¡QUE VIENE EL LOBO!
Publicado en EOC nº 91
Una criatura minúscula, microscópica, consiguió lo que no había logrado el 11S, el ébola, ni el tsunami de Asia… paralizar el mundo. También el mundo del misterio.
En marzo de 2020, uno tras otro, todos los eventos, congresos, conferencias sobre anomalías comenzaron a ser suspendidos, al mismo tiempo que España, Europa y el mundo, entraba en fase de confinamiento. Lo que no ocurrió con la gripe aviar, las vacas locas o la fiebre porcina, sucedió con el Covit-19. Y por primera vez en la historia de la humanidad, una pandemia mundial, paralizó todo el planeta tierra…
Los organizadores de esos congresos, conferencias, cursos y seminarios sobre astrología, parapsicología, esoterismo y ufología, continuaron pese a todo defendiendo sus postula- dos en sus webs, RRSS, podcast y canales de Youtube. Retrasando unas semanas –o meses- la posibilidad de materializar sus convocatorias. No retrocedieron ni un paso en sus argumentaciones. Sin embargo la evidencia era demoledora. Y de la misma forma que ni las centurias de Nostradamus, el Apocalipsis de San Juan, las cartas astrales, los sueños de Edgar Cayce, o los mensajes de los ummitas supieron predecir la telefonía móvil, el 11S o Internet, ningún vidente, psíquico, astrólogo, ocultista o contactado con ETs anunció antes de que se produjese, la pandemia más importante de la historia…
Hoy, que contamos con mejores hemerotecas, videotecas, audiotecas y archivos que nunca antes, podemos confirmar que nadie, ni el más respetado profeta, gurú, mesías, líder espiritual, vidente mariano, contactado OVNI o paragnosta, supo predecir antes de que ocurriese, la crisis sanitaria más impactante de nuestra historia. ¿Cómo es posible? ¿Dónde queda ahora la credibilidad de Nostradamus, Malaquías o Edgar Cayce?
¿Qué seriedad podemos esperar de los “hermanos mayores del cosmos” que se comunican con Rael, Giorgio Bongiovani o Sixto Paz? ¿Los resucitados emisarios de UMMO –tan informados ellos sobre lo que ocurrirá en el planeta- son tan eficaces en sus predicciones como un cuñado humano? ¿San Juan que –supuestamente- escribió el futuro de la humanidad-, hizo novillos el día que le hablaron de este evento único? ¿La Virgen María, tan empeñada en anunciar a sus videntes todos los castigos para los ímpios, se olvidó de mencionar el coronavirus?
Ante la primera crisis sanitaria global –ni la peste negra o la “gripe española” tuvieron una extensión planetaria- el mundo del misterio solo ha podido presentar una profunda incompetencia. Ni los campos morfogenéticos de Sheldrake, ni la lattice de Grinberg, ni el inconsciente de lo colectivo de Jung, ni el Proyecto La Fuente de Bloy, ni ninguna otra iniciativa, teoría o hipótesis sobre la posibilidad de predecir eventos traumáticos a través de una supuesta conciencia global, fue capaz de advertir de lo que nos esperaba en 2020.
Esa incompetencia es compartida por Asthar Sheran, Adoniesis, Tumar Astrunglan, Oxal, Semjase, Dei 98 y el mismísimo pionero Othon, supuestos seres extraterrestres con los que contactados de todo el mundo dicen mantener comunicación. En este caso ni científicos humanos, ni videntes marianos, ni contactados exterrestres fueron capaces de predecir con anterioridad uno de los episodios más traumáticos de nuestra historia. Como si los cientos de miles de muertos, millones de confinados, y miles de millones de personas atemorizadas por una amenaza mundial, no hubiesen sido capaces de impregnar con el suficiente dramatismo los registros akásicos, la resonancia mórfica o la sinergia del inconsciente colectivo de Gaia…
Habría sido magnífico que en una centuria de Nostradamus, en un secreto de Fátima (o de Lourdes, Garabandal, Guadalupe o Medjugorje) o en un mensje de UMMO, Ganímedes, Las Pléyades o Venus, nos hubiésemos encontrado las palabras Covit o Coronavirus, antes de 2020. Pero no ha ocurrido.Ni la menor alusión a una imagen tan inequívoca como impactante: todos los habitantes de un planeta viviendo bajo una mascarilla… Los extraterrestres, los profetas, la Virgen, los espíritus y los guias de luz, han resultado tan ineficaces para predecir un acontecimiento dramático universal, antes de que ocurriese y no después, como los simples analistas humanos. Otra oportunidad perdida.
Sin embargo, esto arroja una lectura positiva. Que nadie, por mucho que se empeñen los agoreros de siempre, puede predecir nuestro destino. Porque somos libres. El futuro no está escríto. No permitas que trafiquen con tu miedo.
Pese a esta oportunidad perdida, y como ocurrió con el 11S, la Guerra del Golfo, la gripe aviar, la crisis del ébola o la fiebre porcina, los oportunistas del misterio han aprovechado la tragedia para hacer caja. Al grito de ¡que viene el lobo! una vez más nos venden el mismo discurso apocalítico, que ya compramos en tantas ocasiones anteriores. Nos alertan desde sus púlpitos mediáticos en Youtube de que ¡llegó la hora!, ¡suenan en los cielos las tropetas de Jericó!, ¡el fin de una era anunciado hace siglos ya está aquí!, ¡el Nuevo Orden Mundial ejecuta su gran conspiración…!, ¡lo fabricaron en laboratorio! y demás tonterías. Pero al trompetista de Jericó ya no le queda aire en los pulmones, la hora lleva décadas llegando, y los del Nuevo Orden Mundial han entrado en fase de jubilación anticipada después de pasarse ocho lustros ejecutando –con gran torpeza- su supuesta conspiración. Y es que resulta digno de estudio el fenómeno de la desmemoria del aficionado al misterio, que ya no recuerda las escandalosas portadas, los discursos alarmistas y los argumentos conspiranóicos que ahora nos venden con el Covit, ya nos los vendieron, una y otra vez, con todas las crisis políticas, sanitarias o sociales de los últimos treinta años. Y seguimos comprando… Tenemos el misterio que merecemos.
Manuel Carballal