EL INCIDENTE OVNI DEL COMANDANTE ARNAU
Publicado en EOC nº 68
En EOC nº 61. y en el libro “UFOLEAKS: los documentos secretos sobre OVNIs del Gobierno español”, publicamos uno de los informes exclusivos realizados por los militares del GAO, los oficiales del Ejército del Aire que no creen en la desclasificación OVNI. En dicho informe el GAO rebelaba a los lectores de EOC, en exclusiva, como en 1987, por orden del teniente general del Ejército de Tierra D. Francisco Ferrer Forés, Capitán General de la Zona Militar de Canarias y Jefe del Mando Unificado de Canarias (MUNICAN), fueron destruidos más de 20 expedientes sobre casos OVNI producidos en el IFNI y el Sahara español, en lugar de ser enviados a Madrid. Gracias a la audacia de un Coronel del Ejército del Aire que se arriesgó a rescatar de la destrucción, dos documentos que resumían dichos informes, y que dio lugar al texto publicado en EOC, hoy sabemos de aquellos incidentes. Uno de ellos, el encuentro en vuelo de un avión español con un objeto no identificado, es desarrollado hoy por nuestro compañero José Gregorio González…
Ocurrió un 14 de marzo de 1968, pero el recuerdo de aquel singular encuentro con lo inexplicable quedó para siempre grabado en la memoria de sus protagonistas. Uno de ellos, el piloto Francisco Andréu, rememoró con nosotros aquel episodio que tuvo como escenario el espacio aéreo de Canarias y el del Sáhara Español. Una luz desconocida les acompañó durante horas y el ejército investigó el caso. Aquella noche de 1968 la tripulación y el pasaje de un vuelo de la compañía Spantax, que realizaba la ruta Gran Canaria-Villacisneros para Iberia, se topó de bruces con lo inexplicable protagonizando un encuentro con OVNIs que se convertiría con el paso de los años en el primer expediente X desclasificado por el Ejército del Aire, algo que sucedería en septiembre de 1992.
Las circunstancias quisieron que a pesar de no haber sido el primer caso investigado y tratado como confidencial por los militares españoles en los años sesenta, sí fuese el primero en ser puesto a disposición de los interesados en la Biblioteca del Ejército del Aire cuando en el otoño de 1992 se inició el histórico proceso de desclasificación de sus archivos sobre OVNIs. Uno de los protagonistas de este interesante caso, Francisco Andréu, el segundo piloto de aquel histórico vuelo y hoy Director de Base de la Escuela de Pilotos de Tenerife, revivió el incidente ante las cámaras de “Canarias Mágica” de El Día TV, compartiendo también sus impresiones para nuestra sección en el periódico El Día “Claves del Camino”.
Andréu, con una larga experiencia como piloto, miles de horas de vuelo y un álbum repleto de infinidad de situaciones acontecidas en el ejercicio de su profesión, mantiene muy vivo el recuerdo de aquel incidente, sin dudar en sentenciar que “aquello sigue sin tener una explicación, debido a las altas velocidades de aquella luz, las maniobras que realizaba y la duración de la observación”.
Misterio en dos actos.
El episodio arrancó cuando el avión iba a tomar tierra en Villacisneros, contemplando en la maniobra de descenso una potente luminaria que los operarios del aeropuerto descartaron que se tratara de un tráfico instrumental reportado. En un momento determinado del descenso la luz que bajaba paralela al Spantax “realizó un giro de unos 65º ó 75º y ascendió a gran velocidad dejándonos atrás. Aquella maniobra fue realmente sorprendente, y posiblemente fue determinante para que acortáramos nuestra protocolo de aterrizaje y tomásemos tierra de manera más rápida” recuerda Andréu. Aquello se habría quedado en una anécdota comentada con el personal de la torre, “que también hizo sus bromas” de no ser porque cincuenta minutos más tarde, al partir el vuelo de regreso a Gran Canaria, nuevamente la luz hizo acto de presencia. “Esta vez fue la torre quien nos informó que teníamos la luz a nuestro lado, es decir, que lo observaron primero desde tierra. Allí había hasta un oficial médico que con prismáticos estaba contemplando el fenómeno. Según nos comunicaron por radio, la luz había pasado sobre ellos y se había situado a unos tres kilómetros, aproximadamente sobre el acuartelamiento de la Legión, y allí parece ser que nos esperó…”.
Precisamente éste es uno de los datos más interesantes de este caso, puesto que esa luz tras la cual a los testigos les resultaba imposible determinar si había o no un objeto y que forma podía tener, literalmente espero a que el avión en su despegue alcanzará su altura para comenzar a moverse y acompañarle a partir de ese instante durante la mayor parte del trayecto de regreso a Gran Canaria. “Durante el mismo realizó algunas maniobras muy desconcertantes, que en aquel momento e incluso hoy difícilmente, por no descartarlo del todo, realizaría un aparato con nuestra tecnología. Ascendía a una velocidad vertiginosa y se situaba en nuestra vertical. Teníamos que pegar la cara al cristal para mirar hacia arriba y verlo, y acto seguido descendía por debajo del avión” explica el piloto.
La extraña luminaria les acompañó durante todo el trayecto, alternando esta maniobra. “Daba la impresión de estar dirigido, de conocer nuestro plan de vuelo y responder a criterios inteligentes, pero verdaderamente no tengo ni idea de lo que había detrás de aquel fenómeno” explicó Andréu durante el programa.
Y después la prensa
El
caso acaparó de manera inmediata el interés de la prensa ya que al tomar tierra en Gran Canaria, algunos periodistas ya estaban allí. El eco mediático fue de tal magnitud que el Ejército se vio obligado a emitir poco después una nota explicativa, histórica por completo, en la que dejaba claro que el avión y su pasaje no había corrido en ningún momento ningún riesgo. Como ya estaba estipulado, se nombro un juez instructor y se recopiló toda la información disponible clasificándose el informe del avistamiento como secreto y sin explicación. “También nos recomendaron que en el futuro, si volvíamos a contemplar algo, que no habláramos con la prensa, posiblemente por la repercusión que tuvo el incidente”
En 1992 se desclasificó el informe del caso sin aportar explicación, aunque para entonces algunos investigadores habían intentado restar interés al mismo alegando que las descripciones podían encajar en la observación confusa de estrellas y en fenómenos ópticos concomitantes. Preguntado por la posibilidad de que se confundieran con alguna estrella, y de manera más concreta con “Arturo”, la mejor candidata, Andréu se mostró contundente, “quien quiera creer que fue una estrella es libre de hacerlo si eso le tranquiliza. Para mí el comportamiento de aquella luz obedecía a una inteligencia; podía estar tripulado o dirigido, pero desde luego no era normal ni fruto de confusiones” Autores como Juan José Benítez y Bruno Cardeñosa han puesto de manifiesto los criterios que invalidarían esa conclusión basada en una confusión astronómica, destacando la extrañeza de un incidente que coincidió con otras observaciones en la zona.
José Gregorio González
Puedes descargarte EOC nº 68 en: http://www.dimensionlimite.com/eoc/EOC_68.pdf









