Publicado en EOC nº 91

Calificar “Los extraños. Abduciones: mito, conciencia y realidad” como uno de los libros de ufología más importantes escrito nunca en castellano, no es una exageración. No se trata de uno de los habituales ejercicios de coleccionismo de casos habituales en los ufólogos de campo. Ni tampoco de uno de los aún más habituales ejercicios de especulación teórica sustentada en meros prejuicios y apriorismos de la ufología de gabinete. Sin la alquímica y perfecta combinación de ambas cosas. Acevedo y Berlanda se gastaron mucha suela de los zapatos en las carreteras, antes de llegar a sus audaces conclusiones.

En 1992 el caso de una joven testigo de solo siete años, puso a Juan Acevedo (psicólogo) y Nestor Berlanda (psiquiatra) tras la pista del fenómeno abducción. Durante años encuestaron personalmente docenas de casos en toda Argentina. Algunos tan mediáticos ahora como la abducción del gaucho Juan López protagonista de la película “Testigo de otro mundo”. El Dr. Berlanda fue el responsable de las regresiones hipnóticas a López, y colaboró activamente en la investigación del caso con Jacques Valleé.

Tras haber investigado sobre el terreno infinidad de episodios Acevedo y Berlanda afirman: “Los abducidos tienen mucho que decirnos; creemos que vale la pena escucharlos y tener en cuenta lo que han aprendido en sus experiencias (…) Las abducciones no pueden considerarse una psicopatología”. Sinó “un estado particular de la conciencia que permite entrar en sintonía con algo de naturaleza desconocida”.

En el año 2000 Acevedo y Berlanda publicaron “Los extraños. Abducciones: mito, conciencia y realidad”, reeditado en 2018 por Reediciones Anómalas. Un exahustivo, honesto, humilde y documentado estudio sobre el fenómeno abducción desde el punto de vista de la conciencia.
Acevedo y Berlanda hacen lo que hay que hacer, cuando hay que hacerlo. Denuncian fraudes, como la picaresca del Hermano Carlos en el Cerro Uritorco. Clarifican errores de percepción, en los casos explicables. Y cuando no hay una explicación convencional, se arrojan sin ningún temor al abismo de lo desconocido…

Bajo el epígrafe Calafet (calavera-feto), los autores inciden en la inequívoca relación entre las abducciones y el chamanismo: “Sus lánguidas figuras, su evidente androginia, sus cráneos descarnados y desproporcionados, sus ojos negros y profundos que parecen cuencas vacías y su falta de nariz encierra un mensaje: podríamos decir, sin temor a equivocarnos que evocan a un San La Muerte de origen cósmico, pequeñas parcas disfrazadas de astronautas… pero al mismo tiempo, encierra la figura de lo no nato –que no puede morir-, de lo fetal, pequeñas criaturas esperando emerger por el canal del parto formado por nuestras conciencias. La calavera-feto, verdadero signo de los tiempos, marca el regreso de las antiguas experiencias de muerte-renacimiento” (pág. 135).

La somatización, dermografías y estigmatización en forma de heridas, cicatrices o irritaciones cutáneas, que presentan muchos abducidos, también se encuentran en los protagonistas del viaje chamánico, los místicos, los “poseídos” por el demonio, etc. Pero hay mucho más.

Con audacia, y tras haber hecho un seguimiento intenso de numerosos casos, psicólogo y psiquiatra afrontan aspectos más incómodos: “…gran parte de los sujetos que aseguraban haber sufrido sucesos de abducción tenían una historia de maltrato y abuso psicológico, físico o sexual durante su infancia… (…) Hoy podemos establecer que el abuso infantil es uno de los factores de predisposición a experiencias de características anómalas”. Para Acevedo y Berlanda en la mayoría de las abducciones hay elementos de carácter sexual que van de las inmovilidad y sometimiento a los captores, la implantación de sondas vaginales o anales, etc.

Las secuelas de un trauma infantil serían, a su juicio, uno de los elementos determinantes de la formula neuroquímica de la experiencia de abducción. Pero no la única: “Estamos convencidos de que los sucesos de rapto o experiencias cercanas a la muerte no los tiene quien quiere sino quien puede… Podemos comprender que no solo es necesario que el sujeto tenga una personalidad determinada, sino que además debe tener un tipo particular de matabolismo y fisiología que permita alterar los factores de sensopercepción”.

Las experiencias hipnagógicas e hipnopómpicas, la parálisis del sueño y otras experiencias psíquicas en las que el testigo describe la presencia de humanoides están relacionadas con el ciclo cerebral de ondas Theta. “De alguna manera que todavía no llegamos a comprender, los sujetos que van conduciendo o que tienen una experiencia de visitante de dormitorio, podrían mantener por medios naturales y por un tempo más prolongado, el estado theta esto les permitiría acceder a la experiencia de abducción. Obviamente también entran en otros factores como la particular composición psicobiológica del individuo…”.

Por todo ello y por mucho más que conocerás en las páginas de esta obra extraordinaria, “Los extraños” es uno de esos títulos no prescindibles que debe estar en la biblioteca de todo interesado en los OVNIs, lo paranormal y el estudio del cerebro humano.