Publicado en EOC nº 85-86

 Fernando Rueda, que hace 25 años develó por primera vez el funcionamiento del anterior servicio secreto español: el CESID, devela ahora el funcionamiento de nuestro nuevo servicio de inteligencia: el CNI. Entre sus secretos menos conocidos, el interés por los OVNIs, las sectas, las conspiraciones, y lo paranormal. Esta vez la realidad supera toda ficción.

El Doctor Fernando Rueda es un periodista querido. Una anomalía. Siempre ha respetado a sus fuentes.  Las ha mimado y protegido. Por eso con frecuencia, quienes comenzaron siendo fuentes, terminaron convirtiéndose en amigos leales. Toda una lección de periodismo inteligente.

 El pasado cinco de octubre todos fuimos testigos. Fernando Rueda compareció ante una sala abarrotada de público para presentar su último libro: “La Casa II” (Roca Editorial). Y lo hizo escoltado por tres altos oficiales del servicio de Inteligencia español. Tres agentes veteranos que han protagonizado algunos de los episodios más importantes del espionaje nacional, y que ocuparon puestos relevantes en el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), precursor del actual Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Sus nombres: Comandante Diego Camacho (ex delegado del CESID en Marruecos,  Francia y Costa Rica), Comandante Manuel Rey (ex jefe del departamento de Iberoamérica del CESID) y Comandante Juan Rando, el agente secreto que denunció la intervención del CESID en el intento de golpe de estado del 23N, y al que intentaron matar, hasta en tres ocasiones, para cerrar su boca. Sus vidas podrían inspirar cualquier guión cinematográfico, porque la realidad supera la ficción.

Fernando Rueda conoció a los tres Comandantes del servicio secreto español hace 25 años.  Entonces Rueda preparaba “La Casa”, ahora reeditado por Roca al tiempo que “La Casa II”.

 “La Casa” Fue el primer libro que desveló el funcionamiento del servicio de Inteligencia de España, lo que le causó muchos problemas con los directores del CESID, y muchos amigos entre sus espías.

 “La Casa” desveló el hasta entonces desconocido mundo del CESID. Un mundo en el que, con mucha más frecuencia de lo que podríamos imaginar, el espionaje se mezcla con el mundo del misterio. En aquellos años el espionaje español infiltraba agentes en sectas satánicas, como la Orden Iluminati, siguiendo la pista del banquero Mario Conde  (conocimos personalmente uno de los agentes infiltrados, y tenemos los documentos de los Iluminati que lo acreditan); agentes secretos, liderados por Juan Alberto Perote (número dos del CESID) acudieron a la Sociedad Española de Parapsicología para reclutar un psíquico que pudiese colaborar con nuestros espías (también podemos demostrarlo); el Gabinete de Escuchas del CESID espió ilegalmente las conversaciones de banqueros, políticos, empresarios, etc, pero el mayor número de grabaciones que salieron a la luz, eran las escuchas a una secta: la Iglesia de la Cienciología; se investigaron numerosos incidentes OVNI al descubrir que tras algunos casos se ocultaban los primeros drones y aviones espía americanos que surcaron los cielos del país (asunto que llegó al Congreso de los Diputados), e incluso se “abdujeron” mendigos en Madrid para experimentar con ellos una nueva droga ilegal, que el CESID quería utilizar en el secuestro del líder etarra Josu Ternera… Lo advertí, la realidad supera toda ficción. Pero había mucho más… y con el actual CNI las cosas no han cambiado.

 El factor OVNI

Los altos mandos de la Inteligencia española sonríen con ironía cuando algún periodista pusilánime les pregunta por los “expedientes X” del CNI. El periodista también sonríe. Son tonterías, claro, ¿Cómo va a interesarse la Inteligencia española por temas tan desprestigiados como la parapsicología, las sectas o los OVNIs? Y entonces el periodista siente pudor ante su propia pregunta, y se zanja el tema. Es un error.

 Pero Fernando Rueda no es un pusilánime. Sabe mejor que nadie que los servicios secretos utilizan cualquier herramienta a su alcance para obtener información útil para hacer inteligencia, y que cualquier posible amenaza a la seguridad nacional debe ser atendida. Incluso cuando esa amenaza es No Identificada.

En 2011 Fernando Rueda revelaba una información hasta entonces inédita en su prólogo al libro “Ufoleaks: los documentos secretos del gobierno español sobre OVNIs”, casi 200 páginas de documentos, expedientes e informes OVNI todavía hoy no desclasificados por el Ejército del Aire.

 “Según mis propias investigaciones –decía Fernando Rueda-, realizadas hace un par de años, en aquellos años había dos agentes que dedicaban una parte de su tiempo a documentar y analizar los avistamientos OVNI que se producían en España. Efectivamente, como recoge la carta que desvela este “wikileaks español”, no formaban parte de un departamento propio, aunque estaban alerta por si en alguno de los sucesos se producía lo que llaman una amenaza a la seguridad nacional… Después de 25 años ejerciendo el periodismo de investigación sobre el servicio de inteligencia español, puedo garantizar que todos y cada uno de los papeles que mueven es archivado por si en el futuro puede ser de utilidad.  Ello me lleva a deducir que al menos los informes de esos dos agentes sobre cada caso deben estar guardados. Y, claro, nunca los conoceremos porque estarán catalogados como secreto. Manglano, un tipo hábil, prefirió no reconocer este extremo para evitar que los especialistas que se pusieron en contacto con él le solicitaran esos papeles. 

“No me cabe duda –concluye Rueda- de que actualmente el CNI debe tener alguna o algunas personas dedicadas a seguir el asunto. Si los OVNIS existen, el organismo encargado de informar sobre ellos es precisamente “La Casa”. Su misión es dudar de todo, pero también documentar sus dudas e informar si en algún momento ven un atisbo de amenaza.”

 En 2015 tuvimos la impagable oportunidad de comprobar por otra fuente que Rueda tenía razón. Nos reunimos en Cádiz con José Antonio Caravaca, considerado uno de los principales pilares de la ufología española actual. Caravaca no es un visionario platillista ni un crédulo. Al contrario. Sus trabajos están entre los más rigurosos y desmitificadores de la ufología actual. Según nos relató, a través de un contacto directo con una segunda fuente vinculada profesionalmente con el actual CNI, tenía conocimiento de que una pareja de agentes del espionaje español continuarían  actualmente compilando incidentes OVNI que pudiesen afectar potencialmente a la seguridad nacional.

En el 2000 Miguel Pedrero y José Lesta acudieron al Curso de Verano sobre Servicios de Inteligencia organizado por el servicio secreto español en la Universidad Complutense. Allí se encontraron con J.J. Benítez que asistía al curso, y Pedrero tuvo la impagable oportunidad de preguntar directamente a Javier Calderon, director del CESID, sobre los OVNIs. Calderón le respondió, literalmente:

“Esta sí que es inteligencia del siglo XXI. Me parece que está presente un autor español, J.J. Benítez, que tiene muchos de sus libros dedicados a estos fenómenos de Objetos Volantes No Identificados. Y en alguna ocasión su curiosidad de saber… Hace 20 años acudió al CESID y le dije lo mismo que le digo a usted. En el Servicio de Inteligencia español no nos han preocupado los OVNIs por una sencilla razón; porque tal y como nos los presentan ustedes no son una amenaza. Si es cierta su existencia, es una existencia pacífica, de aproximación y de conocimiento. Nosotros solo trabajamos respecto a amenazas a la seguridad, por lo tanto, sabemos tanto de OVNIs, al menos el servicio español, como cualquier ciudadano curioso que haya leído una revista. Otra cosa es, le dije, que de ser ciertos esos fenómenos no identificados que están en el aire, algún ejercito le haya preocupado, concretamente el Ejército del Aire, la seguridad de los pasillos aéreos. Bajo el punto de vista que no vayan a chocar un avión de transporte con un Objeto No Identificado. Sinceramente, no se mis colegas, pero yo les puedo asegurar  a ustedes que no es objeto, ni lo ha sido nunca que yo conozca, de investigación alguna, entre otras cosas porque tal y como se ha presentado, tal y como se ha percibido, no es una amenaza…”.

Curiosamente, mientras Calderón se desmarcaba del tema, su número dos, Aurelio Madrigal, aprovechaba la ocasión para acercarse a Pedrero e interesarse por las investigaciones de quien esto escribe, que estaba a punto de publicar su libro sobre la relación entre el espionaje español y los fenómenos anómalos…

¿Suena increíble? Solo para el desinformado. No somos conspiranóicos ni frikis. Lejos de especulaciones alienígenas y fantasías platillistas, solo recientemente hemos podido constatar el protagonismo del servicio secreto español en la ufología española.

 El espionaje español, la Casa Real y la desclasificación

Solo hoy, tras años de intensa y a veces temeraria investigación, estamos en disposición de demostrar que el espionaje español, como no podía ser de otra manera, no nos dice toda la verdad…

 Obran en nuestro poder varias cartas de ex directores del CESID, como Emilio Alonso Manglano o Javier Calderón, a ufólogos como J.J.Benítez o Vicente Juan Ballester Olmos en las que quienes fueron todopoderosos jefes del espionaje español niegan cualquier interés del servicio secreto por los OVNIs. No decían la verdad…

 Más aún. Desde hace diez años la revista para investigadores “El Ojo Crítico” ha recibido cientos de documentos OVNI no desclasificados por Defensa. En su nº 65, por ejemplo, publicaba en exclusiva una entrevista inédita realizada al General Manglano por los ufólogos Ballester Olmos y Joan Plana. En ella el jefe de la Inteligencia de España insistía por enésima vez: “En aquellos casos  (OVNI) concretos en los que la intervención del CESID fuera necesaria, por existir algún riesgo determinado a corto plazo para la Seguridad Nacional, no habría, en principio, en aceptar la colaboración de estudiosos e investigaciones científicas civiles sobre los casos citados. No obstante, estas circunstancias no se han producido hasta el presente”.

Sin embargo, entre los cientos de documentos oficiales sobre el fenómeno no desclasificados, repito lo de no desclasificados, por el Aire Español y divulgados por “Ufoleaks” descubrimos varias referencias a la injerencia del CESID en el proceso de desclasificación. Algo totalmente desconocido hasta ahora.

 Por ejemplo, en un documento interno del Mando Operativo Aéreo, firmado por el mismísimo Comandante en Jefe Alfredo Chamorro Chapinal, descubrimos que fue el director del CESID, Emilio Alonso Manglano, quien sugirió al MOA la participación de uno de sus oficiales en el curso de verano sobre OVNIs organizado por J.J. Benítez en la Universidad Complutense, donde se presentó públicamente la desclasificación OVNI de España…

 Y solo ahora hemos descubierto, en base a otros documentos todavía no desclasificados, que el mismísimo Rey Don Juan Carlos I intercedió en esa línea.

 Hasta ahora conocíamos el gran interés personal de la Reina Doña Sofía por el fenómeno desde que el 15 de junio de 1978 el avión en el que volaban los futuros reyes de España, entre Teherán y Pekín, se viese involucrado en un incidente OVNI protagonizado, entre otros, por Jaime Peñafiel, Pilar Cernuda, Iñaki Gabilondo, Manu Leguineche, Antonio Herrero o J.J.Benítez. Ella fue la única civil que tuvo acceso a todos los expedientes OVNI antes de su desclasificación y durante años supimos de su afición por la ufología a través de numerosos investigadores que se reunieron con ella… lo que desconocíamos hasta ahora era la intervención del Rey en la desclasificación OVNI a través del CESID… ¿Podría tener relación el interés de la Casa Real por la ufología con que dos agentes del servicio de inteligencia recojan información OVNI por toda España? ¿O el interés del espionaje por los No Identificados obedece a causas más estratégicas?

 El pasado noviembre y tras una larga, compleja y extenuante investigación para contrastar los últimos documentos OVNI no desclasificados que llegaban a nuestro poder, nos reunimos en Alcalá de Henares con el General del Ejército del Aire J. A.

 El General A. nos reveló una dimensión totalmente nueva del fenómeno OVNI. Según su relato, muchos de los casos recogidos por los ufólogos, sin saberlo, ofrecen información de interés estratégico sobre aspectos de las nuevas tecnologías militares, como las operaciones de guerra electrónica en las que el mismo General nos confiesa haber participado personalmente…

Esta nueva dimensión de la casuística OVNI, que justifica totalmente el interés de cualquier servicio de Inteligencia por los no identificados, se suma  a muchos otros elementos ufológicos que ya conocíamos: misiles portugueses o francesas que entraron en espacio aéreo español ilegalmente y que se nos permitió tomar por OVNIs para evitar incidentes diplomáticos; aviones espía estrellados en suelo español y recogidos por las tropas norteamericanas de la Base de Rota; presuntos espías extranjeros que utilizaron la identidad de ufólogos para pasar desapercibidos en España… En su último libro “OVNIs: las operaciones secretas de la CIA”, José Antonio Caravaca hace un repaso de algunas de las piezas de este puzle.

La información es poder

Según nos explica Fernando Rueda, en esencia las cosas no han cambiado mucho entre “La Casa” y “La Casa II”. Al servicio secreto le sigue inquietando lo que los periodistas pueden contar sobre sus intereses y actividades. Es normal.

Durante la redacción de “La Casa” alguien accedió clandestinamente al ordenador de Fernando Rueda y se llevó una copia del original de su primer libro, que terminó en manos de Javier Calderón, entonces director del CESID. El pasado 5 de octubre, durante la presentación de “La Casa II” Blanca Rosa Roca, su editora, reconoció públicamente que algo anómalo había ocurrido también en su ordenador (probablemente un virus  troyano) cuando recibió el original del último libro de Rueda… No es paranoia. Yo mismo sufrí el robo de mi ordenador con el manuscrito original de mi libro “Los expedientes secretos: el CESID, el control de las creencias y los fenómenos anómalos” (Planeta, 2000).

 Y es que, a pesar del lavado de cara del espionaje español, que se produce en 2002, cuando el CESID pasa a convertirse en el CNI, muchos de los apellidos más emblemáticos de la historia del CESID, e incluso del anterior SECED (Servicio Central de Documentación), continúan vinculados al CNI. Y algunos especialmente interesados en el mundo de las anomalías… Es el caso de los Cassinello.

 El Teniente General Andrés Cassinello es un rara habis en la historia de los servicios de inteligencia, al menos en lo referido al ámbito del misterio. Director de los servicios secretos en la época de Adolfo Suarez, y Jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil, hizo algo a lo que no estamos acostumbrados los investigadores… colaborar.

En octubre de 1983 Andrés Cassinello remitía a Andreas Faber Kaiser un documento de ocho páginas excepcional, encabezado por una escueta nota: “Según lo interesado por Vd. le acompaño relación de incidentes OVNI en los que ha tenido conocimiento de una forma u otra la Guardia Civil”. Y así fue. En un ejercicio de transparencia absolutamente inusual, pero que dice mucho de la honestidad de los Cassinello, el jefe de espías nos obsequió un listado de 25 casos OVNI de encuentros cercanos, aterrizajes, humanoides, etc. Inaudito.

 -Los Cassinello –nos dice Fernando Rueda en relación a dos de los protagonistas de “La Casa II”- aparecen en toda la historia de España, incluso antes de la llegada de la democracia. Andrés, el patriarca, es un experto en temas de contrasubversión, que se formó en Fort Bragg, la escuela más prestigiosa en estos temas en Estados Unidos. Después ingresó en la Organización Contrasubversiva Nacional creada por Franco en 1968 y se sumó al SECED en 1972. Luego mandó este servicio en la Transición con Adolfo Suárez como presidente. Más tarde dirigió en la Guardia Civil la lucha contra ETA y estuvo metido en todos los fregados en los años 80 y 90. Incluido el GAL, aunque nunca se pudo demostrar nada contra él. Cuando se retiró, siguió siendo un factótum, la persona a la que se acudía cuando no encontraban soluciones para temas complicados y conflictivos. Mientras, su hijo Agustín, comenzó a hacer carrera en el CESID en los años 80, demostrando el mismo espíritu guerrero de su padre. Estuvo en varios países en los que cosechó grandes éxitos, como sumar a la causa del espionaje español al ex agente del KGB ruso Alexander Litvinenko, posteriormente envenenado por sus antiguos compañeros. El hito más llamativo de su carrera fue cuando le implicaron en la conspiración contra el director del CNI, Alberto Saiz, en el año 2009, en la que un grupo de agentes no identificados, molestos con el director consiguieron con filtraciones interesadas que el gobierno de Zapatero lo cesara.

En esa “guerra de espías” en el seno del CNI, por cierto, Fernando Rueda tuvo un asiento de primera fila, al recibir filtraciones de varios de los agentes implicados en el enfrentamiento contra el director Alberto Sainz, a través, curiosamente, de uno de los programas sobre misterio más longevo y emblemático de la radio española: La Rosa de los Vientos.

 -Hace ya 20 años que Juan Antonio Cebrián vio claro que los temas de espionaje y actualidad tenían una vertiente importante de misterio, pues reflejaban cómo funcionaba el mundo oculto de las alcantarillas del poder. Los servicios de inteligencia buscan

la información que les interesa al margen del tipo de programa. Y si ven, como vieron en La Rosa de los Vientos, que yo estaba recibiendo filtraciones de agentes que podían perjudicarles, pues entonces desplegaron todos sus medios para identificar a la fuente.

 Pese a las risitas burlonas y la ironía de los ignorantes, no tiene nada de extraño que funcionarios de inteligencia, a los que se les presupone una curiosidad innata por saber, sientan interés por el mundo de las anomalías.

 En varias ocasiones me he referido ya a la sensibilidad del número dos del CESID, Juan Alberto Perote, con el mundo paranormal; interés que se fomentó durante sus misiones en la antigua URSS, cuyo servicio secreto fue pionero en el uso de “espías psíquicos”. O de la sospechosa vinculación del hoy famoso Comisario Villarejo, en el turbio juicio a la Iglesia de la Cienciología en España. O del interés en el uso de las supersticiones bereberes como instrumento de Inteligencia del que fue director del CESID, General Gerardo Mariñas, etc. Pero hay más, mucho más.

Sin ir más lejos, el mismo Andrés Cassinello, de cuya lucidez, inteligencia y formación nade se atreverá a dudar, fue el responsable de poner al radiestesista y jesuita José María Pilón al mando de toda una unidad de la Guardia Civil, para que colaborase como “detective psíquico” en la búsqueda de Antonio María de Oriol y el General Emilio Villaescusa, secuestrados por GRAPO en 1977, en la que es una de las páginas más sorprendente de la historia de la parapsicología española.

 El cerebro superdotado del espía

Durante la presentación de “La Casa II”, Juan Rando  habló sobre “la percepción extra del agente de inteligencia”. Ese proceso mental intuitivo que hace que con un vistazo un agente de inteligencia pueda descubrir cosas que a otros pasan desapercibidas. Preguntamos a Fernando Rueda si sus amigos los espías, como los psíquicos, tienen un sexto sentido.

 -Les educan y preparan para ello –responde-, y solo los que tienen un don innato son aceptados para llevar a cabo misiones especiales. Los éxitos o fracasos de las personas que trabajan en solitario en ambientes hostiles, dependen de su capacidad de analizar, de intuir, de adelantarse a los acontecimientos. De ser capaces de adoptar la personalidad de la persona que dicen ser, pero de mantener a la expectativa todas las cualidades de la persona que son en realidad. De separar su mente en dos, una con todos los datos de su nueva vida y la otra con sus datos reales. Si son capaces de llevarlo a cabo, triunfarán.

 -O sea, que realmente se “reencarnan” en el personaje que interpretan… -insisto-.

 -Esto me lo ha comentado muchas veces Mikel Lejarza, El Lobo: los trabajos del espionaje solo funcionan si eres capaz de creerte mentalmente la tapadera que estás utilizando, que incluye aspectos de tu vida que van en contradicción de tus propias creencias, pero que eres capaz de defender desde lo más profundo, con una convicción total. Esta disociación mental la han estudiado los sicólogos porque afecta profundamente a la personalidad y la parte negativa se refleja en enfermedades que atacan el estómago, la sudoración excesiva…Pero también al carácter. Carlos Ramos, un psicólogo clínico al que consulté para la elaboración de mi novela “El regreso de El Lobo”, me explicó que este tipo de personas son muy atractivas para el sexo contrario porque tienen una personalidad huidiza que fascina, porque no se la puede atrapar.

 Y es que si el servicio de Inteligencia de España está considerado uno de los mejores del mundo, no es por casualidad. Aunque la maldición de los espías es que no podamos conocer sus éxitos, y existan estrepitosos fracasos, los agentes del CESID y del CNI han protagonizado episodios que nada tienen que envidiar a ningún guión cinematográfico.

 En su último libro Fernando Rueda rescata, por ejemplo, la memoria de los ocho agentes del CNI atacados en Irak el 29 de noviembre de 2012. Siete fueron asesinados. Hoy, en las instalaciones del CNI en la carretera de la Coruña, se conserva un monumento en su memoria.

Aquellos agentes eran superespías que habían protagonizado misiones increíbles y situaciones extraordinarias. Desde vigilar, disfrazados de mendigo, las mezquitas, a perseguir a pistoleros de ETA hasta México, o fotografiar a los miembros de Al Qaeda desde su tapadera como taxista… En otro país las vidas de cualquiera de ellos ya se habría convertido en una serie o una saga cinematográfica.

 Sus cerebros, los de los espías, ciertamente tienen unas características especiales, que rozan lo supranatural.

 Según declaraba a la revista Quo recientemente Manuel Martín-Loeches  profesor de Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid y Director de la Sección de Neurociencia Cognitiva del Centro de Evolución y Comportamiento Humano (UCMISCIII): “El entrenamiento a que son sometidos los espías,  ayuda a digerir adecuadamente sus experiencias y a aceptar la realidad dramática, a veces incluso crítica, a la que se enfrentarán inevitablemente cada día; les enseñan a no explotar”.

 El psicólogo clínico Carlos Ramos, quien ayudó a construir el perfil psicológico del espía Mikel Lejarza , El Lobo, añade:  “Tienen un buen nivel intelectual e instinto de supervivencia muy fuerte; pero eso no es suficiente. Deben tener especiales reflejos mentales, gusto por el riesgo, dotes comunicativas, control sobre sus emociones, discreción, buena percepción, capacidad de análisis, inteligencia y, lo más importante, una buena memoria operativa”. Una disciplina mental muy relacionada con el lóbulo frontal. 

  “Están casi condenados a mantener las neuronas activas; de no ser así, estas morirán con rapidez. Es una reacción casi instintiva, como cuando decimos que algo nos lo pide el cuerpo. A ellos les pide acción”, concluye Martín-Loeches.  Se une a esto, además, que su sistema de recompensas “ya está acostumbrado a sentir placer ante el desarrollo de ciertas actividades. Es como una droga”.   Por no que no es extraña la adicción de algunos espías a la situaciones de riesgo.

 En 2015 un joven profesional español se ponía en contacto con quien esto escribe a través de su correo electrónico. El joven,  nos confesó que había completado el curso de agente operativo del CNI recientemente y pudo detallarnos cada fase del feroz, brutal e intenso entrenamiento (tanto físico como sobretodo psíquico) al que había sido sometido en la famosa finca “El Doctor”, ubicada en Manzanares (Ciudad Real),. Sus cuadernos de apuntes, manuales informáticos, etc, fueron donados al Museo del Espía.

Curiosamente, según nos relata José, durante la entrevista con el psicólogo del CNI que los evaluaba, les hacían varias preguntas: ¿Crees que te persiguen? ¿Has pensado en suicidarte? ¿Te sientes enfermo con regularidad?… y una más sorprendente: ¿Crees en los OVNIS?