Published On: Lun, jul 31st, 2023

“OVNIS DESDE CHILE”… PARA EL MUNDO

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Publicado en EOC nº 96

FugH_pKWYAkANRCEl pasado 13 de mayo el Museo Histórico y Militar de Santiago de Chile (MHM) acogió un evento ufológico histórico.

Bajo el título “Conversatorio: OVNIs en la conquista y la colonia de Chile” el MHM acogió varias conferencias de estudiosos como Sergio Sánchez, Juan Guillermo Prado, etc. Y también un homenaje al veterano investigador Gustavo Rodríguez Navarro, controlador aéreo y el primer investigador fichado por el Comité para el Estudio de los Fenómenos Aéreos Anómalos (CFAA) de Chile, uno de los organismos oficiales más veteranos en el estudio del fenómeno OVNI del mundo.346318951_1275174753418630_4976503935465321947_n

Además, este evento histórico acogió la presentación de “OVNIS desde Chile” (Editorial Digital, 023), un voluminoso estudio sobre la casuística chilena, a lo largo de toda su historia, escrito a tres manos -y desde tres ópticas diferentes- por el piloto de la Fuerza Aérea chilena Capitán Rodrigo Bravo; el investigador y presidente de AION-Chile Rodrigo Fuenzalida y el investigador y analista de imágenes del CEFAA Marcelo Moya.

Los tres con Gustavo RodriguezLibro dedicado a los esfuerzos pioneros de Gustavo Navarro y prologado por Manuel Carballal. Y que no solo expone la casuística más representativa de la ufología chilena en los últimos años, sino que realiza un análisis crítico profundo, maduro y documentado, sobre los últimos acontecimientos de la ufología internacional.

Cabe resaltar que las instalaciones del MHM, como demuestran las imágenes, se quedaron cortas para acoger la gran cantidad de público que asistió el pasado 13 de mayo al evento, que terminó acomodándose en el suelo o en las escaleras, para no perderse el acontecimiento.

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 Prólogo a “OVNIs desde Chile”348270952_643313850947717_4617801852728055863_n

Según mis investigaciones, esta disciplina que denominamos ufología, compuesta, como bien señalan Moya, Bravo y Fuenzalida, por un heterogéneo conjunto de “personas que provienen de múltiples áreas del conocimiento, profesiones u oficios, y que sin una metodología estandarizada aúnan esfuerzos anárquicos por dilucidar esta cuestión”, nació dos años antes que el fenómeno de los Platillos Volantes. Primera sorpresa.

En 1943 siete voluntarios españoles de la División Azul, que combatían con los alemanes en el sitio a Leningrado avistaron un disco volador de aspecto metálico en plena batalla aérea entre los FockeWulf de la Luftwaffe y los Polikarpov soviéticos. Faltaban cuatro años para que Kenneth Arnold, o más correctamente Bill Bequette, acuñase la expresión Platillo Volante. Y todos los testigos, y el cronista que recogería aquel caso fundacional -el también divisionario Óscar Rey Brea-, supusieron que aquella extraña “máquina circular”, sería algún tipo de arma secreta alemana.

rey breaDos años después, fueron los padres de Óscar Rey Brea quienes avistaron dos discos voladores sobre los cielos de A Coruña (España), y Rey Brea recordó aquella anécdota de guerra y dedujo, acertadamente, que no tenía sentido que dos “maquinas circulares” nazis sobrevolasen A Coruña en octubre de 1945. Así que aquellos objetos tenían que tener otro origen. Y ese día histórico, el 15 de octubre de 1945, dos años antes del caso Arnold, nació la ufología científica y la ufología de campo.

Óscar Rey Brea, observador de meteorología en el Centro Meteorológico de Galicia (bajo jurisdicción militar), comenzó a compilar en un viejo dietario, todos los casos de avistamientos de fenómenos aéreos anómalos, como hizo Charles Fort años antes. Con la diferencia de que Rey Brea fue el primero en depurar la casuística buscando explicaciones astronómicas, físicas, geológicas o aeronáuticas a los casos. Y no se contentaba con coleccionar recortes de periódico. Fue el primero en desplazarse a los lugares de los avistamientos para encuestar personalmente a los testigos, buscar evidencias físicas, etc. No es extraño, por tanto, que Óscar Rey Brea fuese el primer investigador en señalar, con nombre y apellido, al autor de fraudes OVNI tan universales como UMMO, décadas antes de los que llegamos después. [1]

Por tanto, no podemos atribuir a un contagio psicosocial una disciplina, la ufología, que comenzó dos años antes que el fenómeno social de los Platillos Volantes, y cinco antes del mito extraterrestre. Ya que, como demuestran las primeras encuestas realizadas, ya en 1947 por analistas tan prestigiosos como Gallup y otros posteriores, hasta 1950 casi nadie atribuía el origen de los Platillos Volantes a los extraterrestres. Como bien señalan Moya, Bravo y Fuenzalida, el binomio OVNI-nave extaterrestre surge en los años 50, de la mano de la carrera espacial. Si los humanos comenzábamos a explorar el espacio ¿Por qué no otras humanidades pueden encontrarse detrás de esos Platillos Volantes que se avistan en todo el planeta?

Antes de eso, durante los primeros años del fenómeno OVNI, las encuestan demuestran que, para la inmensa mayoría de la población, los Platillos Volantes eran armas secretas, fenómenos meteorológicos o astronómicos, desarrollos aeronaúticos, etc. Acabábamos de salir de la II Guerra Mundial para adentrarnos en la Guerra Fría, y nadie pensaba en marcianos.Gallup

Por supuesto, existen antecedentes aislados. Fundamentalmente relatos de ficción en los que se especuló con las visitas extraterrestres a la Tierra. Aunque en menor medida que relatos similares que especularon con civilizaciones intraterrestres, manifestaciones celestiales de Dios, hadas, yinas, duendes, alfombras voladoras, etc. Mitos con los que los testigos, en función de su contexto cultural, intentaban justificar la presencia de extraños fenómenos aéreos de origen desconocido.

Y es que eso que llamamos OVNI ha existido desde que el primer humano alzó los ojos al cielo y observó fenómenos que no podía identificar. Fenómenos como el reseñado por el Capitán Pedro Sarmiento de Gamboa: “una cosa redonda, bermeja como fuego, como una darga, que iba subiendo por el cielo o viento”, mientras exploraba el Estrecho de Magallanes. Descubrirás esta apasionante historia unas páginas más adelante…

Hoy los entusiastas de la ufología rastrean antiguas crónicas, como las de Gamboa, en busca de relatos sobre esos fenómenos extraños en los cielos, reseñados en todos los textos sagrados de todas las culturas.

La exégesis bíblica y coránica ya ha explicado el origen de la mayoría. Una compilación de relatos de ficción, leyendas, mitos e historias asirias, sumerias, etc., compiladas en el siglo VII a. JC, por el rey Josías para dotar al reino de Israel de un pasado mítico. Como zanja el Dr. Antonio Piñero, catedrático de Filología Neotestamentaria en la Universidad Complutense de Madrid: “Si Moisés, Ezequiel, etc., son personajes de ficción, sus supuestos OVNIs en la Biblia nunca existieron más que como relatos míticos en manos del rey Josias”. [2]3D08F181-3E3B-49C3-919A-577BEA20775C

Sin embargo, la historia de la astronomía china, la arqueología americana o el arte medieval está repleto de reseñas a fenómenos extraños en los cielos, que todavía hoy son interpretados -interesadamente las más de las veces- como visitas de aliens ancestrales, por entusiastas que argumentan que en el pasado remoto no existían armas secretas, aviones, drones o helicópteros que pudiesen ser confundidos con OVNIs. Y tienen razón. Aunque olvidan que siempre han existido otros fenómenos aéreos extraordinarios, como los “espectros de Broken”, las nubes mamatous, los “pilares de luz”, los skypunch, los parahelios solares y lunares, las novas y eclipses, los tornados de fuego o las “fatas Morgana”, que sobrecogieron a nuestros antepasados, como siguen haciéndolo en la actualidad. En las próximas páginas encontrarás algún ejemplo.

Fenómenos aéreos anómalos auténticos, reales, físicos, que han dejado huella en la historia del arte, la religión y la arqueología, y que hoy son interpretados, a través del mito extraterrestre, como antes lo fueron a través del mito religioso, esotérico, etc.

Sin embargo, tampoco esa hipótesis, como la psicosocial, explica la totalidad del fenómeno.

Hasta 1950 el fenómeno de los Platillos Volantes, original, primigenio, el que investigó Rey Brea sin contaminación psicosocial, no se vinculó a la Hipótesis ExtraTerrestre. Ni siguiera a la forma discoidal que relataban algunos testigos OVNI. Fue la prensa, no los protagonistas, quienes etiquetaban como “flying saucer” todo relato de avistamiento que llegaba a sus medios. Aunque los testigos describiesen esferas, triángulos o paralepípedos. El titular que vendía era el que incluía el término “platillo”. Lo que ha generado muchas confusiones. Y así comenzó el ruido mediático, cada vez más atronador, que ha ido diluyendo el fenómeno original, contaminado, año a año con nuevos elementos, cada vez más exóticos: sectas platillistas, abducciones, ufocrashes, desapariciones misteriosas, mutilaciones de ganado, bases submarinas, orbes, apariciones marianas, rods, hombres de negro, el Triángulo de las Bermudas, intraterrestres, el chupacabras, la exopolítica… Enriqueciendo y complicando la narrativa con nuevos contenidos para nutrir la demanda del producto comercial OVNI, pero que solo contribuyeron a cubrir con continuas capas, como en una cebolla, el fenómeno original. Haciéndonos caminar en círculo sin apenas avances, durante el último medio siglo.son de otro mundo 1960 prensa_0549

Como bien reseñan Moya, Bravo y Fuenzalida en las próximas páginas, los OVNIs son muchas cosas. Entre ellas: “sin duda fue, desde 1947, parte del disfraz mediático con el que Estados Unidos realizó, y todavía lo hace, las pruebas de sus sistemas de armas”.

Este es ya un hecho indiscutible, que además explica el interés y la preocupación que ha despertado el fenómeno en los Gobiernos, servicios de inteligencia y Fuerzas Armadas de todos los países del mundo desde su origen. Lo único que ignoramos es hasta dónde llega la “cobertura OVNI” para disfrazar la tecnología armamentística.

Algunos de los datos de la NSA filtrados por Edward Snowden resultan especialmente inquietantes en este sentido. Y el argumento: “si tuviesen esa tecnología ya la habrían utilizado” se evidencia simplista en la actual guerra de Ucrania. Que Rusia no esté utilizando sus mejores recursos, como las bombas atómicas, no significa que no los posea. Otros intereses, fundamentalmente los económicos de las fábricas de armamento, suelen resultar tan decisorios como los políticos, a la hora de decidir que tecnología se utiliza en qué momento.

Desde dentro del ámbito militar, como en cualquier colectivo humano, siempre han existido los partidarios del secretismo, y quienes abogan por compartir la información. Como hicieron en su día el Capitán Edward Rupelt o el Mayor Héctor Quintanilla en EEUU, o el Almirante Jorge Martínez Busch en Chile. En breve conocerás su historia.

Como la de la Comisión Chilena para Estudios de Fenómenos Espaciales No Identificados, que nació con el apoyo de la Sociedad Científica de Chile. Una de las muchas entidades oficiales en las que civiles y militares colaboran por descifrar el enigma OVNI. Aunque para los más conspiranoicos formen parte del ocultamiento. No han entendido nada…

Obviamente, siempre existirá un margen de ocultamiento. Porque ningún ejército revelará a potenciales enemigos todos sus secretos. Que una parte de la casuística está originada por el desarrollo armamentístico, es un hecho incuestionable. ¿Pero resuelve el problema?

En mi humilde opinión el gran error de la ufología ha sido buscar una teoría que explique todos los casos OVNI. Nunca la encontrará. Porque no existe un solo origen para el fenómeno.

Es una cuestión de enfoque. El planteamiento: ¿Quién está detrás de los OVNI? es, en mi opinión, tan absurdo como preguntar ¿Quién está detrás de los accidentes de tráfico? O ¿Quién está detrás de las muertes de personas?

Obviamente cada caso es diferente. La contaminación etílica, el estado de la calzada, la conducción temeraria, las condiciones meteorológicas o el caucho de los neumáticos, entre otros, son los responsables de los accidentes de tráfico.

La enfermedad, el suicidio, los homicidios y los asesinatos son la causa de las muertes de personas. Pero no existe un asesino en serie, por prolífico que fuese, a quien atribuir todos los crímenes que se producen.

Por tanto el foco debería cambiar el enunciado de la o las preguntas.138500

¿Es el fenómeno OVNI producto de un fenómeno psicosocial? No. Es el inspirador de un fenómeno psicosocial.

¿Es el fenómeno OVNI producto de un fraude? No, existen fraudes inspirados en el fenómeno original.

¿Es el fenómeno OVNI producto de naves extraterrestres? No. La Hipótesis ExtraTerrestre es fruto del contexto tecnológico de los años cincuenta, y además se queda corta para explicar el poliédrico enigma OVNI.

Y esta es la gran cuestión, que Moya, Bravo y Fuenzalida analizan con pericia de cirujano en las próximas páginas.

Parafraseando a Noam Chomsky, contener el debate OVNI en los límites de que los OVNIs son extraterrestres o no son, es no hacer justicia al fenómeno.

En 1992, y en el contexto del Curso sobre OVNIs organizado por J. J. Benítez en la Universidad Complutense, en Madrid, ofrecí un premio de un millón de pesetas (6000€) a quien pudiese aportar una sola prueba de que alguna vez una astronave alienígena visitó nuestro planeta. Han pasado más de veinte años…En el Curso de Verano sobre OVNIs de la Universidad Complutense, en 1992 (1)

Aquella añeja hipótesis, que consolidó la ufología de los años 50, 60 o 70 ya ha sido superada, y hoy los investigadores OVNI en activo, salvo raras excepciones, ya no la consideran. Hemos aprendido demasiado.

Aquellos elementos que a nuestros predecesores les parecían garante de las visitas alienígenas: ecos de radar, huellas de aterrizajes, pastos chamuscados, incrementos radioactivos, cicatrices en abducidos, etc., hoy se demuestran todo lo contario. Si desde 1947 posemos tecnología Stealth (invisible al radar) ¿Cómo los extraterrestres no la conocen?

Si la tecnología necesaria para el viaje interestelar (salvo que admitamos vida inteligente dentro de nuestro sistema solar) implica un desarrollo que roza la magia, ¿Cómo tienen fugas radiactivas, dejan pastos chamuscados por propulsión (a gasolina), utilizan escalerillas, agujas hipodérmicas o tijeras con los abducidos? Todo muy… humano. [3]

En mi opinión, la conclusión es evidente: si los OVNIs son naves, no son extraterrestres. Y si son extraterrestres, no son naves.

Como relatan perfectamente los autores de este libro, en 2023 el público, los políticos y los militares, que acaban de toparse con el fenómeno OVNI, reciben con comprensible entusiasmo los casos, filmaciones y evidencias, que los investigadores conocemos desde hace décadas. Y solo podemos contemplar su euforia de primerizos con la misma comprensión que un abuelo a su nieto cuando descubre que Bruce Willis está muerto…

Hoy los investigadores nos enfrentamos al mayor “ruido OVNI” de la historia. Y no me refiero solo a las campañas publicitarias de marketing viral, a las Fake News organizadas o a los cientos de miles de fotos y filmaciones falsas que atestan las redes sociales.EOC 95 portada

Hoy hay más cosas en los cielos que nunca. Y casos tan extraordinarios, como el protagonizado por varios pilotos en vuelo y cientos de testigos en tierra, el pasado 4 de mayo de 2021, me parecen paradigmáticos. Un avión comercial se topa con un fenómeno extraordinario en pleno vuelo. Al piloto le da tiempo a sacar su teléfono celular y tomar 5 fotos y dos videos del fenómeno. Al mismo tiempo, cientos de testigos en España y Francia toman fotos y videos del mismo fenómeno objetivo. Los pilotos, encuestados por separado, afirman que en sus muchos años de vuelo jamás habían visto nada parecido… porque antes no existía nada parecido. Tardamos 8 meses de investigación y mucho dinero invertido, encuestando testigos en dos países, en descubrir el origen del fenómeno. El Falcon 9 de SpaceX. [4]

Los pilotos eran sinceros. Antes la tecnología astronáutica se circunscribía a la NASA, la Agencia Espacial Europea o la China. Ahora diferentes expresas privadas, SpaceX solo es una de ellas, construye sus propias naves espaciales, generando avistamientos de fenómenos extraños que antes no existían. Lo mismo ocurre con la tecnología aerostática híbrida, los drones, o la alucinante guerra electrónica, pieza clave en la nueva ufología. Jamás habían existido tantas cosas en nuestros cielos susceptibles de generar reportes OVNI, incluso para profesionales tan cualificados como los pilotos. ¿Significa esto que somos impotentes para resolver el enigma? Quizás. Pero lo inteligente es intentarlo.

El camino de la ufología, con los años, se revela como una senda que atraviesa un frondoso y tupido bosque, empedrado de confusiones bienintencionadas, fraudes conscientes, intereses comerciales, operaciones psicológicas militares… Es fácil perderse por cualquiera de los senderos que surgen de la vereda. Y más fácil aún caerse de bruces cada vez que tropiezas con esos escollos. De hecho, la mayoría de los que iniciaron el viaje termina abandonando, o considerando que todo lo que le espera tras la próxima colina es un empedrado igual de falso. En mi caso, como en el de cualquier testigo, mi brújula siempre ha sido mi propia experiencia personal.1987 Javier Sierra y Manuel Carballal LA CORUÑA2

A las 12:03 AM del 24 de junio de 1987 mi compañero Javier Sierra y yo presenciamos un fenómeno extraordinario y cercano en los cielos de Montserrat (Barcelona). Los carretes de las tres cámaras que utilizamos los tres testigos se velaron, entre otras circunstancias anómalas que rodearon nuestro avistamiento OVNI. Que, para nuestra vergüenza, y dada la reacción emocional espontánea que acompaña cada caso, quedó grabada…

Desde ese día Javier y yo nos lanzamos sin paracaídas al abismo de la investigación OVNI como kamikazes. Nadie podrá cuestionarnos que el fenómeno es real, importante e inexplicado.

Y como nosotros, los protagonistas de este libro, como Felipe Sandoval, Carmen Gloria Casanueva, el Suboficial Luis Castillo Toledo y sus dos hijos, Valeria Kurguzkina, Nicolas Américo Cortez, el teniente Cabello Crawford, Hernán Sandoval, Gaspar Urrutia, etc., que conocerás en las próximas páginas, también son conscientes de que el fenómeno es real.

Nuestros testimonios son el primer ladrillo, no el último, de la investigación OVNI. Sin testigos (como Moisés, Ezequiel, Aaron, etc.) no hay caso. Pero recoger el relato no es el final de una investigación, sino el principio.

Es entonces cuando apasionados soñadores, como Moya, Bravo y Fuenzalida se echan a las carreteras, sin instrumental, sin laboratorios, sin becas ni subvenciones, para intentar revolucionar el paradigma científico a través del enigma OVNI. Quizás, decía, nunca lo consigamos. Pero es tanto lo que aprendemos mientras lo intentamos, que el viaje -aún conscientes de no llegar nunca a la meta- merece la pena.

Hoy todavía debatimos si la investigación de campo, la que inauguró Óscar Rey Brea, es imprescindible para comprender el fenómeno. Yo, como los autores de este libro, soy de los que piensan que sí. ¿Qué opinaríamos de un policía que prefiere no pisar la escena del crimen que va a investigar, interrogar a los sospechosos o recoger evidencias forenses?rey brea puzzle

En mi opinión, y ante la creciente avalancha de datos falsos, hoy más que nunca es imprescindible el trabajo de campo. Aunque implique un tiempo y un dinero que no todos están dispuestos a invertir.

Obviamente todo estudio estadístico, análisis bibliográfico, o metaanálisis basado en casos más investigados y negligentemente documentados, será por definición estéril

Además, la investigación de campo, la que yo considero más fiable, está salpicada de hallazgos extraordinarios Los ufólogos de campo con frecuencia hemos descubierto cosas que no deberíamos saber. Como la fabricación del Proyecto SIVA, durante la Oleada OVNI de Galicia, 1995/1996. Muchas personas, llevaban tiempo observando fenómenos aéreos extraños cerca de la Base Aérea de la Virgen del Camino (León), muy similares a los testigos de Estancia de Rio Baker, en Aysén, que conocerás en los próximos capítulos. O la sorprendente aventura de los 33 militares chilenos que interactuaron con el fenómeno en San Pedro de Atacama, y llegaron a efectuar disparos al aire para intentar “espantar” al fenómeno.

Hoy me atrevo a afirmar, sin ambigüedades, que la ufología es la disciplina más enriquecedora intelectualmente. No es una metáfora.

Tras nuestra traumática experiencia OVNI en 1987 -Javier Sierra y yo éramos solo unos niños-, nos consagramos en cuerpo y alma a la investigación del fenómeno. Y mientras nuestros compañeros de colegio o instituto invertían sus asignaciones semanales en discotecas, cine o la ropa de moda, Javier y yo acudíamos a conferencias de antropología, visitábamos museos arqueológicos, asistíamos a cursos de astronomía… Lo maravilloso de la ufología es que te obliga a formarte en infinidad de disciplinas científicas: psicología, historia, física, química, astronáutica, aeronáutica, etc. No creo que exista ningún otro campo del conocimiento más enriquecedor.

El conocimiento científico evoluciona paralelo a la sociedad. A los niños de mi generación todavía nos enseñaron en el colegio que Plutón era un planeta, que solo tenemos cinco sentidos, que no existían planetas extrasolares, que el sol es amarillo o que la evolución humana fue lineal y ordenada, etc. Hoy sabemos que esos paradigmas científicos ya están superados. Deducir que existieron los dragones, cuando nuestros antepasados descubrieron los primeros fósiles de dinosaurios, es lógico. Igual que la afirmación de Antoine Lavoisier, en la Academia de Ciencias de Paris, de que “no pueden caer piedras del cielo, porque en el cielo no hay piedras”. Hoy sabemos que los dragones no existieron, pero los meteoritos y asteroides sí. Independientemente de lo que afirmasen los grandes científicos del momento. Y si nuestros predecesores científicos cometieron errores, es lógico suponer que los actuales también. Y que, dentro de 50 años, lo que hoy se consideran paradigmas científicos, resulten tan obsoletos como los de nuestros mayores. Por ello no debemos tirar la toalla.

james McDonald

Moya, Bravo y Fuenzalida radiografían la situación actual del fenómeno, desde la revelación del programa OVNI secreto del Pentágono de EEUU, pero son conscientes de que no es la primera vez que ocurre.

En 1968, durante una sesión sobre OVNIs en el Congreso de EEUU (muy anterior a la de 2022) el físico y profesor universitario James McDonald definió el fenómeno de los Platillos Volantes como “el problema número uno de la ciencia moderna”. Y tres presidentes de los EEUU (Carter, Reagan y Bush) han sido protagonistas de incidentes OVNI. Un cuarto, Gerald Ford, llevó a encabezar una iniciativa para desclasificar toda la información OVNI de la Casa Blanca.

En el siglo pasado los OVNIs llegaron a ser debatidos en la ONU, en la Cámara de los Lores británica y hasta en el congreso de los diputados de mi país: España. Así que no hay nada nuevo, sino cíclico, en esta actitud.

No comparto, no obstante, el entusiasmo de mis admirados Moya, Bravo y Fuenzalida, al pensar que “esos científicos ya pueden salir de las catacumbas y discutir esta temática sin el temor a incomodar, o peor todavía, a que sean tildados de “locos”. Si algo sabemos de la ufología es que su dimensión social es cíclica. Como el péndulo de León Foucault. Oscilante, en función del tránsito de la Tierra y su tiempo. Y en el siglo pasado los científicos más relevantes de su tiempo se polarizaron a favor de la investigación del fenómeno. Como ocurre hoy.

Tampoco comparto el uso del término “escéptico” para referirse a los negativistas. Eso nos situaría a sus antagonistas bajo el antónimo “creyentes”, y eso sería faltar a la verdad. Considero más correcto el término “pseudo escépticos” acuñado por el Dr. Marcelo Truzzi, fundador y primer presidente del CSICOP, la primera organización “pseudo escéptica”, que abandonó como alma que lleva el diablo, al comprobar el dogmatismo intolerante y anticientífico que rezumaba la junta directiva y los afiliados de la asociación que él fundó. Porque escéptico, etimológicamente, es el que duda, no el que niega a priori.

Pero esta es otra de las cosas maravillosas de la ufología, podemos disentir, tener opiniones diferentes, puntos de vista antagónicos… pero los investigadores sabemos que es más lo que nos une que lo que nos separa: los OVNIs.

Lo que si comparto, con los admirados autores de esta obra, es que la realidad del fenómeno OVNI trasciende todos nuestros parámetros científicos. Incidentes tan turbadores y extraordinarios como el de la Isla Robert, que descubrirás unas páginas más adelante, lo ilustran de forma irrefutable.

336044629_1644183576083062_4230063444642725980_nEn este siglo, el Gobierno, los servicios de inteligencia, las Fuerzas Armadas de EEUU, Michiu Kaku y Avi Loeb, acaban de descubrir que el fenómeno OVNI es real, es interesante y es importante. Enhorabuena. Los investigadores, como Moya, Bravo y Fuenzalida, lo sabemos hace décadas.                

Manuel Carballal



[1] Carballal, Manuel. “El gallego sabio: Óscar Rey Brea, el hombre que descubrió los OVNIs”. El Ojo Crítico, 2002.

[2] Piñero, Antonio. “En directo desde el siglo primero”. Lacónica, 2018. Capítulo 1: “Extraterrestres en vuelo rasante por el Neguev, o como se escribió el Antiguo Testamento”. Transcripción de la conferencia

sobre “Fenómenos aéreos anómalos en la Biblia”, impartida por el Dr. Piñero en el I Congreso Solidario de El Ojo Crítico, en 2014.

[3] Carballal, Manuel. “OVNIs e Hipótesis ExtraTerrestre: una reflexión lógica”. http://elojocritico.info/ovnis-e-hipotesis-extraterrestre-una-reflexion-logica/

[4] El informe del caso está disponible gratuitamente en: http://elojocritico.info/el-ojo-critico-no94-avance-de-contenidos/

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