Published On: Vie, mar 21st, 2025

PRÍODE, DE PEDRO P. CANTO. UNA AVENTURA SOBRENATURAL

Share This
Tags

Publicado en EOC nº 100

e952e2e7-b9d8-4d45-bc4b-066f185c7945No leo novelas. Leo muchos libros, pero el 99,99% son ensayos. No me suele interesar la ficción, porque opino que la realidad siempre la supera. O casi siempre…

Por supuesto, siempre intento leer también las novelas que influyen y enriquecen el imaginario del mundo del misterio. J. J. Benítez, Dan Brawn, Javier Sierra…  Y, a veces, fundamentalmente en verano, quizás alguna ficción ajena al mundo de las anomalías, por pura salud mental, porque son influyentes culturales relevantes, o porque tengo una amistad personal con el autor y sé que no me va a decepcionar.  Rodrigo Cortés, Pérez Reverte, Gómez Jurado, Maruja Torres… ¿Quién en su sano juicio puede resistirse a la genialidad de Cortés, a las aventuras de Alatriste, o de Antonia Scott, o de Martin Ojo de plata…?

Pero, realmente, es muy raro que servidor decida invertir horas de su vida en leer ficción. Y no porque no valore la capacidad de los autores para crear mundos, personajes y tramas. Al contrario. Me parece algo extremadamente difícil. Pero existiendo tantos mundos, personajes y tramas, cuya historia merece ser contada, ¿Por qué inventar otras? Ahora lo entiendo…

Lo que me ha ocurrido con “Príode”, de Pedro P. Canto (Guante Blanco, 2025), ha sido distinto.

A_black_image

Conozco personalmente al autor de “Príode” hace casi 40 años. No solo me he leído todos sus libros anteriores, es que incluso fui el editor de uno de ellos… Lamentablemente no de “Príode”.10149679_626727360696816_1239019142_o

Con Canto he compartido vivencias extraordinarias, que sin duda podrían inspirar más de una ficción. Como aquella ocasión en la que me dió cobijo, casa y comida, durante la investigación de un presunto crimen satánico en Tarrasa.  Fue Pedro quien tuvo la feliz idea de poner a prueba mi disfraz antes de mi encuentro con la sacerdotisa Lilith, con nuestro común amigo Josep Guijarro, que vivía en la misma ciudad. Nos plantamos en casa de Guijarro sin previo aviso para ver si me reconocía.  Y coló. Para  nuestra sorpresa.

Manuel y Pedro (Cádiz, 1993)Fui testigo de excepción de la intensa investigación que hizo Canto del caso Vallgorgina. Y editor de su monografía sobre el caso Amaury Rivera. Pero siempre conocí al Pedro P. Canto investigador. Por eso me mostraba prudentemente escéptico con sus dotes como novelista.

Incluso cuando me pidió que revisase un capítulo de la nueva obra que estaba preparando, para darle mi opinión teológica. Un solo capítulo no me dio las suficientes pistas sobre la colosal creación que estaba perpetrando.

Lo confieso, y confío en que no se enoje. Cuando recibí “Príode”, me dispuse a leerlo con absoluta desgana. Como digo, no suelo leer novelas. Y más por un compromiso con un amigo, que esperaba una opinión crítica, que con verdadero interés… Iluso de mí.

Desde el primer capítulo, “Príode” consigue engancharte por el pescuezo, sin el menor atisbo de compasión, desbocando tu curiosidad con el singular desfile de personajes célebres y acontecimientos históricos, que van apareciendo en sus páginas.

Albert Einstein, Isaac Newton, la tragedia del Hindenburg, la “conversión” de Constantino, las revueltas palestinas de los años 30, Edgar Hoover, José de Arimatea, los subterráneos de Jerusalén, Charles Warren y su tocayo Gordon, Judas Iscariote y su esposa Ada, la Reina Saquilath, etc.

Personajes y acontecimientos reales, perfectamente ensamblados en la narración, con la pericia de un relojero suizo, que van construyendo la trepidante aventura de Castor de Aguirre. Una aventura que comienza como un relato de espías y termina adquiriendo tintes sobrenaturales. Y que nos obliga a acompañar a de Aguirre, y a su fiel escudera Amelia, una especie de Dana Scully en versión historiadora, en un trepidante viaje por Estados Unidos, Italia, Reino Unido, Palestina…

484228710_10231455156460556_8840346075866878155_n

Como confiesa Castor de Aguirre a su buen amigo el Chencho Pampero, en algún momento de la novela (página 343), todos tememos “llegar a la cruz del mapa y que el tesoro ya no esté allí, o de que sea una ilusión, o que las pistas fueran las que mi propia imaginación ha estado creando”. Y ante las desventuras, peligros y trampas que debe superar de Aguirre, los lectores, todavía atenazados por el pescuezo, y sin poder dejar de leer, tememos que no hay salida posible para el colosal enigma al que se enfrenta el protagonista.

Hasta que, de pronto, en el último capítulo, la inesperada verdad “y la misericordia”, será revelada…

¿Cómo es posible? ¿Cómo ha conseguido Pedro P. Canto construir esta historia? ¿De dónde demonios ha sacado estas geniales ideas? ¿Cómo ha podido ensamblar de esta forma todas esas efemérides históricas?

Incluso después de haber sobrepasado la última página de “Príode”, continúo  obsesionado con la revelación final de la ¿novela?. Quizás la respuesta se esconde en el misterioso Obispo Anthony Altobelli, a quien está dedicado el libro. Quizás la aventura no ha concluido todavía…

Manuel Carballal

Para saber más: https://www.priodepedropcanto.com/

Dejar un comentario

XHTML: Tu puedes usar estas etiquetas html: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>