Published On: Vie, ago 9th, 2019

LAS LAGRIMAS DEL TESTIGO Y EL FACTOR INVESTIGADOR

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Publicado en EOC nº 88

EOC 88 Portada

 Somos producto de nuestra experiencia. De todas las vivencias que hemos acumulado durante nuestra vida. Y los investigadores de fenómenos anómalos  no somos una excepción.

Tras más de 30 años dedicado, de forma apasionadamente kamikaze, a la investigación radical de los fenómenos anómalos, y tras haber entrevistado a miles de testigos, las historias humanas se solapan en mi memoria. Y como no podía ser de otra manera, no todas esas historias son reales, ni tampoco falsas. Lo contrario sería antinatura.  Pero algunas de ellas dejaron una huella especial en mi bagaje, y casi siempre por la dimensión emocional que las acompaña. Emociones que no siempre son agradables…

El 4 de septiembre de 1991 podría haber sido una fecha memorable. El día en que, por primera vez, un investigador  independiente se convierte en testigo indirecto de un Poltergeist. Llevaba un año investigando las experiencias de Ismael Rodriguez, ejecutivo de una conocida aseguradora española, que avalaba su testimonio con infinidad de fotografías y filmaciones de los OVNIs, e incluso grabaciones magnetofónicas de sus encuentros con los extraterrestres.img324

Javier Sierra, Salvador Freixedo, Carlos G. Fernández, Sixto Paz, Gabriel Carrión… muchos personajes relevante en la historia de la ufología hispana conocieron a Ismael y coincidían conmigo en lo inhabitual del cumulo de evidencias que nos obsequiaba.

Algo inaudito en la historia de la ufología. Jamás, ningún testigo había facilitado a los investigadores tan cantidad de “pruebas”. Sin embargo el análisis de las mismas, en el participaron filólogos (Jose Alberto Gómez), físicos (el Dr. Alfredo Bonavida), analistas fotográficos (Manuel Fernandez y Masahiro Tahaka), etc. llevaba tiempo, y mientras el testigo no dejaba de relatarnos los acontecimientos que continuaban produciéndose. Y el 4 de septiembre, yo lo escuché por mí mismo.

img336Ismael me había telefoneado para contarme los últimos sucesos, y la desconfianza que sentía hacia el supuesto extraterrestre con quien mantenía sus contactos. De pronto la conversación se interrumpió bruscamente por un sonido atronador, y por los gritos desgarrados del testigo pidiendo auxilio: ¡Por Dios Manuel, ven ahora!. Ismael aseguraba que en ese mismo instante se había desatado un Poltergeist en su vivienda, y yo lo estaba escuchando en directo a través del auricular

Tomé un taxi y tardé menos de 10 minutos en llegar a Culleredo (La Coruña). El testigo me esperaba en el portal, víctima –aparentemente- de un ataque de pánico. Lloraba.

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Sus lágrimas, lo recuerdo perfectamente, resultaron conmovedoras. Más incluso que el lamentable aspecto que presentaba su apartamento. Muebles tirados por el suelo, vasos rotos, el impacto de unos botes de mostaza contra la pared tras, supuestamente, haber atravesado volando todo el salón….

Supongo que cualquier investigador familiarizado con estos fenómenos comprenderá la conmoción que supone haber sido testigo, aunque solo fuese a través del auricular telefónico, de un fenómeno psicorrágico en el momento de producirse. Sin embargo…

Es imposible resumir en tan breves líneas los dos años de investigación que supuso el Caso Daro. Quien esté interesado puede encontrar el informe detallado del caso,  y escuchar sus sorprendentes grabaciones (incluyendo una abducción en directo) en: http://elojocritico.info/daro-el-caso-perfecto-de-contacto-extraterrestre-2/

img684Sin embargo… todo era un elaborado fraude. Comparable a otros hitos de la casuística que se han hecho un hueco indeleble en la historia de las anomalías: Carlos Castaneda, Ricardo Schiariti, Anne Germain…

Anne Germain también llora. Todos lo hemos visto. En algunas de sus actuaciones ante las cámaras de televisión parecía tan conmovida por el mensaje de los espíritus, que sus lágrimas aparentaban ser la rúbrica incuestionable para su trance mediúmnico. Y sin embargo, como las de Ismael Rodríguez, eran lágrimas de cocodrilo. Los espiritistas más puristas lo intuyeron desde el primer día. Nosotros sin embargo tardamos casi cinco años en demostrar, también de forma inequívoca, que todo era otro gigantesco y cruel fraude. Los interesados pueden encontrar nuestro extenso informe sobre el caso en: http://elojocritico.info/anne-germain-el-informe-eoc/

Pero no siempre es así…

En otras ocasiones, las recuerdo nítidamente, esas lágrimas que afloran a los ojos del testigo, son reales. La expresión física de una emoción incontenible que aflora al rememorar unos acontecimientos que marcaron su vida para siempre.  Contagiándote ese torrente de emociones. Recuerdo la primera vez. Ocurrió en León. A principios de los 90. Había estado recorriendo con Gerásimo Cadenas, un industrial, casado, de 40 años, que había protagonizado fascinantes experiencias OVNI, los lugares donde se había producido los encuentros. Pero fue horas después, ya en su casa, y cocinándonos unos simples huevos fritos,  cuando se rompió. Y empezó a llorar cuando rememoraba los episodios más impactantes de su experiencia.

No eran lágrimas frías. Al contrario. A Gerásimo se le quebraba la voz. Le temblaban las manos. Toda su expresión corporal era una pura evidencia de que nos contaba la verdad. Al menos su verdad.

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Recuerdo que fue la primera vez que compadecí a los autodenominados “ufólogos científicos”, que menosprecian la encuesta personal por considerarla irrelevante. Necios. Antes les enviaban cuestionarios por correo. Hoy lo hacen por email. Y se pierden esa dimensión fundamental de la experiencia OVNI que es la componente emocional.

En mi humilde opinión, imprescindible para comprender la esencia del fenómeno OVNI.

Después me ocurrió en muchas otras ocasiones: con una entrañable abducida en Girona o la aún más entrañable contactada de El Vendrell, con los protagonistas del caso Frederick Valentich en Canarias, con el caso de la niña Dunia en La Coruña… Y es que este factor, el emocional, evidenciado por las lágrimas espontáneas de los testigos, es especialmente demoledor en los casos protagonizados por niños de corta edad. Una de las experiencias más extraordinarias para todo investigador. Aunque los “ufólogos científicos” también se la pierdan. Los cuestionarios postales, y los correos electrónicos, no lloran.

Son historias extraordinarias relatadas por personas ordinarias. Pero, por desgracia, no es suficiente.

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Quienes hemos tenido la fortuna de ser testigos del fenómeno, podemos sentir una especial empatía por los testimonios humanos. Sobre todo cuando esa componente emocional se evidencia a través de las lágrimas. Muchos de nosotros también las hemos derramado al revivir aquella experiencia que rompió nuestros esquemas mentales y cambió nuestras vidas. Pero si queremos demostrar al mundo que no somos un puñado de enajenados. Que tras la experiencia OVNI se esconde algo real y trascendente, necesitamos evidencias, pruebas irrefutables que puedan demoler los principios del paradigma establecido.

Por eso, más allá del testimonio humano, y de la labor del divulgador de dichos relatos. Comienza la titánica, desagradecida y agotadora labor del investigador.

“Testigo de otro mundo”, la maravillosa película de Alan Stivelman, es una llamada de atención hacia quienes desprecian la componente emocional de la experiencia OVNI. Es un magnífico punto de partida para profundizar en esa imprescindible dimensión de la experiencia OVNI. Pero no es, ni mucho menos, una conclusión. Lo verdaderamente fascinante empieza ahora…

Manuel Carballal

Displaying 1 Comments
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  1. Martinez dice:

    Parece que algunos “escépticos” empiezan a DESPERTARSE.

    Hay que establecer un cordón sanitario de hierro entre las farmacéuticas y los médicos.

    https://lacienciaysusdemonios.com/2019/12/13/hay-que-establecer-un-cordon-sanitario-de-hierro-entre-las-farmaceuticas-y-los-medicos/#comments

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