. Russel, por  disidencia con la de los adventistas. Su nombre obedece a que sus fieles rechazan la Trinidad cristiana y la divinidad de Cristo. Sólo Jehová, el Dios justo y vengador del antiguo Testamento, reina en los cielos. Muchas veces, y con fecha fija, ha sido anunciado por sus seguidores el fin del mundo con arreglo a una cronología especial que emplean. Tiene una importante difusión, y tiene el mayor número de propagandistas existe, pues lo verifican en todo lugar y ocasión que les es propicia, a base de insistentes visitas domiciliarias, en los transportes, vía pública, etc., realizada por sus misioneros. En España se establece en 1.925 cuando José F. Rutherford visita Madrid y Barcelona con este fin, siendo abierto en 1.970 el primer Salón del Reino, fecha en que el Ministerio de Justicia (bajo el anterior régimen) autorizó su inscripción en esta nación. Calificada de “secta” por algunos, por los comportamientos de sus seguidores, consideran uno de sus mayores enemigos al Ejército, al que califican de organización satánica, y estimulan la objeción de conciencia y la negativa a vestir uniforma militar por sus partidarios. Su publicación universal es la titulada “Atalaya”. Más en relación con el contenido de este trabajo y en lo que a la ley se refiere (y, por tanto, a la Policía), es la prohibición a todos sus miembros cumplida de modo fanático, de las transfusiones de sangre. Esto ha constado ya en numerosas muertes en personas que pudieron salvar sus vidas de haberse llevado a cabo ese tratamiento. La oposición a ello no sólo es cumplida por la persona interesada (que de esta forma se suicida), sino por sus familiares y amigos pertenecientes a la secta. Esta medida ha dado lugar a la intervención de la autoridad judicial entre la deliberada omisión de  socorro cometida por los que así actúan. Como por ejemplo en el siguiente caso: El padre de un niño de Madrid, miembro de la misma secta, se negó, en septiembre de 1.976, a la transfusión que se le iba a aplicar a aquél dada su gravedad. Denunciado el caso por el facultativo al juzgado, éste ordenó que se llevase a cabo la operación, acabando el padre por firmar con su conformidad.

INVESTIGACIÓN CRIMINAL.suhombreconcuchillo

Sería interminable hacer la relación de las sectas que existen y aparecen, pero el objetivo de este trabajo es resaltar la importancia que el conocimiento de las mismas supone para el investigador criminal. El comisario divisionario Guy Pierat, de la Dirección Central de Informaciones Generales de la Policía Nacional francesa, en un interesante trabajo señalaba las normas a ser consideradas ante el peligro de la acción de las sectas. La actuación policial debía desarrollarse con arreglo al siguiente programa:

Definir el problema, es decir, interrogarse sobre la naturaleza de las sectas, los motivos de sus adeptos, así como la manera en que son acogidas en la opinión pública.

Medir la importancia, tanto en efectivos como el nivel de influencia.

Por último, evaluar los riesgos y, especialmente, el grado de peligrosidad de las sectas a través de sus actuaciones y sus métodos.

OTROS CASOS.

A parte de los casos citados, el Comisario Viqueira participó a lo largo de su carrera policial, en sucesos de distinta índole. Cómo sería imposible contar todos ellos, resumiré unos pocos para demostrar la intensa actividad realizada por él.

ASESINATOS DE NIÑOS:

El 16 de Agosto de 1.960 un agente especial de la Oficina de Investigaciones Especiales de las Fuerzas de Estados Unidos en España denuncia en la B.I.C. de Madrid haber ingresado en el Hospital de la Base de Torrejón el cadáver de una niña, Marcela H. De 22 meses, muerta a consecuencia de la caída desde la cama dónde dormía. Fue llevada por su madre, Mildred A. H. La pequeña mostraba lesiones sospechosas de no obedecer a la causa expuesta. Llevada a cabo la investigación por dicha Brigada, pudo determinarse que la noche anterior- y una vez más- fue objeto de una terrible paliza propinada por su padre, sargento Allen W. H., de 30 años, con un cinturón y a puntapiés, lo que le produjo la muerte. El parricida, después de matarla, fue a prestar servicio normalmente, mientras que la madre fingía que la niña se había caído. Los parricidas fueron detenidos, y el padre, después de ser juzgado militarmente, fue degradado y condenado a trabajos forzados en una penitenciaria federal de Kansas.  El 8 de Enero de 1.964, a las ocho de la tarde, los empleados de una tintorería escucharon e el patio de la vecindad dos golpes sordos, casi seguidos que les impulsaron a asomarse, y descubrieron con horror los cuerpecillos de las mellizas, Mª de la Paz y Mª del Mar, de trece días de edad, estrellados en las losas. Trasladadas con urgencia al hospital, una ingresó cadáver y la otra murió poco tiempo después. En el piso desde el que cayeron estaba la madre, Mª Victoria Alonso, quien presta de un desmayo no pudo testificar para aclarar las circunstancias del hecho. Con posterioridad, cuando fue interrogada ofreció una versión que, pese a sus carencias, fue aceptada como buena. Según la madre, llevaba a las niñas en brazos cuando iba a recoger la ropa tendida y que en un falso movimiento se precipitaron al vacío. Se daba la circunstancia de que esta mujer ya había tenido otras dos hijas a las que también llamó Mª de la Paz y Mª del Mar y que murieron en extrañas circunstancias. La primera murió de una extraña pulmonía a los 22 días y la segunda murió asfixiada por haberla abrigado demasiado a los catorce días.

Dos muertes eran ya más que notable para que no pasaran desapercibido al padre y menos aún para la mujer que vivía con ellos, una tía de la parricida. Pero aún así todos dieron por veraz la explicación de la mujer y el caso quedó cerrado. Pero aún así, los vecinos siguieron dándole vueltas al tema ¿Por qué había recogido las ropas con las niñas en brazos exponiéndolas al frío del Invierno? ¿Era posible que se le hubieran caído dada la anchura del antepecho de la ventana? Todos estos rumores llegaron a los oídos de la Brigada Criminal y en concreto a los oídos del Inspector Antonio Viqueira, dándose la casualidad de que el ya había trabajado en un caso similar en el que la sirvienta había arrojado al hijo de la familia a la que servía por la ventana. Por lo tanto sabía por donde empezar. Una vez convencido de la falsedad de la testificación de la madre, pidió que se reconstruyeran los hechos con una escenificación (cosa que en su momento no se había juzgado necesario) y se comprobó que no pudo suceder como ella había descrito ya que la anchura del antepecho era demasiado pequeña para que pudieran haber caído las dos. Antonio Viqueira se llevó a la madre detenida y tras un extenuante interrogatorio se confesó autora de las dos muertes y de las dos anteriores. Nunca se supo porque lo había hecho y se la condenó a estar recluida a un sanatorio mental después de que las partes (fiscal y abogado) llegaran a un acuerdo. Este caso supuso una condena hacía Viqueira ya que el marido de la condenada era de una familia adinerada e importante y no quería que esto saliera a la luz.

IDENTIFICACIÓN DEL CRIMINAL

El 17 de Junio de 1.970, aparecía muerta en su domicilio, estrangulada manualmente, Antonia G. D., por autor desconocido que pernoctó con ella, huyendo sin dejar huella. La investigación, con respecto a la víctima, determinó que ejercía la prostitución en diversos “clubs” de Madrid, siendo vista por unas compañeras suyas la noche anterior, cuando abandonaba uno de esos locales acompañada de un joven de elevada estatura cuyo rostro no pudieron ver. Sólo su perfil derecho. Pero lo que más atrajo la atención de estas chicas fue una chaqueta de gamuza o ante que llevaba, con muchos flecos de adorno. El club era frecuentado por militares estadounidenses. Por ello, las investigaciones se centraron en la Base de Torrejón, por sospecharse que perteneciera a ella el criminal. Se fotografiaron a numerosos miembros de las Fuerzas allí destacadas, pero solamente en posición dorsal y levemente girado el lado derecho de la cabeza para dibujar su silueta. Como consecuencia de esta actuación surgió ya un sospechoso al creer haberlo reconocido las amigas de la víctima por ese detalle fisionómico. Simultáneamente se buscaba  alguien que llevase una chaqueta de las condiciones descritas, tipo cowboy, llegándose a localizar a uno de los militares que la usaba normalmente, Esto fue suficiente para identificar al autor del homicidio: el sargento Williams W. Coy que fue detenido, confeso del delito, al cabo de dos meses de ininterrumpidas gestiones.

ASALTOS CON COCHES:

Un joven conductor de un automóvil recogía prostitutas en la calle y las conducía a un lugar solitario, donde tras someterlas a brutales palizas, las abandonaba. Ninguna de ellas daba datos concretos del vehículo. Encargado de la investigación el Comisario Viqueira, reunió en su despacho de la B.I.C.  a las víctimas y las dio unas instrucciones concretas: un número determinado de ellas trataría de fijarse en las tres primeras cifras de la matricula del automóvil cuando le vieran circular por dicho lugar, otras lo harían de las últimas. El sistema dio resultado. Así pudo reconstruirse la numeración total de la placa. La captura del asaltante violador fue inmediata.

EL CRIMEN DE LA TINAJA:criminologia2

Como hemos visto en el caso de la madre que asesinaba a sus hijas, el Comisario Viqueira era muy dado a abrir casos que no estaban resueltos cuando no tenía mucho trabajo. Uno de estos casos fue el famoso “crimen de la tinaja”. En Agosto de 1.969 apareció el cadáver de una mujer en una tinaja semienterrada, desnuda y con síntomas de haber sido brutalmente golpeada y estrangulada. El cadáver se halló en una finca abandonada llamada “La Hinojosa”. Se trataba de Natividad Romero Rodríguez, casada con un militar de color de la Base de Torrejón de Ardoz que en esos momentos se encontraba luchando en la Guerra del Vietnam. Se supo que la “Nati” ejercía la prostitución, a pesar de que su marido la enviaba grandes cantidades de dinero, y que era muy aficionada a los hombres y al alcohol. Tras una extensa investigación se detuvo como sospechoso a un proxeneta llamado “el Goyo” pero que fue puesto en libertad por falta de pruebas. El caso quedó cerrado. Transcurrido un tiempo, el inspector Viqueira decidió investigar de nuevo, reconduciendo la investigación hacia un militar que estuvo destinado en Torrejón en la época del suceso. Pero a pesar de tener pruebas suficientes para detenerle y declararle culpable, fue imposible encontrarle porque había regresado a Estados Unidos, y debido a ello el crimen de la tinaja se inscribe en la página de crímenes sin resolver.

UN ATROPELLO QUE PARECE UN ASESINATO:

Otra De las virtudes del Comisario Viqueira que le encumbraron alo más alto en el Cuerpo de Policía en cuanto a prestigio se refiere era su tenacidad y constancia a la hora de resolver los casos, prueba de ello es este caso. En 1.965 aparece malherida una mujer en la calle de Carabanchel con signos de violencia, cuando llegaron las unidades policiales y médicas seguía viva pero en tan mal estado que no pudo declarar nada. El caso se archivó como asesinato. A partir de este momento, el entonces Inspector Viqueira, se desplazaba todas las noches a la calle dónde ocurrió el suceso para ver que tipo de personas pasaban por allí. Así, en una de esas noches, observó un Biscooter que circulaba a gran velocidad y se dio cuenta de que en realidad la causa de la muerte fue debida a un atropello y no un asesinato. A la noche siguiente se desplazó al mismo lugar con una unidad móvil (la única que tenían ya que sólo disponían de un coche) y esperaron. Con la suerte de que el Biscooter volvió a aparecer, una vez detenidos los viajeros del vehículo declararon que atropellaron a una mujer y que la dejaron tirada en la calle sin prestarle auxilio.

SECUESTROS:

El secuestro de Simón Cabezas:

Ocurrió el 11 de Agosto de 1.967. El deportista madrileño Simón Cabezas salió hacia las 8 de la tarde de su taller, y ya no se le volvió a ver. Su familia preocupada comenzó su búsqueda hasta que recibieron una llamada telefónica que decía así:”Escuche usted, buen señor. Su hijo está perfectamente. Le tenemos en nuestro poder, y si quiere usted que no le pase nada, tendrá que pagarnos un millón de pesetas. Le volveremos a llamar para decirle cómo y en que forma tiene que hacernos entrega del dinero”. Al día siguiente llegó una carta en la que se le decía al señor Cabezas que el dinero lo llevara en una cartera y que se dirigiera a un determinado bar de la capital, donde entraría un taxista, con una ficha de teléfono en la mano, que serviría de contraseña, que le llevaría al lugar de la entrega. El taxista no sabía nada del asunto, así que no debería comentarle nada. A pesar de las advertencias de los secuestradores, el señor Cabezas se dirigió a la Policía y el caso cayó en manos de la B.I.C. Estos se movilizaron rápidamente para montar un dispositivo para atrapar a los secuestradores. En varios automóviles, debidamente camuflados, se situaron varios funcionarios policiales en los alrededores del lugar de la cita para seguir al taxi hasta el sitio de la entrega. El señor Cabezas se negó a llevar billetes falsos, como le habían aconsejado los policías, pero si accedió a no completar el millón, llevaría 960.000 pesetas, para que los secuestradores se pusieran de nuevo en contacto con él para protestar y dar una pista a los investigadores. Llegó el día del intercambio, el taxi se dirigió al paseo de los Pontones. Poco después se detuvo en una zona apartada de dicho paseo, cerca del Manzanares. Se apeó el viajero y en seguida se le acercó un muchacho que le preguntó si traía un paquete, entonces se lo arrebató y salió huyendo. Tres sorpresas le esperaban al buen hombre: la primera fue no ver a ningún funcionario de la Policía, pues con el tráfico perdieron al taxi, la segunda que tras llevarse el dinero el muchacho, no había ni rastro de su hijo, y por último porque oyó claramente la arrancada de un coche que escapaba a toda velocidad y que sonaba igual que le Lotus de su hijo. ¿Sería él mismo quien iba en el coche?  A partir de ese momento los inspectores, entre ellos el inspector Viqueira, comenzaron una batalla sin cuartel contra los secuestradores. Realizaron numerosos interrogatorios a los amigos y familiares de la víctima sin sacar nada en claro. El taxista fue localizado enseguida pero pudo demostrar que no tenía nada que ver con el secuestro. También fue localizado el muchacho que le arrebató la cartera al señor Cabezas y afirmó que un hombre le había dado 200 pesetas, su testimonio fue crucial ya que al ver una foto de Simón Cabezas, confirmó que era el hombre que le había pagado para recoger el paquete que luego llevaría a un individuo que estaría dentro de un coche deportivo. El muchacho añadió que no pudo ver al hombre al que debía entregar el paquete ya que era de noche y además llevaba un casco y unas grandes gafas oscuras. La mujer de la víctima sospechaba que su marido no había sido secuestrado, si no que lo había montado él mismo. Se dio la circunstancia de que en esa época algunos de los talleres regentados por Simón Cabezas, se cerraron por pérdidas económicas. También se supo que Simón Cabezas había decidido vender su adorado Lotus, y que la tarde en que desapareció tenía que haberlo entregado al comprador. Pero al día siguiente de la entrega del dinero, el coche apareció aparcado justo enfrente del domicilio del administrador del señor cabezas. No era probable que lo llevara un desconocido, se pensó que lo había llevado él para que lo cuidaran ya que le tenía mucho aprecio. Nunca se supo que ocurrió realmente. Mas la tragedia no iba a finalizar, en la noche del 17 al 18 de Octubre de 1.968, el padre de Simón Cabezas fue atropellado en las inmediaciones de la B.I.C cuando iba a informarse sobre la investigación. Murió poco tiempo después sin saber la verdad de lo ocurrido a su hijo.

El secuestro Bergaz – Trujillo:

A principios del mes de Junio de 1.969, dos jóvenes novios de familias de elevada posición fueron secuestrados. Antes de que pasaran 24 horas desde su desaparición y la consiguiente denuncia, la familia Bergaz recibió una llamada de teléfono del joven Francisco José Bergaz:” Nos han secuestrado a Maruja ( Maria de la Altagracia Trujillo) y a mí. Estamos bien pero nos amenazan con matarnos si papá no entrega diez millones de pesetas. Habrá de ser en billetes usados sin señal alguna”- el hermano de la víctima, que era quien cogió el aparato, se quedó mudo y antes de que pudiera contestar, una voz desconocida sustituyó a la de su hermano-“ Formamos parte de una organización internacional. Tenemos en nuestro poder a su hermano y a la señorita que iba con él. Si avisan ustedes a la policía no les volverán a ver con vida. Hoy mismo se les llamará para decirles donde deben depositar el dinero del rescate. Dos días después de recibir el dinero, les pondremos en libertad. La misma voz volvió a llamar a las dos de la tarde y a las ocho de la tarde del mismo día para decirles que a las diez pararía un taxi ente la puerta del domicilio de la familia al que debería subir el señor Bergaz con el dinero. No podía comentar nada al taxista ya que estaba ajeno al asunto. Pero el taxi no apareció y los secuestradores llamaron para decir que se retrasaba hasta el día siguiente.  Mientras, el inspector Viqueira y sus hombres investigaban. Encontraron el coche de las víctimas, pero no hallaron ninguna huella.  El 6 de Junio, don Francisco Bergaz recibió otra comunicación telefónica, pero la voz era distinta a la de la primera vez, el secuestrador le dijo que se iba a poner su hijo. El joven le dijo a su padre que el hombre que estaba con él tenía una escopeta, pero que tanto como él como su novia estaban perfectamente. El secuestrador se puso al teléfono:” Busque usted a los ocho mejores policías de Madrid y vayan a por mi madre y mi hija que las tiene secuestradas Cesidio en la calle Moratines. Si me las devuelven yo les entregaré a su hijo y a su novia. Si no los mataré”  La policía averiguó en seguida que la llamada había sido hecha desde el teléfono número 12del pueblo Retuerta del Bullaque, en Ciudad Real. Avisada la Guardia Civil, éste organizó un cerco en torno a la casa del usuario del teléfono número 12, llamado Petronilo Ortega Pavón. Este hombre conoció a Cesidio, que durante los días en los que se estaba trabajando en el secuestro, este decidió retener a la madre y a la hija de Petronilo ya que no se fiaba de él y temía que descubriera el asunto. Ambos hombres fueron detenidos. La investigación continuó ya que aún quedaban lagunas por resolver. Cesidio y Petronilo fueron encarcelados pero nunca se supo si ellos habían planeado el secuestro o había sido una tercera persona cuyo nombre quedó oculto. El inspector Viqueira siguió investigando por su cuenta y descubrió que Cesidio estuvo implicado en el secuestro de Simón Cabezas, que había sido un montaje de la víctima y de Cesidio y que este probablemente lo asesinó para quedarse con todo el dinero. Pero por razones que desconocemos, esto nunca salió a la luz. Lo que sí es verdad es que el Comisario Viqueira estuvo amenazado de muerte por Cesidio, pero gracias a Dios, no pudo cumplir su amenaza.

FETICHISMO:

Entre las diversas perversiones sexuales conocidas ocupa un lugar el fetichismo, tendencia asociada a ciertos individuos que buscan saciar sensaciones eróticas en determinados objetos o partes del cuerpo relacionadas, por lo común, con los órganos genitales de la persona ansiada. Tan irrefrenable conducta llega, en ocasiones, incluso a la comisión de actos delictivos por satisfacer ese anormal proceder.

“El loco del bisturí”[2]:

Este caso fue investigado por el comisario Viqueira, él fue el encargado de identificar y capturar al autor de los hechos. Hace años, las muchachas de dieciséis a veinte años vivieron una etapa de terror en Madrid, motivado por un desconocido individuo que las atacaba, especialmente en horas del atardecer, en calles de diferentes barrios de esta ciudad. Eran agresiones, generalmente en el glúteo, hechas con un objeto inciso-punzante o más bien con alfileres grandes o imperdibles. Se le dio el nombre popular de “el loco del bisturí” al autor. Lograda, como fruto de las investigaciones, su identificación y captura resultó ser un muchacho de gran cultura y estudios superiores, de familia de gran reputación social, víctima de desequilibrio mental. Así, se logró conocer que con  tales agresiones pretendía encontrar en sus víctimas (al ser agredidas) una reacción de agrado de índole masoquista, cosa totalmente imposible. La colección de alfileres e imperdibles de gran tamaño que poseía estaban preparados para que tuviesen mayor profundidad de penetración en el cuerpo de sus víctimas y representaban para él un recuerdo de cada una de ellas.

 

CONCLUSIONES:

Como hemos visto, el trabajo del Comisario Viqueira para la Policía ha sido bastante completo. Sería muy difícil determinar en que casos se centraba más ya que lo abarcó todo: violaciones, asesinatos, secuestros, sectas, robos,…  Su participación ha sido decisiva para la resolución de muchos casos y como ya hemos dicho, su afición era abrir casos cerrados. Era un policía en toda regla. Su familia nos contó que cuando ibas con él por la calle parecía un halcón en busca de su presa, siempre alerta, y en más de una ocasión había dejado a su acompañante “colgado” para llevarse a un detenido al que había sorprendido robando o asaltando, a pesar de no estar de servicio.

 

Belén Viqueira Sierra    



· “No siempre el no descubrir a un delincuente se debe a la mala actuación de la policía, aunque si en la mayor parte de los casos” afirmaba luego Viqueira

[1] El Comisario Viqueira estaba muy interesado en el tema de las gafas ya que gracias a ellas había solucionado muchos casos. Escribió un artículo para la Revista de la Policía titulado “Testigos mudos” y publicado en Abril de 1.992

[2] Revista de la Policía, enero de 1.993.

Dejar un comentario

XHTML: Tu puedes usar estas etiquetas html: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>