Published On: Vie, oct 25th, 2013

UFOLEAKs (7) DIVIDE Y VENCERAS: LA ESTRATEGIA MILITAR

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Publicado en EOC nº 59

Ballester y Benitez en el historico enfrentamiento en Tele5 pEs imposible revisar la historia de la Desclasificación OVNI en España, y de la relación de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y los No Identificados, sin encontrarse el nombre de Juan José Benítez, una y otra vez. Para un sector de la ufología se trata de un referente, de un modelo a imitar, casi de un “mesías” de los OVNIs. Para otros es un estafador sensacionalista, un profesional del misterio, y un azote de pseudoescépticos y negativistas.

Otros sin embargo consideran que la verdad, como casi siempre, no se encuentra en los extremos. Pero de lo que nadie duda es del incuestionable protagonismo de J. J. Benítez en la historia de la ufología hispanohablante, y muy especialmente en la relación de los OVNIs con el estamento militar. En torno a esa relación, uno y otro extremo de opinión han relatado todo tipo de venturas y maldades en torno al periodista navarro, pero hoy, y en ENIGMAS, será la primera vez en que se probarán, documentalmente, esas “leyendas urbanas” en torno al autor de “Caballo de Troya”.

Lo mismo podría decirse de Vicente Juan Ballester Olmos. Modelo de rigor y seriedad para un sector de la comunidad ufológica, sus libros son estudiados con fervor y dedicación por parte de quienes sueñan con hacer de la ufología una ciencia. Sin embargo, para otros, se trata de un parasito de la ufología, que pactó con los militares para ayudarle a descalificar el fenómeno OVNI a cambio de obtener una información privilegiada sobre los archivos militares, o incluso algo mas… Su nombre es también inevitable a la hora de estudiar la implicación militar de los No Identificados en España.

Uno y otro han marcado los límites del debate, como si fuese imprescindible seguir uno u otro modelo para tener derecho a interesarse por los OVNIs y su relación con los cuerpos de seguridad del estado. Y creo que esa “contención del debate” no es casual.

Divide y vencerásUFOLEAKS PORTADA

Cuando, aquella mañana de 1992, me “colé” en el Estado Mayor del Ejercito del Aire, parapetado tras una aventurada estrategia para obtener información reservada sobre el fenómeno OVNI, tuve suerte (ver Enigmas nº 142). Pude ver con mis propios ojos aquellas carpetas llenas de documentos, marcadas con los nombres de algunos conocidos ufólogos españoles. Pero cuando salí de aquel despacho llevaba conmigo un goloso dossier de documentos oficiales sobre OVNIs, incluyendo el listado de los primeros 55 expedientes que el Ejército del Aire reconocería poseer, y que hasta ese instante nunca se habían hecho públicos. También había algunas notas internas, referencias a asociaciones ufológicas y, y esto es lo más interesante para el tema que nos ocupa hoy, varias cartas entre J. J. Benítez, el Jefe del Estado Mayor del Aire teniente general Ramón Fernández Sequeiros, etc.

En febrero de 1995, y en el número 2 del fanzine “La última hora”, que editaban unos jovencísimos Iker Jiménez y Lorenzo Fernández, quien esto escribe publicó en primicia alguna de aquellas cartas, para salir al paso de la enésima incorrección (creo que más producto de su credulidad que de su mala intención) de Ricardo Campo, uno de los miembros del MEO (Movimiento Escéptico Organizado) más conocido por sus prejuicios, credulidad y precipitación en sus conclusiones. Campo había acusado a Benítez de “haber pedido al Ejército del Aire que le entregasen a él los documentos (OVNI) para sacar un libro…”, y no mentía, aunque cuando afirmaba que “el buscamarcianos navarro” solo quería “lucrarse”, se limitaba a repetir, como siempre, lo que le habían dictado. Lo que Campo no decía, porque ignoraba, es que en realidad Benítez proponía publicar un libro, incluyendo todos los expedientes OVNI no desclasificados, destinando todos los beneficios de dicho libro a una asociación benéfica presidida por la Reina Doña Sofía.  Y así constaba en los documentos que yo había conseguido en el Estado Mayor del Ejercito del Aire. Pero, sin darme cuenta, yo también había caído en el juego. En un enfrentamiento absurdo e irracional que ha dividido a los investigadores del fenómeno OVNI durante los últimos 60 años. Asumo mi parte de culpa.Primera pagina de uno de los informes confidenciales del ejercito sobre Benitez - copia

Un enfrentamiento que se recrudeció a partir de 1977, año en que, por primera vez, trascendían a la opinión pública española una serie de informes y expedientes oficiales sobre OVNIs, redactados por el ejército español.  En marzo de ese año la editorial Plaza y Janés publicaba el libro “OVNIs: Documentos oficiales del gobierno español”, de J. J. Benítez. Ese libro convulsionó a los responsables, en aquel momento, del archivo OVNI del ejército español, y marcó un antes y un después en la relación entre ufólogos y militares en España.

Ha pesar de las continuas acusaciones de que ha sido objeto Benítez por parte de los pseudoescépticos del MEO (Movimiento Escéptico Organizado), que han querido ver en él reflejado su propio afán de lucro y protagonismo (cree el ladrón…), quienes han seguido la obra del navarro desde el principio conocen el origen de su pasional predisposición a la hipótesis extraterrestre. Una férrea convicción basada en sus cuestionables experiencia personales con los OVNIs en Perú, al inicio de su carrera como ufólogo. De hecho Benítez no llegó a la ufología desde la curiosidad intelectual, sino que se topó con el fenómeno OVNI de bruces, cuando cubría, como periodista, un viaje de los reyes de España a Perú. Benítez no sólo creía que los OVNIs que vio, en compañía de la Misión Rama, eran verdaderamente naves extraterrestres, sino que fue consecuente con esa creencia y encauzó toda su pasión y entusiasmo juvenil a la cruzada de encontrar pruebas de esa convicción personal. No encontraremos mejor ejemplo, en la memoria de la ufología española, de cómo la fe de un individuo puede marcar, para siempre, la historia de los OVNIs, al menos desde el punto de vista militar. Con unas consecuencias que, quizás, hemos sufrido todos los jóvenes que llegamos a la ufología años después.

La historia no contada

En realidad aquel libro de J. J. Benítez recogía y ampliaba una serie de siete artículos publicados, en total exclusiva, en “La Gaceta del Norte” en diciembre de 1976. En dichos artículos se daba a conocer un auténtico tesoro, envidiado por todos los ufólogos de la época. Benítez había conseguido lo que nadie antes; “abducir” de los archivos militares 12 expedientes secretos sobre OVNIs, redactados por los jueces instructores del Ejercito del Aire (ver Enigmas nº 143).  Pero ¿Cómo obtuvo Benítez aquellos primeros documentos oficiales sobre OVNIs? Y lo que es más importante, ¿Qué ocurrió tras su publicación?

En las últimas semanas quien esto escribe ha podido acceder a una serie de informes sobre J. J. Benítez redactados por diferentes funcionarios del Ejercito del Aire, en los que se detalla meticulosamente como se produjo aquella entrega de documentos, y las consecuencias que acarreó su publicación, en el seno del Ministerio de Defensa. Según estos documentos, nunca publicados, estamos en disposición de reconstruir los acontecimientos.

El 20 de octubre  de 1976  el Teniente General Felipe Galarza Sánchez, en aquel entonces Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), recibió en su despacho a J. J. Benítez. Cuando el periodista navarro salió de aquel despacho se llevaba consigo 12 expedientes OVNI oficiales, redactados por el ejército español.  Sin embargo, y esto es algo que yo había oído pero que no podía demostrar hasta hace solo unas semanas, Benítez fue obligado a firmar un compromiso de confidencialidad antes de llevarse los expedientes.  En el documento, timbrado con membrete del Ministerio del Aire, que ahora si se encuentra en mi archivo,  se puede leer:

“Asunto:

DON JUAN JOSÉ BENÍTEZ LÓPEZ. PERIODISTA, CORRESPONSAL DE LA GACETA DEL NORTE,

CERTIFICO: Que no hará uso de los nombres de personas ni de la documentación que me ha sido facilitada por el Ministerio del Aire, ni responsabilizo a este Departamento de la veracidad de la información que se le facilita.

Madrid, a veinte de octubre de mil novecientos setenta y seis”.

Sinceramente, conociendo la trayectoria de  un periodista como Benítez, comprometido con la misión de demostrar al mundo que civilizaciones extraterrestres nos visitan,  haría falta ser muy iluso para entregarle 12 expedientes oficiales sobre casos OVNI en España de implicación militar, y pretender que se limitase a leerlos en su casa y los guardase en un cajón. Así que, como era previsible, mes y medio después los expedientes, hasta entonces secretos, eran publicados por Benítez en su periódico primero, y en su libro “Documentos oficiales del gobierno español” después. Aunque en principio omitiese los nombres de los testigos involucrados.

De los documentos internos que han llegado a mis manos hace pocas semanas se deduce que muchos militares manifestaron un profundo malestar por lo que consideraban una traición de Benítez, y por el lugar en que sus artículos dejaban al Ejército del Aire. Tanto es así que Felipe Galarza tuvo que justificarse ante el ministro del aire, teniente general Carlos Franco Iribarnegaray, en un informe titulado “Proceso seguido para la entrega de información periodística sobre OVNIs a don Juan Jose Benítez López, corresponsal acreditado de La Gaceta del Norte”, uno de los primeros informes detallados del ejército dedicados al ufólogo navarro, nunca antes publicados.  Sin embargo, en una carta del General Galarza a Benítez, fechada el  22 de diciembre de ese año, el mando militar le dice  Recibí su atenta carta del pasado dia 14 y junto a ella la serie de reportajes que ha publicado en su periódico con base en la documentación que le proporcionamos. Me ha parecido muy bién. El tema está tratado con la seriedad que la difusión de esa información requiere, junto con el entusiasmo e interés personales que Vd. Pone en todas sus publicaciones…”.  O yo soy muy torpe, o no encuentro en las palabras del General ningún reproche a la publicación de los expedientes entregados a Benítez…

Sin embargo, las presiones internas debieron hacer al General reconsiderar su postura, ya que según una carta de Benitez a Galarza, fechada el 11 de mayo, el navarro alude al deseo del General de “llevarme al juzgado de guardia por todo esto”. Y es que la publicación del libro, que siguió a los reportajes en La Gaceta del Norte, desató la ira de algunos mandos del Ejército del Aire… aparentemente. Mucha indignación, profundo malestar, cólera entre los militares por aquella supuesta traición de Benítez a su confianza… pero sólo un año después, en diciembre de 1978, volvía a repetirse la operación, y otro general entregaba a Benítez, de forma también confidencial, dos nuevos informes que, lógicamente, Benítez volvió a publicar. ¿Sólo yo veo esta actitud totalmente incoherente?

Benítez versus Ballester Olmos

El 14 de septiembre de 1998 el entonces teniente coronel Enrique Rocamora presenta una monografía en su curso de capacitación para el ascenso a general. El título de aquella monografía era “El proceso de desclasificación de la documentación acerca de OVNIs en el Ejército del Aire”. En dicha monografía Rocamora dedica un capitulo, el anexo 12, a J. J. Benítez y su “sensacionalismo” y “cinismo”. Rocamora no escatima calificativos a la hora de referirse a la “traición”, así la juzga él,  a la promesa firmada el 20 de octubre del 76 en el despacho de Galarza. Y esa, la del Benítez traidor, sería la versión oficial que los militares  interpretarían ante dos colegas del navarro, investigadores OVNI también, que en los años 80 comenzaron a interesarse insistentemente por los archivos oficiales del ejército: Vicente Juan Ballester Olmos y Joan Plana.

Ballester y Plana los asesores ufológicos del ejercitoBallester y Plana mantuvieron una relación tan estrecha con los militares como Benítez, o más. Pero ahora, con la perspectiva de los años, estamos en disposición de  mostrar un profundo escepticismo en relación a lo que el Ejército del Aire buscaba de unos y otro. Ante Ballester y Plana, que terminaron convertidos en los “asesores ufológicos” de Defensa, el Ejército del Aire se mostraba profundamente molesto por las continuas declaraciones de J. J. Benítez contra el proceso de desclasificación, y sin embargo los militares continuaban recibiendo al navarro en el Estado Mayor del Ejercito del Aire, colaborando con él e incluso, enviando a Angel Bastida al curso de verano organizado por Benítez, en representación oficial, instigado directamente por Emilio Alonso Manglano, entonces Director General del CESID. ¿No resulta incoherente?

Es simplemente inverosímil. Joan Plana, por ejemplo tuvo que presentarse en el cuartel de la Guardia Civil de su ciudad y ser identificado formalmente, por su insistencia en obtener respuestas del Ejército del Aire en relación al tema OVNI, y Benítez, que no ha dejado de despotricar contra los militares, continúa contando con su apoyo, pese a su supuesto enfado. Y no me refiero a ciertas asociaciones clandestinas de militares, como el GAO, que simpatizan con la causa de los ufólogos y nos han facilitado información puntualmente a lo largo de todos estos años, sino de una actitud oficial. Mientras repudiaban del navarro ante sus nuevos colegas ufológicos, los militares volvían a facilitar a Benítez un documento confidencial; la Instrucción General 40-5 (IG 40-5), prototipo del nuevo cuestionario a utilizar en los informes OVNI, que una vez mas Benítez publica inmediatamente. En este caso me parece especialmente ridículo el aparente malestar de los responsables del proceso de desclasificación, ya que yo mismo he consultado en mi última visita a la Biblioteca del Estado Mayor del Ejercito del Aire informes OVNI desclasificados, redactados sobre la IG 40-5. Ante sus “asesores ufológicos”, sin embargo, los militares consideraban que Benítez había vuelto a publicar un documento secreto.

En 1993 los militares aseguraban a Benítez, y así lo publicó, que “faltó poco para el Ejército del Aire emprendiera una acción judicial contra Ballester Olmos, por alegar que el había inspirado el proceso de la desclasificación”. Sin embargo, en  1997 esos mismos militares aseguraban a Ballester,  que consideraban “plantear algún tipo de querella judicial” contra Benítez por las criticas feroces que el navarro había hecho al proceso de desclasificación. Pero al final, pura palabreria. Jamás se tomaron medidas legales contra ninguno de los ufólogos, fomentando, eso si, el enfrentamiento entre ambos, y de paso entre todos sus seguidores.

Resulta incoherente que Defensa se rasgue las vestiduras contra los “periodistas del misterio” y las publicaciones “sensacionalistas”, y que después sea la revista Mas Allá de la Ciencia, la que publica en exclusiva como la desclasificación se había hecho efectiva, en julio de 1992, en un artículo de Ballester Olmos y Plana. No fue LAR, ni El Escéptico, ni siguiera CdU. También fue esa revista “sensacionalista” la que tuvo la exclusiva de entrevistar a Angel Bastida, en enero de 1999.

Mas aún. El 16 de julio de 1993, por primera y última vez en la historia de la desclasificación OVNI, Benítez y Ballester Olmos accedieron a sentarse en el mismo plató de televisión, el del programa Otra Dimensión, de Tele5, para un “cuerpo a cuerpo” que prometía ser muy revelador. Y pese a su aparente disgusto con unos y otros, el Ejército del Aire no sólo accedió a colaborar con el redactor del programa,  Javier Sierra, sino que los tenientes generales Angel Batida y Enrique Rocamora, participaron en el programa, abriendo las puertas del MOA a las cámaras de Tele5. 

El debate no llegó a emitirse inicialmente, y resulta tan cómico como revelador leer las interpretaciones que hicieron los seguidores de uno y otro ufólogos, de aquella “censura”. Para los “ufólogos de campo” partidarios de Benítez, Ballester había conseguido  que los militares prohibiesen la emisión del programa, ya que el navarro había desenmascarado los engaños de la desclasificación. Para los “ufólogos científicos”, seguidores de Ballester, el director del programa, en un arrebato de ego, había decidido censurar a valenciano dando protagonismo sólo a Benítez, por considerar el debate “demasiado polémico”. Pero quienes hemos tenido acceso a la grabación en bruto del programa, sin editar, sabemos que la verdad es mucho más sencilla. El debate fue aburrido, tedioso, y televisivamente insufrible. No existió censura ni por parte de unos ni de otros. Y de hecho un año después, el 18 de julio de 1994, se reemitió ese capítulo de “Otra Dimensión”  incluyendo el famoso debate de marras.

En  noviembre de 1993 Benítez publica “Materia Reservada”, donde no deja títere con cabeza en cuanto al proceso de desclasificación. Nuevo aparente malestar, pero Benítez continúa visitando a los militares en el Estado Mayor del Ejercito del Aire, e incluso se presenta en el curso de verano que organiza el CESID en la Complutense, para saludar cordialmente a su viejo amigo Javier Calderón, entonces director general del servicio secreto español… Raro, raro, raro…

“Decidles lo que quieran oir”El juez instructor Munaiz Ferrosastre

Esta estrategia es habitual, y suele ofrecer excelentes resultados. Solo hay que ver la violenta reacción de Ricardo Campo, probablemente uno de los miembros más iluso y crédulo del MEO, tras entrevistarse con el juez instructor Munaiz Ferro-Sastre (Ver Enigmas nº 143). Cuando Munaiz le aseguró que jamás me había dicho las cosas que yo publiqué en su entrevista, Campo le creyó, y sin tomarse la molestia de consultarme, desató una feroz campaña de difamación, acusándome de haber inventado tal entrevista. Cuando, como respuesta, emitimos la cinta, con las palabras literales del Juez Instructor, en el programa Mundo Misterioso, Campo, una vez más, cayó en el más vergonzoso de los ridículos. Todavía estoy esperando sus excusas.

Yo no creo que Campo mintiese al escribir lo que le dijo Munaiz. De hecho yo si tengo una copia literal de la trascripción de su entrevista, y tengo la grabación magnetofónica de la mia. Munaiz, como tantos otros militares, nos habían dicho a cada uno lo que queríamos oir, conscientes de que con eso fomentaban los enfrentamientos en la comunidad de investigadores. Y nosotros, estúpidos, les hemos permitido hacerlo durante 60 años.

Ballester y Plana colaboraron directa y profundamente con el Ejército del Aire en el proceso de desclasificación. Dedicaron una ingente cantidad de tiempo y dinero a esa labor (más de 50 reuniones personales y 200 horas de conversaciones), y aparentemente eran los ufólogos “tutelados” por Defensa. Sin embargo, cuando el trabajo estaba hecho, el  teniente coronel Rocamora renegó de ellos y del CEI, negándoles ningún protagonismo en el proceso. Algo que todos los que hemos seguido este proceso sabemos que es injusto.  Pero tan injusto como afirmar que Benítez se lucró con los expedientes desclasificados, al publicar su libro “Materia Reservada”, o como afirmar que lo hizo Ballester Olmos al publicar su libro “Expedientes Insólitos” (Temas de Hoy, 1995), y viceversa.  Y es que, al final, intencionada o casualmente, lo único cierto es que la sección de inteligencia del Ejército del Aire ha conseguido fomentar, cuando no iniciar, un profundo enfrentamiento entre los investigadores del fenómeno OVNI.

Manuel Carballal

Puedes descargarte EOC nº 59 en: http://www.dimensionlimite.com/eoc/EOC_59.pdf

 

Displaying 1 Comments
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  1. Amigo Manu, algún día se reconocerá tu gran trabajo y tu tan clara, lógica, exahustiva y encomiable manera de investigación. Suerte, salud, cariño, ánimo, luz… todo lo que te mereces!

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