Published On: Dom, mar 23rd, 2014

OVNIS: ENCUENTROS CERCANOS CON HUMANOIDES

Share This
Tags

Publicado en EOC nº 26

eoc 26Había vuelto a ocurrir. Al llegar a la pequeña aldea de Lestedo, a pocos kilómetros de Compostela, volví a encontrarme con lo que yo llamo el “exhibicionismo OVNI”. Aquel reciente caso de aterrizaje de un No Identificado, nos enfrentaba nuevamente ante un escenario, que ya había visto en muchos otros casos similares, sólo que en esta ocasión el descaró era más evidente que nunca. Esta vez se trataba de un “Platillo Volante”, descrito por la testigo como un “disco grande con los bordes llenos de luces de color amarillo, que en el centro tenía una luz más grande y rojiza que las otras…”.

 Dunia Sinde, una encantadora niña de ocho años de edad, estaba aquella noche de octubre sola en casa. Sus padres se encontraban regentando la cafetería que poseen en Santiago. A eso de las dos de la madrugada Dunia se despertó alarmada por un extraño sonido “como el de un rotulador al dibujar sobre un papel”. A través de la ventana de su habitación acertó a intuir un misterioso resplandor amarillento que provenía del exterior. Se incorporó en la cama y sin cubrir el pijama con batín alguno, se dirigió a la ventana. Y lo vio. Frente a ella. A unos 80 metros de distancia. Casi rozando el suelo pero sin llegar a tocarlo. Era un “Platillo Volante”.

Cuando llegué al lugar de aterrizaje, pocos días después, tanto Dunia como su padre, Alejandro Sinde, atendieron pacientemente todas mis demandas. Soportaron pacientemente el interrogatorio, me permitieron tomar muestras del terreno, tomar fotos y grabar en vídeo. Lo que no pudieron explicarme era, porque aquel objeto –fuese lo que fuese- había elegido aquel lugar para “exhibirse”.  La casa de la familia Sinde es una vivienda discretamente aislada. Justo en la parte trasera de la casa, donde se encuentra “casualmente” el dormitorio de Dunia, se extiende una gran explanada, de unos 150 metros de longitud,  rodeada de eucaliptos. Dicha explanada se encuentra cortada por la mitad, por una frondosa hilera de árboles. ¿Por qué aquel objeto eligió descender justo en el lado de la casa, al lado del dormitorio de Dunia? ¿Por qué no descendió al otro lado de los árboles, lo que haría que fuese totalmente invisible a ojos indiscretos? Desde una perspectiva aérea es mucho más evidente ese fenómeno. Si un piloto –terrestre o no- desease aterrizar sin ser visto, lo haría en la explanada de la izquierda. Sin embargo aquel objeto decidió descender un par de metros a la derecha. Al otro lado de los árboles. Lo justo para poder ser avistado por la testigo. Descendió, permitió que Dunia lo observase durante unos segundos, y después “volvió a hacer el ruido, como de rotulador, y se marchó hacia allí, perdiéndose de vista…”.

EL EXHIBICIONISMO OVNIovni5

Por mucha información que reúnan. Por muchos informes que archiven. Por muchos datos que introduzcan en sus ordenadores, los ufólogos que no practiquen el trabajo de campo, jamás podrán entender algunas facetas del fenómeno OVNI. Aspectos, sensaciones, intuiciones o incluso hechos de los que sólo puedes percatarte al gastar suela pateando los mismos caminos, senderos y carreteras donde se han dejado ver los escurridizos No Identificados. El desprecio que algunos autotitulados “ufólogos científicos”, como el canario Ricardo Campo –mas que canario, rapaz-  dedican a la que llaman “ufología de picnic”  les hace perderse algunas facetas del fenómeno imprescindibles para su comprensión global.

El patear personalmente los enclaves geográficos en los que se han producido los encuentros cercanos nos ofrece esa perspectiva. Por eso, cuando llegué al recóndito pueblo de Mansilla, en la provincia de Burgos, volví a sentir aquella sensación. Me acompañaba Carmen, una joven licenciada en Geografía e Historia, que pocas semanas antes había vivido una experiencia insólita en el lugar exacto en que ahora nos encontrábamos.

fdhrvcCarmen regresaba a su casa, en Burgos, a última hora de la tarde cuando, mientras circulaba por la carretera entre los pueblos de Mansilla y Arroyal, fue asaltada por un objeto luminoso que se precipitó sobre su coche…

Encontré, en el lugar exacto  del “encuentro” unos arbustos quemados, y unas extrañas huellas. Y mientras tomaba las muestras, que posteriormente serían analizadas en los laboratorios Reia Lab Scan S.A, me di cuenta. Aquel objeto había “aterrizado” en una gran explanada desierta, a sólo unos 30 metros de una discreta hondonada donde, de haber querido pasar desapercibido, podría haberse ocultado a las miradas indiscretas de Carmen o de cualquier otro testigo que circulase por aquella carretera.

Carmen aceptó ser sometida a todo tipo de pruebas, incluidas dos sesiones de hipnosis regresiva que realizó un médico de Burgos, D. José Andrés Lozano, siendo una de ellas presenciada por mi. Pero de sus relatos, tanto en estado de hipnosis como en estado de vigilia, no pudimos extraer una respuesta razonable a ese evidente exhibicionismo OVNI. Es como si el objeto estuviese esperando a ese testigo concreto, en ese lugar y momento  preciso, y decidiese “actuar” para él…img128

Los casos catalogados por el desaparecido Dr. Hyneck como “Encuentros Cercanos”, suelen venir acompañados de esa desconcertante actitud. Lo que lleva a algunos investigadores, a mi al menos, a la conclusión de que aquella vieja teoría ufológica, tan popular en los años 60/70, que pretendía que los ufonautas eran científicos extraterrestres sorprendidos “casualmente” por testigos indiscretos, es falsa.  Los casos de aterrizaje y los encuentros con humanoides, al menos buena parte de ellos, resultan sospechosamente “forzados”.  El testigo parece encontrarse, en el momento oportuno y a la hora exacta, en el lugar en el que un No Identificado, o sus descarados tripulantes, han decidido dejarse ver. Uno de los ejemplos más gráficos de ese exhibicionismo OVNI se ha producido en muchas playas españolas..

EXTRAÑOS EN LA PLAYA

Viajé hasta Punta Hidalgo, en la isla de Tenerife, con la intención de investigar algunos avistamientos OVNI notables, que se habían producido en aquel lugar en los meses precedentes. Sin embargo, ninguno de ellos había sido tan cercano como el que protagonizó el matrimonio compuesto por Olga y José, pocas semanas antes de mi viaje. Olga y José se encontraban dentro del coche, admirando el espectacular firmamento que se ofrece desde Punta Hidalgo, como desde otros muchos puntos de la isla. Aunque, según me confesaron, acudieron a esa zona atraídos por los constantes relatos sobre OVNIs en el lugar.  De pronto observaron un extraño objeto luminoso, con forma semiesférica, que se acercaba a la costa. Agarrotados por la inquietud, pudieron presenciar desde sus asientos el insólito espectáculo. Unos extraños seres altos, de cabello largo, y apariencia absolutamente humana habían “desembarcado” en las arenas de Punta Hidalgo ante sus propios ojos… ¿A que ufólogo podría caberle en la cabeza que unos “científicos alienígenas” que deseasen anonimato procederían a desembarcar de su “nave” en una playa, justo frente al único coche aparcado en toda la zona? Y es que las playas españolas han sido el escenario –y subrayo lo de “escenario”- de infinidad de “actuaciones OVNI”.

ovni7Llegados este punto resulta inevitable citar el caso Conil, sin duda uno de los incidentes OVNI más famosos y polémicos de los últimos años. Cuando en 1989 la agencia Tass sorprendió al mundo con la noticia de un aterrizaje OVNI en un parque de la ciudad rusa de Vorónezh, eclipsó internacionalmente toda noticia sobre OVNIs ocurrida posteriormente, por eso, cuando 2 días después del aterrizaje en Vorónezh se produjo un nuevo incidente OVNI, en la población gaditana de Conil, ningún medio de comunicación se hico eco.

Fuimos docenas los investigadores que peregrinamos a Conil en busca de nuevas informaciones sobre el escurridizo fenómeno OVNI. Los testigos soportaron con beata paciencia los interrogatorios de mil y un ufólogos, y relataron en igual número de ocasiones  su insólito encuentro, en la playa de Conil, con dos extraños humanoides que, supuestamente, habrían desembarcado de un OVNI.  Personalmente me tomé la molestia de subir hasta el monte situado en el extremo derecho de la playa, para tomar algunas fotos generales del lugar del “encuentro”. Basta echar un vistazo a dichas fotos para percatarse de que existen en la playa lugares mucho más discretos que el punto, justo frente al centro del pueblo y a varios hoteles y chiringuitos, donde fueron vistos “casualmente” los supuestos alienígenas.

Y ese comportamiento es casi constante en casos similares. Meses después del caso Conil se  produce un nuevo “desembarco” de humanoides en una playa española. Un caso, como tantos, inédito hasta ahora. Pero en esta ocasión debemos trasladarnos al otro extremo del país, a más de 1000 km. de distancia.ovni6

Este nuevo incidente, al igual que en el caso Conil, compartido por diferentes testigos, se produce en la población coruñesa de Sada. Y digo “compartido” porque, como había ocurrido en Conil, un grupo de testigos observó unas extrañas luces en el cielo “OVNIs”, poco antes de que otros testigos diferentes observasen los extraños “humanoides” en la playa…

Esa noche, al filo de las 12, D. José Francisco García, director de la emisora Radio Oleiros, conducía su coche en compañía de su esposa y sus suegros, bordeando la playa de Sada. Los cuatro testigos pudieron avistar el extraño objeto luminoso y fusiforme “todo el rodeado de bombillas”, que cruzaba el cielo. Su observación duró unos 5 o 6 minutos, según me relatarían. Cuando visité la zona descubrí que , esa misma noche, otro matrimonio había tenido una experiencia aún más sorprendente en la misma playa. Según me relataría Juan –testigo que desea el más absoluto anonimato- tanto él como su esposa se encontraban aquella misma noche en la playa, un par de horas después de que José García y su familia observasen el extraño objeto en los cielos. De pronto se encontraron con dos extraños humanoides en la playa que parecían salir del mar. Ambos, como en el caso de Conil, iban vestidos con unas largas túnicas, y portaban una especie de bolsas, “en las que parecían introducir algo”.  Según mis pesquisas en la zona, probablemente otros testigos presenciaron, a mayor distancia la aparición de los seres pero ¿por qué justo en ese punto de la playa, y no en la zona de los acantilados, mucho más discreta? Sinceramente, uno podría pensar que aquellos dos personajes estaban allí, y en ese instante, para o por Juan y su esposa…

LA EXPERIENCIA TRASCENDENTE

ovnis3 001 - copiaEl encuentro con humanoides va mucho más allá de un incidente casual en la vida del testigo. Sin entrar a enjuiciar si tales experiencias son reales o un delirio místico, si dedo apuntar que dichas experiencias son más que un encuentro “accidental” y aislado. Al menos en la mayoría de los casos. Para algunos autores, mayormente norteamericanos, el encuentro con los supuestos alienígenas forma parte de un seguimiento en la vida del testigo, lo que implica que, con el paso de los años se produzcan nuevos incidentes OVNI.

D. Manuel Castro es un operario de aeropuertos. Durante buena parte de su vida ha estado vinculado profesionalmente al mundo de la aeronauta, en  labores de mantenimiento. Por eso, jamás ha podido explicarse que era aquel extraño artefacto que vio aterrizar en el verano de 1958 en un pueblo de Galicia. Del objeto, absolutamente atípico en la casuística OVNI, salieron tres humanoides vestidos con trajes ajustados, que parecían recoger muestras  del terreno. Aquel insólito y “casual” encuentro con los humanoides parecía una experiencia aislada en su vida, hasta que, ya en los años noventa, volvió a protagonizar encuentros OVNI. Uno de ellos, en pleno casco urbano, le impresionó tanto que llegó a plasmar en un cuadro su experiencia. El cuadro de D. Manuel, en el que se representa el Platillo Volante que lo asaltó en plena noche, está impregnado de toda la carga emocional que puede trasmitir un testigo OVNI.

Y es esa componente emocional. Esa vibración en la voz. Ese sudor en la frente del testigo, es algo que ningún cuestionario remitido por correo puede trasmitir al ufólogo. Con demasiada frecuencia los llamados “analistas” o “investigadores de salón” se pierden esta dimensión del fenómeno. Una dimensión, a mi juicio, sumamente importante que como dirían burlonamente pseudo-investigadores como Ricardo Campo, solo puede comprenderse a través de la “ufología de picnic”… Y es que a veces, comerse un bocadillo con el testigo, nos puede aportar más información sobre su experiencia, que castigar las hemorroides ante el ordenador, intentando hacer que venus justifique el caso, para aparentar así una supuesta metodología “científica”.

Esa carga emocional de muchos casos es una invitación a la reflexión. Como lo es la inquietante coincidencia de detalles en los relatos de testigos, separados por cientos de kilómetros, o docenas de años. Cuando D. Manuel Castro, por citar un ejemplo, dibujó en mi cuaderno de campo aquel extraño OVNI, con forma de cabina telefónica, del que salieron los 3 “astronautas” con monos ceñidos, se me antojó absurdo.  Tuve que recorrer los casi 950 kilómetros que separan Galicia de Sevilla para encontrarme con un caso “gemelo”, solo que mucho más documentado.ovni4 001

La aventura de Miguel Fernández Carrasco deberá hacerse un lugar de privilegio en la historia ufológica europea. La noche del 28 de enero de 1978 Miguel, que entonces contaba 24 años de edad, había dejado en casa a su novia Carmen Alvarado Sáez, de 20, a eso de la medianoche, y regresaba paseando desde Sanlúcar la Mayor hacia su domicilio en Benacazón, a unos cuatro kilómetros de distancia.

Siempre según su declaración, a eso de las doce y media de la noche observó una “estrella fugaz”. Es decir, un objeto luminoso que cruzó el cielo y que el definía como una “estrella”. Minutos después aquella convirtiéndose en una extraña nave no identificada, que se posó en tierra a unos cinco metros del testigo. El objeto tenía forma paralelepípeda, a modo de cabina telefónica “pero más grande” (unos dos metros de ancho por unos tres y medio de alto), igual que la descrita por Manuel  Castro en Galicia,  con una especie de cúpula en su parte superior, que emitía destellos rojos y blancos. Cerca del borde superior del “tronco” de la nave, dos apéndices en forma de aletas, de medio metro aproximadamente cada una. La nave se posó sobre una especie de trípode, y una especie de puerta, en forma de medio arco, se abrió, girando sobre unos hipotéticos goznes. En ese instante una deslumbrante luminosidad surgió del interior de la nave, y una rampa se proyectó hacia el suelo.

ovni8Según el relato del joven sevillano, se quedó paralizado por el terror, viendo como del interior de la nave descendían dos “seres” de aspecto humanoide, y unos dos metros de estatura. Vestían, según Miguel, una especie de traje ajustado “como los de los hombres-rana”, con un cinturón grueso cuya hebilla central emitía una especie de destellos luminosos rojizos, suaves y rítmicos.       Miguel, aunque aterrorizado, consiguió dominar su pánico y echó a correr. En ese instante los humanoides volvieron al objeto y este “despegó”. Mirando de reojo hacia atrás mientras corría, el testigo afirma que pudo observar como el OVNI se izaba oblícuamente, en medio de una gran humareda, dirigiéndose hacia él, lo que acentuó su pánico. Miguel fue pronto alcanzado por el objeto, y pudo sentir como era alcanzado por una “andanada o fogonazo abrasador” proveniente del OVNI. Después el joven no recuerda nada más hasta aparecer ante la puerta de su domicilio.

Ingresado en el Servicio de Urgencias del Hospital San Lázaro de Sevilla, fue sometido a un completo análisis. Según el informe que conseguí en dicho hospital, se le descubrieron una extrañas quemaduras, y una irritación en los ojos “similar a la producida al haber estado sometido a una luz muy fuerte”. Lo más sorprendente del caso es que un Juez de Sevilla llamó a declarar a Miguel, levantando las únicas diligencias judiciales existentes en Europa por la agresión de un OVNI. Diligencias que, por cierto, se habían traspapelado en los sótanos de los juzgados, y tarde varios días de gestiones, y una aventura que roza lo inimaginable, en localizar. Esas diligencias judiciales suponen, sin duda, uno de los documentos más extraordinarios en la historia de la ufología europea. Y el extraordinario envejecimiento del testigo en los últimos años, también invita a la reflexión.

Tan insólita persecución ¿supone un caso aislado en la ufología española? En absoluto. Debería viajar ahora hasta Barcelona, para recoger un relato desconcertantemente similar al de Miguel.

En este caso sería Juan Soler Cintas, vecino de Manresa, quien vivió una persecución muy similar a la de Miguel. Nuevamente un objeto fusiforme, y unos  humanoides vestidos como “astronautas”, con ceñidos monos, son los protagonistas del relato. ¿Pueden haberse inventado tres hombres de Galicia, Cataluña y Andalucía unos personajes tan similares sin tener contacto entre ellos?

Este tipo de coincidencias, estas significativas “casualidades” en los relatos de los testigos OVNI tan sólo se hacen evidentes en el cuaderno de un investigador de campo, cuando ha tenido la oportunidad de entrevistar a testigos de incidentes similares, aunque muy alejados en el espacio y/o el tiempo.ovnis3 001

En 1996 viajé hasta la comarca de Proaza, en Asturias, para investigar una serie de Encuentros Cercanos. Uno de ellos fue protagonizado por el matrimonio de Monserrat y Camilo Rivera. Eran las 21:35 cuando el joven matrimonio observó como, sobre los árboles vecinos a su casa, descendía una enorme esfera de luz blanca. Aquella esfera luminosa se detuvo a unos 50 metros de la casa, pegada a las copas de los árboles. Tenía una especie de “puerta” en su centro, y de pronto proyectó una especie de “rampa de luz de colores”. Según relataban los testigos, aquella enorme esfera los aterrorizó. De hecho Monserrat fue la primera en salir corriendo para meterse en la casa y proteger a los niños de aquella cosa “que no era de este mundo”. Cuando Camilo Rivera dibujó en mi cuaderno de campo un esbozo de lo que había visto me quedé absolutamente perplejo. Aquel humilde campesino asturiano había dibujado un objeto sospechosamente similar al descrito por los testigos del aterrizaje OVNI en Galdar (Las Palmas), muchos años antes. Pero no adelantemos acontecimientos.

Tiempo después se produciría un nuevo aterrizaje, esta vez en un recóndito lugar llamado Ferrerías, en el municipio lucense de Friol, y allí dirigiría mis pasos. José Manuel Castro, un trabajador analfabeto, fue el principal protagonista de este insólito incidente. Según nos relataría, un objeto enorme y esférico, similar a la luna llena, habría descendido sobre las copas de los árboles, a pocos metros de su vivienda. Presa del pánico José Manuel entró en sus vivienda, asomándose por la ventana y parapetado tras el cristal pudo observar como de aquella enorme esfera, que se había detenido sobre las compás de los árboles, se proyectaba un haz de luz “como el arcoíris”.

ovniLa descripción que hacía José Manuel Castro en Friol, era asombrosamente similar a la que había hecho Camilo Rivera de la esfera que se había situado sobre los árboles de su casa en Proaza, a 250 kilómetros de Ferrerías. Incluso los dibujos realizados por ambos testigos; en el caso de Camilo la esfera que lanzaba un haz de luces de colores, y en el de José Manuel, la esfera que proyectaba una rampa de luz  “como el arco iris” son de una semejanza evidente. Pero hay más. Cuando José Manuel Castro se asomó a la ventana y observó aquella “rampa de luz como el arco iris” que salía del OVNI, pudo ver también a un grupo de humanoides que descendían a través de ella hasta tierra. Según el relato del testigo descendieron 3 o 4 humanoides pequeños, permaneciendo en el interior de la esfera otros tantos de una altura de 2 o 3 metros…  Lo sorprendente es que, tras analizar el terreno donde supuestamente había aterrizado el objeto y descendido los humanoides, descubrimos las huellas de un ¿tren de aterrizaje?, que formaban un triangulo de 8x8x10 metros, y las marcas de varias “pisadas” absolutamente inidentificables. Tuvimos la oportunidad de tomar moldes de escayola de dichas huellas, que analizadas en el la facultad de biología de la Universidad de Santiago, y por zoólogos de Lugo, no pudieron ser atribuidas a las pisadas de ningún animal conocido.

Pero lo más sorprendente es que este campesino, totalmente analfabeto, había dibujado un objeto esférico con varios “gigantes” en su interior, sospechosamente similar a un incidente OVNI clásico, que se produjo veinte años antes, y a miles de kilómetros de distancia.

Cuando viajamos hasta la población de Galdar, en la isla de Gran Canaria, pudimos recoger de labios de los mismísimos testigos presenciales, una descripción de un objeto, demasiado similar en su apariencia y en su comportamiento al de Ferrerías o Proaza, como para atribuirlo a la casualidad.

Esas coincidencias imposibles en los relatos de testigos que no se conocen entre si, ¿demuestra que las experiencias son reales?… probablemente. Y si es así ¿cuántos casos de Encuentros Cercanos con OVNIs se están produciendo en nuestro país? Eso resulta mucho más difícil de concretar.

LOS MIL ROSTROS DE UN MITO

Antonio Meilán López es un hombre normal, con una vida normal. Propietario de una sencilla tienda, padre de familia, aficionado al futbol… como tantos otros hombres normales. Cuando era un adolescente presenció un fenómeno absolutamente insólito. Regresaba a su casa una tarde, en un pueblo gallego, cuando se encontró con un grupo de seres de pequeña estatura y una especie de túnicas… Formado en la cultura popular gallega Antonio Meilán identificó aquellas extrañas criaturas con la Santa Compaña de la que tanto le habían hablado sus mayores. Como él muchos gallegos que se han encontrado con extraños seres en la noche, los han identificado con la Compaña, cuando esas mismas criaturas con túnicas, observadas en cualquier ciudad de Castilla o de Cataluña, o en una playa de Conil, habrían sido identificadas con “extraterrestres”. Solo  cuando hace pocos meses vivió una experiencia OVNI “clásica” –razón por la que acudimos a entrevistarlo- comenzó a interesarse por la ufología. Y tras leer algunos libros y artículos sobre OVNI se replanteó que aquellos seres avistados en su adolescencia, tal vez tuviesen más relación con el espacio que con el Mas Allá…

La experiencia de Antonio Meilán invita a la reflexión. Los tratados de antropología  o sociología están repletos de casos supuestamente folclóricos tras los que, sin duda, se esconden auténticos “Encuentros Cercanos con Humanoides” que podrían engrosar los archivos de casuística de cualquier ufólogo.requejo

Serafín Pena Teijeiro, por ejemplo, es un joven vecino de Cospeito (Lugo) que, a principios de los noventa saltó a la prensa nacional tras relatar su insólito encuentro con dos extraños seres voladores. Según nos relató al visitar su domicilio, una humilde granja,  aquella mañana Serafín había salido de casa antes del alba, para acudir al punto donde un compañero de trabajo lo recogía cada mañana para acudir juntos a la empresa en la que prestaba sus servicios. Debía recorrer caminando apenas unos pocos cientos de metros, y nada mas salir de su casa se encontró un insólito espectáculo. Por encima de las copas de los arboles, observó una especie de “peana luminosa” sobre la que se desplazaban dos figuras humanoides, que al joven Serafín le recordaron a la imagen de la Santísima Virgen que se admira en la capilla del pueblo. ¿Qué otra cosa podía ser?. La prensa no especializada tituló la noticia “Aparición de la Virgen en Cospeito”, sin embargo, cualquier estudioso de la mariología se percataría inmediatamente de que el extraño encuentro de Serafín no tenía ni un solo elemento característico de las apariciones marianas. No había mensajes, ni fenómenos místicos, el testigo no era un vidente, no había curaciones, peregrinaciones, y ni siguiera se repitió la aparición. Serafín utilizó un símil afín a su contexto cultural habitual, para describir lo que había visto, como hacen miles de testigos. Identificar la naturaleza del fenómeno, con lo que el testigo trasmite al investigador, es muy audaz, y con frecuencia incorrecto.

En pocos casos podemos ilustrar con más nitidez este concepto como en las serie de “apariciones” que se produjeron en el barrio gitano de Penamoa (La Coruña), a mediados de los ochenta. Durante días, tal vez semanas, los vecinos de Penamoa, y algunos investigadores nos unimos a ellos,  patrullaron los alrededores del poblado, armados con fusiles y pistolas, para intentar dar caza al extraño humanoide que había sido observado por la zona. La aparición de algunos animales muertos en extrañas circunstancias, y las extrañas luces en los cielos que acompañaban las manifestaciones del humanoide pasaron desapercibidas por los cronistas no especializados. Para aquella comunidad gitana, firmemente influenciada por las iglesias evangélicas, aquella aparición tenía que ser obra del Demonio. E incluso fueron reclamados los servicios de un grupo de exorcistas pentecostales, que intentaron espantar al extraño ser con sus rezos.

Tal y como había ocurrido en casos similares, como las apariciones de humanoides en Vega de Coria o en Santander, tras varios avistamientos sucesivos, el extraño humanoide desapareció, a la par que las misteriosas luces en los cielos. ¿Se trataba de una aparición diabólica, como pretendían los pastores protestantes, o de un nuevo caso de humanoides OVNI?

Más allá de las interpretaciones antropológicas, religiosas, folclóricas o incluso ufológicas, están los relatos de los testigos. Relatos que, como hemos visto, pueden coincidir a pesar de la distancia o el tiempo. Relatos que, en muchos casos, apuntan a un incomprensible exhibicionismo del fenómeno, que parece manifestarse para ese testigo en concreto, en ese lugar y momento preciso. Relatos de fenómenos que serán identificados por el testigo dependiendo de su contexto y formación cultural. Pero al margen de todas nuestras conjeturas. Ajenos a todas nuestras especulaciones, “ellos” siguen ahí afuera. Acechando entre las sombras el momento y el lugar oportuno para que uno de nosotros, tal vez usted, vuelva a convertirse en testigo involuntario de ese absurdo que llamamos OVNI.

 Manuel Carballal

 

RECUADRO

TERROR A LO DESCONOCIDO: LA ULTIMA EVIDENCIAimg339b

En 1997 la desbordante Oleada OVNI en  Galicia nos hizo recorrer más de 2000 km. de pueblo en pueblo, del noroeste español. Cada  avistamiento investigado  traía rumores de un nuevo caso en un pueblo vecino, y el morro del coche apuntaba inmediatamente en aquella dirección. Por fin, tras recoger los relatos de varios testigos en la frontera galaico-asturiana, una fuerte nevada atrapó mi coche, sin cadenas, en un puerto de montaña en el que los testigos entrevistados pocas horas antes me habían advertido la presencia de osos salvajes. Estos son los riesgos de la investigación de campo.

Tiritando por el frío –el Lada Niva no tenía calefacción- y atento a cualquier ruido extraño en el bosque que me rodeaba, permanecí un par de interminables horas esperando que la grúa solicitada por el móvil llegase hasta mi antes que uno de aquellos temidos osos. El mecánico me encontró acurrucado en el asiento, parapetado tras una ridícula navaja. Mi expresión debió ser un poema cuando golpeó  la ventanilla, haciéndome pegar un brinco mortal del susto. “Se le ve que no exageraba por el teléfono, jefe –dijo el tipo del mono azul- taba usted acojonadillo, ¿eh?”

Exacto. Yo no mentía, cuando telefoneé al taller más cercano, y le indiqué me encontraba en una emergencia. Y es que el miedo, real, espontáneo y sincero es uno de los elementos más elocuentes en un testimonio humano, incluido el testimonio OVNI. Y sólo unos días después tendría la oportunidad de comprobarlo. Un nuevo encuentro con humanoides se producía en aquella sorprendente oleada. Esta vez el pueblo orensano de Paradaseca, no lejos de la frontera con Portugal, había sido el lugar elegido por “ellos”. El 20 de febrero, el pastor Heliodoro Núñez se encontraba cuidando su ganado cuando sus perros comenzaron a ladrar en una dirección. Al  principio se asustó al pesar que tal vez una manada de lobos acechaba al rebaño, pero al dirigir allí la vista se encontró con dos seres “grandes y raros”,y entonces se asustó más. Los seres medían más de tres metros y estaban cubiertos por un birrete “como el sombrero de un obispo”. Heliodoro salió corriendo, y tal y confirmaron sus familiares y vecinos, se pasó los días sucesivos rezando y víctima del pánico. Mientras dibujaba en mi cuaderno de campo aquellos seres, no dejaba de persignarse mientras murmuraba “esto era cousa do Demo…”. No podemos saber que vio Heliodoro, pero si podemos afirmar que vio que lo aterrorizó. Y ese terror fue la única prueba que sus vecinos necesitaron para saber que el viejo pastor no mentía. Mas aún. El hijo de Heliodoro vio, ese mismo día, unas extrañas luces que lo aterrorizaron. La noche antes de visitar yo su casa, había trasladado su colchón al dormitorio de sus padres, porque tenía miedo a dormir solo. Aquellas luces extrañas lo perseguían hasta su dormitorio (¿VdD?) y el joven veinteañero estaba sencillamente aterrado.

Un caso, aun más elocuente si cabe, y extraordinariamente revelador fue recogido en la Sierra de Outes (La Coruña). Nos reunimos con el testigo, Manolo Javela, en el único bar del pueblo. En cuanto dijimos que habíamos viajado hasta allí por lo del OVNI frunció el entrecejo y negó violentamente todos los rumores que nos habían llegado: “Eso me lo inventé yo y además no vi nada”. Habíamos recorrido cientos de kilómetros para entrevistarnos con ese hombre, así que, decepcionados, decidimos terminar nuestro café y el bocadillo antes de marcharnos, y sólo cuando dejamos claro que no éramos periodistas, y que no publicaríamos ninguna foto suya, cambió su actitud. Manolo Javela  había vivido dos experiencias traumáticas; un encuentro cercano con humanoides, y la despiadada burla de la prensa. Lo que le había llevado a la conclusión de que era mejor quedar por bromista que por loco. (Invito a los “pseudo-escépticos” a reflexionar sobre esto).

El día del “incidente” Manolo había sido encontrado por unos vecinos acurrucado en su coche y dando gritos de “auxilio” y “socorro”. Cuando consiguieron sacarlo del coche, no dejaba de gritar que un platillo volante y unos hombrecillos lo habían acosado. “Nunca antes vi a un hombre con tanto miedo en el cuerpo”, decía uno de los vecino que lo encontró. Para las gentes de Outes, dejando a un lado a los periodistas, ufólogos de salón y pseudo-escépticos, ese pánico con que se encontró a Manolo era prueba suficiente de la honestidad de su encuentro con los “hombrecillos”. Y es que todos en el pueblo recordaban como, cuando una pandilla de gamberros llegó al barrió para montar bronca, Manolo Javela se había enfrentado  sólo con todos ellos, echándolos del barrio. Manolo Javela es un tipo valiente, que no teme enfrentarse en solitario a una pandilla de delincuentes… pero sólo los seres que bajaron aquella noche de los cielos,  consiguieron quebrar su valor, convirtiéndolo en la enésima víctima del terror a lo desconocido. El cuestionario postal, vía fax o email, de los “ufólogos de gabinete” jamás conseguirá comprender este aspecto del fenómeno OVNI.

Dejar un comentario

XHTML: Tu puedes usar estas etiquetas html: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>