Published On: Lun, abr 20th, 2015

ATERRIZAJE OVNI EN CANTRABRIA: REINVESTIGAMOS EL CASO PONTEJOS

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Publicado en EOC nº 78Sin título

Más de cuatro décadas han pasado ya desde que en Cantabria se produjera uno de los casos de avistamiento OVNI y encuentro con humanoides más impactantes sucedidos en España: El caso Pontejos. Recientemente, dos apasionados del misterio, vuelven al lugar de los hechos rescatando inesperados datos que ofrecerían una nueva perspectiva.

Hace pocos meses, quienes esto escriben, se encontraban entregados a una apasionada conversación ufológica de bar. El debate giraba en torno a si la ufología ya no ofrece casos como los de antes, y que por otro lado, aquellos viejos casos ya están agotados y es prácticamente imposible arrojar ninguna luz sobre ellos.

Una cierta nostalgia impregnaba aquella tertulia. El fenómeno se nos antojaba esquivo. Es difícil localizar nuevos casos y los viejos… ¿Qué se puede hacer con ellos? ¿Cómo arrojar alguna luz, algún entendimiento nuevo? Incluso si uno decide reabrir los casos viejos. ¿Cómo reencontrar a los testigos para volver a reconstruir el caso y casi palpar el misterio que encierran?

De repente Juan, como despertando de un sueño anunció: “Yo tengo una vieja carta que podría llevarnos al Caso Pontejos…”.

Una vieja carta olvidadaFOTO-4

A mediados de los años 90, uno de los grupos más reconocidos en el campo de la investigación sobre los no identificados, el CEI (Centro de Estudios Interplanetarios) de Barcelona, recibe una petición de parte de un joven investigador de Cantabria llamado Eusebio. La petición consiste en poder acceder a todos los casos que dentro del archivo del centro estuvieran relacionados con fenomenología OVNI en dicha comunidad autónoma. Tras las gestiones y algún tiempo de espera, vio satisfecha su petición. Aquel joven investigador, entre otros muchos documentos, se llevaría sin saberlo, una copia de una carta que hoy consta en nuestro poder.

La misiva, llevaba impreso el membrete del CEI y tenía además el sello de “Catalogo de Aterrizajes de Ballester”, en referencia al investigador Vicente Juan Ballester Olmos. Alguien del cual no sabemos nada decidió enviar una atenta misiva nada más y nada menos que al propio Antonio Ribera.

“Mi querido y admirado amigo….” reza el encabezado de esta carta, fechada a 28 de junio de 1970… En aquella carta, escrita aparentemente por un investigador que conocía estrechamente a Antonio Ribera, se narra cómo ha hablado con los testigos del suceso de primera mano.

La carta es lo suficientemente explicativa como para que, ahora casi 40 años después, siguiendo sus indicaciones hayamos podido localizar el lugar y a otros testigos. Esta carta probablemente sea el documento existente más fiable para conocer que sucedió realmente en Pontejos. Esas líneas constituyen, una de las la primeras descripciones mecanografiadas de los hechos muy poco tiempo después de ocurrir. La carta contiene frases textuales que los testigos se dijeron entre si durante el avistamiento de un extraño objeto acompañado de humanoides. Sin duda un documento de gran valor.

Y movidos por la infinita curiosidad de quien se enfrenta a lo desconocido, decidimos encaminarnos al lugar a visualizar y reconstruir todo el suceso. Pero antes de contar nuestra experiencia recordemos brevemente, el ya famoso, caso Pontejos.

 UN CASO ‘CASI’ PERFECTO

Era el 6 de Enero de 1969 a las 21:00h, la noche ya había invadido la pequeña localidad de Pontejos, situada en la orilla sur de la Bahía de Santander. Frente al, ahora en ruinas, sanatorio para tuberculosos de Pedrosa, se encuentra el bar de la principal testigo, Meren Merino. Aquella noche, Meren se encontraba preparando la comida para los clientes del bar. Es entonces cuando por el amplio ventanal de la cocina y que daba a una extensa finca observa una intensa luz. Meren, ajena todavía a la fuerte claridad, sigue a sus quehaceres, para ella no sería de extrañar que alguien, quizá con algún tipo de maquinaria estuviera trabajando en el lugar.

Unos 15 minutos más tarde su hija, Felicidad Fernández de 25 años entra en la cocina y se percata de la extraña luz. Al fijarse con más detenimiento ‘Feli’ se da cuenta de algo realmente extraño y que nada puede tener que ver con el trabajo que algún vecino en la zona, gracias a la carta del CEI ahora sabemos que Feli le dijo textualmente a su madre “Mama ¿qué es eso que se ve ahí?”, posteriormente continuó diciendo “Mama, ¿pero que hace ahí ese hombre?”.Su estupor fue máximo, en esa luz había alguien dentro, la finca contigua estaba iluminada por lo que parecía una especie de gran luz cuadrada que parece flotar en el cielo. Y en el interior hay un ser de apariencia humana.

Ante la extrañeza de lo que observa, decide llamar a gritos a una amiga, Paquita R. de su misma edad, “!Paquita, Paquita, ven corriendo, veras que cosa más rara!”. La curiosidad les impulsó a abrir la ventana y contemplar la escena con todo detalle. Ante ellas se elevaba a unos 5 metros de altura sobre el suelo un cuadrado luminoso de unos 4 o 5 metros de lado de una intensa luz blanco-anaranjada. De repente y ante el asombro de las mujeres, del extremo derecho de ese cuadrado surgió otra figura de aspecto humano exactamente igual a la primera, sin saber aún como había aparecido súbitamente esa segunda figura, otras tres parecen surgir de la nada.

Las cinco figuras se reunieron en el centro, sus movimientos según los testigos eran normales aunque algo ‘mecánicos’ según las testigos. Los seres tenían los brazos caídos y el cuerpo rígido en apariencia. Lo que más les llamó la atención y sobrecogió a las tres mujeres fue la espectacular altura de los seres, de más de 2 metros. Todos vestían de forma similar con un mono oscuro o negro ceñido al torso y las mangas y el cuello.

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En ese momento se unió a las testigos Antonio H, varón de unos 35 años. Tras unos 5 minutos de observación deciden hacer algo inaudito: Antonio sale del bar y se encarama a una tapia dirigiéndose intrépidamente hacia la finca en la que estaba el objeto. A su vez, las mujeres salen del bar pegando gritos. En aquel instante, los cinco extraños seres, aún reunidos en el centro del cuadrado luminoso se desvanecieron delante de los atónitos testigos. Los seres y extraña luz, simplemente desaparecen. Casi al mismo tiempo del desvanecimiento, los testigos presencian una bola de luz se desprendía del lugar donde antes estaba el extraño cuadrado luminoso, cayendo con una trayectoria curva hasta el suelo.

Lo que sucede a continuación quedará marcado en la memoria de los testigos de por vida. De repente se percatan de la existencia de un objeto de 10 a 12 metros de diámetro, algo que parecía haber estado allí todo el tiempo, aunque invisible para los testigos. El objeto era similar a una cúpula que apareció ‘de la nada’. De color gris-plateado colocada en una base luminosa rodeada con lo que parecían tres esferas de color oscuro. Pocos segundos después, este OVNI se elevó sobre el suelo desplazándose de manera rectilínea ligeramente ascendente. Fue tal la luz que desprendía en su trayectoria ascendente que pudieron observar los arboles y la finca donde se produjo el fenómeno. Aquel ‘objeto’ tardó tan solo unos 10 segundos en desaparecer del campo visual de los testigos y dejo una estela en el firmamento como fugaz prueba de su existencia.

Tras difundirse el suceso, varios investigadores se dirigieron al lugar a realizar pesquisas. En aquel momento no se hallaron pruebas físicas de lo ocurrido. No sé encontraron ni huellas, ni quemaduras o cualquier otro indicio de que algo hubiera estado posado en ese lugar, tan solo los testimonios de Mere, Feli, Paquita y Antonio.  El suceso suscitó el previsible alboroto y los testigos fueron de algún modo ‘señalados’ dentro de su localidad, Pontejos. Fueron la comidilla, pocos querían o podían creer su experiencia… ¿Como algo de tales características no había dejado ni una marca, ni una huella, ninguna prueba física de que lo que decían los testigos había sido real?

Es la única pieza que faltaría en este puzle para convertirlo en un caso perfecto de avistamiento OVNI….

Por casualidad 40 años más tarde los autores de este artículo nos topamos con lo imposible, con esa pieza que faltaba, con lo que podría tratarse de la evidencia definitiva sobre un caso único en España… pero no adelantemos datos.

 ARQUEOLOGÍA UFOLÓGICA

Nos personamos en la zona un sábado por la tarde. A pesar de las indicaciones de la carta nos costó encontrarlo. El sitio ha cambiado y lo que entonces eran bares ahora son residencias. Llevó un rato percatarnos que estábamos en el lugar de los hechos.

Fuimos, casa por casa, preguntando por la testigo principal, Feli. Las personas a las que fuimos preguntando nos miraba con una mezcla de curiosidad e incredulidad pero todos decían no saber nada. Y sin embargo una pequeña casualidad, una confusión en un nombre, nos lleva a otros testigos que no sabíamos que existían.

Entramos en una casa donde una familia toda reunida nos recibe no sin sorpresa. “Mamá, estos señores quieren hablar con la abuela”. “¿¿¿Con la abuela???”

Por un momento, creímos haber encontrado a nuestra testigo y procedimos a hacerle todo tipo preguntas sobre el caso que ella, lógicamente, niega conocer. Descubrimos con cierta pena que la testigo principal del suceso, Feli, se mudó del lugar hace muchos años.

Sin embargo, mientras avanzamos una rápida entrevista (temíamos que nos despidieran). La familia, a los que habíamos interrumpido en plena sobremesa familiar, se reúnen a nuestro alrededor divertidos. En esos primeros momentos niegan todo conocimiento del suceso, que les suena de hace muchos años hasta que una de las hijas dice: “Papá, cuéntale lo de la huella sobre el prado”. Y la entrevista dio un giro tremendo.

 Caso Pontejos: fenómeno aterrizajeFOTO-3

El “abuelo” de la familia, cuyo nombre no estamos autorizados a revelar,  mayor de 80 años de edad, fuerte y ágil para su edad, de mente clara, pasó a relatarnos lo que se encontró al día siguiente del día de reyes de 1969. Es decir, al día siguiente del caso Pontejos. Para él fue “hace ya muchos años pero al día siguiente de lo que vieron las del bar”).

Según el testigo, aquella fría mañana de Enero, cuando fue a su huerto encontró que “faltaba tierra”. Según él era “como si se hubiera hundido o aplastado la tierra”. Tierra que no se explica quien fue el ladrón que le pudo quitar aquella tierra y que sin embargo tenia forma “de huevo como cavado en la tierra”. Cita las dimensiones como de unos dos metros de diámetro y aproximadamente uno y medio de profundidad. Según el testimonio, su mujer dentro del hueco la superficie le llegaba como al pecho, aseveración que es corroborada por ella.

Varias preguntas nos costó entender la naturaleza del aquel huevo, porque realmente no faltaba vegetación sobre el prado, era más exactamente un hundimiento de tierra con forma redonda.

De hecho es curioso que el testigo no asocia el hueco aquel con el OVNI de Pontejos. Se encargó de aclararnos que “las del bar” estaban locas y que nunca se trató con ellas mucho. Y por supuesto, que no cree nada de lo que dicen que vieron.

Lo curioso del asunto, es que son las hijas de este señor las que sí enlazan el hundimiento, “la huella en el prado” con el testimonio de las señoras que vieron el extraño OVNI.

Y no es para menos, reconstruido todos los elementos del caso, el huerto del señor se encuentra alineado y en línea de vista a unos 300 metros sobre el salón del bar del avistamiento del 69. Las posiciones coinciden. En base a los datos que tenemos, el hundimiento pudo estar completamente debajo del extraño objeto. ¿Casualidad?

 

Detalles

Aquellos testimonios desafiaban nuestra razón. Durante la entrevista formulamos muchas preguntas. Todas encaminadas a que el buen hombre nos diera una clave, una pista, algo por nimio que fuera que nos llevase a alguna solución racional. Nada.

El hombre afirmaba no comprender lo ocurrido pero hacía mucho hincapié en que el hecho fue real. Que él tuvo que rellenar con sus propias manos aquel hueco u hoyo de tierra faltante que había en su huerto. Me faltaba tierra, repetía.

Los que esto escribimos tratamos de considerar otras opciones menos misteriosas. Tratando de pensar que quizás el hecho no era tan insólito como podíamos pensar le preguntamos si en los 40 años que han pasado desde entonces, si alguna vez ha vuelto a faltar tierra de su huerto. Respuesta: no nunca jamás. Un hecho aislado al día siguiente del avistamiento del OVNI.

Finalmente, atónitos, le preguntamos: “Y… oiga, en estos 40 años, usted nunca le ha contado esto a ningún investigador ni a ninguna persona jamás… ¿?” Respuesta: “Pues mire usted… es que nunca nadie me ha preguntado”.

 Después de aquella ocasión, meses más tarde volvimos al lugar de los hechos y por supuesto a su casa. Les contamos nuestra intención de publicar sus nombres pero se negaron, un tanto incómodos. Es más, el testigo quitó todo el hierro posible a su relato, alegando que aquello posiblemente fuese un ‘soplao’. La respuesta no gustó a su mujer, que tampoco quería darnos más datos para el caso pero le espetó: “¿Tú cuando has visto un soplao así?”

Un soplao es una cueva subterránea que existen en Cantabria y que a veces se hunden. El problema es que se dan al interior y nunca cerca del mar como fue en este caso. Nosotros por otro lado tratamos de buscar otras alternativas. ¿Y si aquello hubiera sido una bola de demolición que cayó sobre su terreno? Pero no, según ellos, imposible.

Sin embargo las sorpresas no acabarían aquí, porque 40 años más tarde del extraño suceso contactaríamos con otro vecino que nunca hablo de lo sucedido ese 6 de Enero de 1969 hasta ahora.

La versión oficial  que ha quedado reflejada para todo aquel que conozca el caso es que Meren, su hija Feli, la amiga de ambas Paquita y Antonio fueron los únicos testigos del suceso, sin embargo, nuestros pasos 4 décadas después nos condujeron a un quinto testigo nunca antes nombrado hasta ahora, su nombre Ricardo Cabada, vecino de 83 años y que como el mismo nos decía, aun tiembla cuando recuerda lo que vio,

Desde luego algo debe de tener el aire de Pontejos para que personas como Ricardo Cabada de 83 años tenga una lucidez y una memoria que ya quisiéramos muchos y el relato de lo que vio confirmaba el tremendo impacto que le causo su encuentro con lo extraordinario, que ademas aporta datos nunca antes conocidos del llamado Caso Pontejos.

Ricardo describía ese día como si hubiera sido ayer. Este buen y apacible hombre de campo se disponia a realizar el encargo que su hermana le había encomendado, llevarle unos pollos que necesitaba para esa noche. Caminando por la carretera poco podía el bueno de Ricardo imaginarse lo que vería en su trayecto a tan solo unos 300 metros de donde él se encontraba.FOTO-1

“Miré hacia la finca frente al bar y vi una esfera enorme a poca distancia del suelo, tenía el tamaño de mi casa o más era color anaranjado y superaba en altura incluso a los eucaliptos…”

“….Era como de cristal, pero no podía ver el interior ademas estaba hecha toda la esfera como en cuadrados de aproximadamente 1 metro cada uno…” “…De repente esa esfera se marcho en dirección a la costa y cuando lo hizo pude escuchar un sonido como un -shhhhhhh-, pero lo que más me dejo sin palabras fue que en el movimiento dejo una estela y que saltaban chispas….” “…Aun tiemblo después de tanto tiempo al recordarlo, como temblaba esa noche cuando llegue a casa de mi hermana”

 Ricardo Cabada ya no tiene miedo a contar y describir lo que vio, si no lo conto antes fue por el miedo al descredito de sus vecinos, familiares y amigos. Sin embargo, a sus 83 años ya no le importa si le creen o no, porque tras tantos años y haber rememorado en su mente cientos de veces ese extraordinario encuentro, Ricardo, tal como nos contaba, tiene el firma convencimiento de, no solo que eso fue real, sino que bajo sus propias palabras “…No era terrestre” y se lamentaba de que los periódicos de la época describieran la forma de lo que vio “…poco más que como un sombrero mejicano”. Gracias a Ricardo y al anteriormente mencionado vecino que se encontro ese -hueco- en la tierra. Podemos aportar nuevos y exclusivos datos a un caso que desde hace 40 años, casi todos habían dado ya por zanjado.

Conclusión

No sabremos jamás que ocurrió realmente en Pontejos aquella noche de reyes de 1969. Los testigo no parecen dados a fabulaciones y nos consta en su modo de expresarse y en su carácter. Los datos relatados son coherentes punto por punto con lo conocido hasta ahora del caso y lo complementa perfectamente.

En este punto es difícil sacar alguna conclusión, cada lector saque la suya. Es lícito preguntarse qué posibilidades existen que a la mañana siguiente de un avistamiento OVNI exista un hundimiento de tierra. Un hundimiento excepcional que nunca se volvió a repetir, de igual manera que aquel objeto de Pontejos, creemos, nunca volvió. ¿Existe alguna relación entre los dos hechos, o sólo les ata una caprichosa casualidad? Nunca lo sabremos.

Es notable como la investigación de campo, una especie de rescatar arqueológico de datos muchos años después pueda arrojar nueva luz sobre un caso ya de por sí difícil. Como siempre, el desplazarse al lugar, indagar, hablar, rebuscar y tratar de reconstruir los hechos es la mejor arma para acercarnos a lo desconocido.

El famoso hundimiento de tierra fue cubierto por nuestro querido testigo cuando lo descubrió y hoy, OVNI y hundimiento aún perduran en la memoria de sus testigos, quienes juran que aquello, de verdad, ocurrió.

Miguel Angel Ruiz y Juan Gómez.

 

 

 

 

 

 

 

 

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