Publicado en EOC nº 85/86

 -Sin duda, Robert Langdon es ya su personaje estrella: ¿Es Langdon un alter ego de Brown?

-Robert Langdon es el hombre que yo quisiera ser, ojalá. Es una versión amplificada de mi curiosidad intelectual. Compartimos la pasión por los códigos, por el arte, por los símbolos… Es mucho más atrevido que yo, mucho más osado, tiene una vida mucho más interesante. La gente me dice que es más listo que yo y hay otros que dicen que es imposible porque todo lo que él piensa o sabe lo tengo que saber yo por fuerza primero. Pero la verdad es que, cuando Langdon ve un cuadro y rápidamente nos lo explica, yo necesito tres días para escribir todo eso.

 -Hay quien ve en Langdon una especie de Harrison Ford. ¿Sería una especie de Indiana Jones refinado?

-¡Quizás sí! Esa descripción no la había escuchado, pero me encanta. Efectivamente, es una versión refinada de Indiana Jones, no físicamente hablando, sino intelectual.

 -Siguiendo con esta definición, ¿Es Langdon un héroe de acción que la encuentra sin buscarla?

-Sí, desde luego. Robert tiene muy mala suerte. Siempre está en el lugar equivocado en el momento equivocado.

 -¿Cuáles son las referencias que ha utilizado para crear a su personaje?

-Es una mezcla de muchos de los profesores que tuve, también tiene algo de mi padre, que era catedrático, pero yo crecí en un Campus de una escuela, en un entorno académico. Estaba rodeado de adultos que eran profesores y eran mis héroes de la infancia.

 -¿Qué autores le inspiran o le gustan?

-Yo leo casi siempre no ficción, casi exclusivamente. Leo ficción, pero poquita. Y leo constantemente porque quiero aprender. En la Universidad y la escuela leía a los clásicos y, aunque pueda sonar extraño, me inspiraba, por ejemplo, William Shakespeare, con ese sentido del drama, los juegos de palabras… Me encanta John Updike, John Steinbeck, etc.

 -En Origen, su nueva novela, propone un debate que ya se planteó en Ángeles y Demonios: el eterno debate entre ciencia y religión: ¿son compatibles?

-Históricamente, eso es lo que ha ocurrido siempre. Desde hace siglos, la ciencia y la religión han estado enfrentadas. Solía ocurrir que nuestros antepasados tenían una serie de dioses para describir el mundo que les rodeaba, la naturaleza. Las mareas, por ejemplo, se decía que era cosa de Poseidón, pero de repente la ciencia apareció y dijo: “No, no. Nada de Poseidón, Es la gravedad y la luna y por eso existen las mareas”, y desapareció Poseidón. Y si echamos un vistazo atrás para ver qué ha pasado con los dioses, vemos que la ciencia se los ha cargado a todos. La pregunta es: ¿los dioses de hoy seguirán estando aquí dentro de cien años? Esa es una de las preguntas que se fórmula Origen.

 -¿Considera que Dios es eterno o llegará el día en que, como raza humana, no necesitemos dioses?

-La necesidad de un Dios evoluciona. Nuestros ancestros necesitaban dioses por distintas razones, pero la ciencia va sumando más preguntas, preguntas como: “¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?, el sentido de la vida y qué hacemos aquí…”. Estas preguntas son preguntas religiosas y espirituales que podemos empezar a responder. Yo no sé si por completo desaparecerá Dios, pero nuestra visión de Dios seguro que evolucionará y no será como los dioses de hoy.

 -Su padre era hombre de ciencia y su madre una mujer más cercana a la religión, ¿dónde se encuentra usted más cómodo?

-De pequeño estaba muy cómodo con la religión, yo era muy religioso. Cantaba en el coro de la Iglesia, creía en la resurrección, creía en la Virgen María y en Adán y Eva… Y, cuando tenía 9 o 10 años, tuve una experiencia. De repente, me habían explicado lo que era la evolución, había visitado el Museo de las Ciencias, y pensé: “Bueno, ¿entonces Adán y Eva? ¿Qué es la evolución?”. Yo pensaba que eso era lo que había pasado, entonces fui al párroco de la Iglesia y le pregunté: “¿qué historia es la verdad?”, y me dijo: “los niños buenos no preguntan esas cosas”. Así que, me aparté de la religión y me fui hacia la ciencia y, durante muchos años, me sentí más cómodo con la ciencia y empecé a entender que, cuando más te metes en la ciencia, el círculo se vuelve a cerrar y te devuelve a los temas más espirituales y a las preguntas más filosóficas.

 -En algunas entrevistas ha señalado no ser antirreligioso, sin embargo uno de los mensajes de Origen es que “todas las religiones están equivocadas”

-Es curioso, cuando uno es novelista las palabras que dice el malo de la película me las atribuyen a mí. “Dan Brown ha dicho esto”. No, yo no he dicho eso. Lo ha dicho uno de mis personajes. Y es curioso porque es como si yo escribo que un personaje ha dicho: “aquí tiene que morir todo el mundo” y, al día siguiente, estará en los titulares: “Dan Brown ha dicho que tenemos que morir todos”. Yo no he dicho eso.

Pero, volviendo a tu pregunta sobre si todas las religiones están equivocadas: muchas de estas ideas son cosas que han salido investigando para este libro. Yo creo que, por ejemplo, las religiones que reivindican que Adán y Eva engendraron todo el planeta o que Cristo resucitó de entre los muertos, esto ya no me lo creo y tengo un personaje que sí lo dice: “estas religiones, en eso, se equivocan”. Pero es un personaje, no es mi filosofía personal.

 -¿Considera el hecho de ser religioso (o supersticioso) un síntoma de ingenuidad?

-Cuando yo me pongo debajo de un cielo estrellado, me tumbo a mira el cielo, tengo la percepción de que hay algo más, algo más grande que la especie humana. No tengo palabras para describirlo, no sé cómo se llama, no sé qué es, pero lo percibo.

Hay momento en que pienso que, quizás, eso es una debilidad intelectual mía y que, al no ser capaz de entender intelectualmente el mundo, me veo obligado a invocar a Dios para rellenar ese vacío. A veces, me siento muy bien, pienso que formo parte de algo más grande, y a veces me da vergüenza porque intelectualmente se me escapa, no soy capaz de entender el mundo sin invocar a un poder superior.

 -En alguna entrevista ha afirmado que es usted alguien espiritual, ¿eso significa que cree en Dios o en alguno de ellos?

-Sí, para mí hay una gran diferencia entre la palabra religioso y la palabra espiritual. Religión, ¿qué implica? Una serie de normas, unas pautas, unas guías muy marcadas y un lenguaje, una terminología muy específica para describir exactamente lo que está ocurriendo en el mundo. Y yo crecí en la fe cristiana y así me educaron. Y hablábamos de Jesucristo, de Dios, del más allá y del cielo y del infierno. Y en otras fes hablarán de otras cosas, utilizarán otras palabras. Y yo, ahora, me acerco más a creer que nuestra necesidad como especie para describir lo indescriptible utilizando unas palabras concretas, esa es la mitad del problema que tenemos a la hora de entender las religiones. De hecho, las religiones se parecen mucho entre sí, los términos son distintos.

 -Entonces, ¿cree que el ser humano como especie necesita la religión o las creencias?

-Yo creo que sí. Algo hay en la mente humana que pide orden. En la novela se habla de ese programa subyacente de la mente, como si fuera un ordenador. Queremos ordenar en el caos, no nos gusta el caos y la religión es una fuerza muy potente para ordenar el mundo. Cuando alguien se nos muere, un ser querido, no queremos creer que ha sido porque sí, que ha sido por azar y es mejor creer que Dios decidió que era su hora y se lo ha llevado junto a él, al cielo. Yo ya no me lo creo, pero es una historia bonita y entiendo que consuele y tenga su propósito en la sociedad.

 -Y hablando de creencias y supersticiones, me gustaría preguntarles si, como escritor, tiene alguna superstición o creencia que considere extraña

 -Yo no soy supersticioso, pero sí creo que si proteges el proceso los resultados salen solos. ¿Qué significa esto? Yo empiezo a trabajar casi a la misma hora todos los días y trabajo de una manera parecida todos los días. Empiezo a las 04:00 am, cada hora descanso y hago estiramientos y muevo un poco el cuerpo. Trabajo sin Internet, sin teléfono… No sé si es superstición, es más decirme a mí mismo que me tengo que proteger en mi proceso y el resultado ya vendrá. Si yo trabajo bien, será un buen resultado.

 -En Origen vemos que las teorías de la conspiración tienen un papel importante. En sus páginas, da la sensación de que, a través de algunos de sus personajes, es usted bastante crítico con este tipo de teorías. ¿Qué opina?

-Hay mucha gente que cree que yo soy teórico de la conspiración ¡y soy todo lo contrario!, porque soy totalmente escéptico al respecto. Tengo fans que me preguntan: “¿cuándo vas a hablar de los antiguos aliens que vinieron y vivieron entre nosotros y construyeron las pirámides de Egipto?”, y yo les dio: “¡Qué locura!, nunca voy a hacer algo así. Pero la teoría de la conspiración forma parte del intento de crear orden en el caos cuando pasa algo que no entendemos, por ejemplo las pirámides o en una elección presidencial, algo que de repente te preguntas: “¿qué ha pasado?”. Es mejor pensar: “hay una conspiración detrás” en lugar de pensar que ha sido por azar.

EXETER Y EL FENOMENO OVNI

 -En las páginas de Origen incluye algunas menciones al asunto de las visitas extraterrestres en la antigüedad. Es cierto que de manera muy crítica. Ha leído a autores como Erich Von Däniken, Graham Hancok. ¿Qué opina personalmente de este tipo de teorías? ¿Se enfrentará Langdon alguna vez a los enigmas de la antigüedad?

-Sí, sí que he leído todas estas obras sobre astroarqueología y los antiguos aliens. Son muy entretenidas. Para mí, el aspecto más divertido de estas corrientes es ver como la teoría de la conspiración une puntos que no se unen por ninguna parte y eso, para mí, es más como un libro sociológico porque pienso: “pero, ¿cómo se cree la gente esto?”. Me parece fascinante, y a Robert Langdon, en un momento de Origen, le dio por reflexionar sobre estas teorías de los aliens para decir: “Vale sí, interesante. Pero yo no me lo creo”.

 -En su novela La Conspiración, el tema extraterrestre juega un papel importante. ¿Qué opina del tema de la vida extraterrestre? ¿Cree que nos han visitado?

-A mí no me han visitado ni nunca me han abducido los extraterrestres. Me fascina la vida extraterrestre, matemáticamente hablando, es muy, muy probable que haya vida extraterrestre y que no seamos la única forma de vida en el Universo. No creo que nos hayan visitado o que vivan entre nosotros los aliens. No tiene mucho sentido para mí. Pero vida en otros lugares, yo creo que sí.

 -¿Y el fenómeno OVNI como tal? Las personas que afirman haber visto alguno

-Yo no he visto ninguno, pero yo soy de Exeter, en New Hampshire, y allí hay un momento llamado “El Incidente de Exeter” que fue famoso en América. Mucha gente de diferentes segmentos de la sociedad, desde clérigos a trabajadores, todos vieron la misma cosa. Eso sucedió. Yo he hablado con algunas de las personas que lo vieron, ahora son muy mayores ya, y te miran a los ojos y te dicen: “yo sé lo que vi. No te lo sé explicar”, porque no habían visto nada igual. Un objeto en forma de puro de color rojo que flotó por encima de la ciudad. Y pasó y nadie la vio nunca más. El ejército dijo que no habían sido ellos, así que yo vengo de un lugar donde la gente dice haberlos visto. Yo espero ver alguno.

 -Ha estado 11 veces en España y, si no me equivoco es el primer país que visitó, en el que pasó parte de su juventud y donde también estudio un tiempo, y que es el que más veces ha visitado. Es el país elegido para ambientar la historia, con el arte moderno de fondo, ¿Qué enigmas de nuestro país le hubiera gustado aprovechar? Con tanta historia como tiene España, estoy seguro de que se le ocurren decenas de aventuras para Langdon.

-Yo siempre he querido escribir sobre el orden de la Cábala en Córdoba, porque hay una historia judía muy interesante. A mí me gustaría escribir algún día sobre ello.

 -En El Símbolo Perdido se mencionaba un curioso experimento sobre la memoria del agua, usted en alguna entrevista ha mencionado que cree que la mente puede tener poder sobre la materia, transformar la materia.

-Es cierto, no es algo que yo creyera antes de escribir El Símbolo Perdido. Pero, al prepararlo estudié ciencia y el concepto de la mente por encima de la materia. Y hay científicos de verdad que han hecho experimentos de verdad para demostrar que la mente humana puede controlar la materia. Y esto ahora forma una parte de la ciencia que muchos aceptan y yo no lo sabía y lo descubrí entonces.

 Realmente, esta idea de que quizás nuestros pensamientos puedan tener un efecto sobre el mundo empodera mucho. Yo soy optimista por naturaleza y creo que hay más poder creativo que destructivo en el mundo, y que hay más amor que odio. A mí me reconforta pensar que nuestras emociones y pensamientos positivos, la compasión, puede tener un efecto físico en el mundo.

 -Antes le preguntaba por los OVNIs y ahora me gustaría preguntarle por los fenómenos paranormales, ¿Cree en ellos? ¿Le interesan? ¿Ha vivido algo que pueda considerar extraño?

-Yo nunca he visto un fantasma y creo que muchos hemos tenido experiencias que son difíciles de explicar. Piensas en un amigo del que no sabes nada desde hace dos años y te llama al segundo. ¿Casualidad? ¿O no? Yo tiendo a pensar en la percepción extrasensorial, es decir en la mente como un receptor muy bien sintonizado que capta cosas que no acabamos de entender. Eso me lo creería, pero como dice mi padre el matemático, hay algo que tiene que ver con la probabilidad, hay coincidencias que son por azar y son las únicas cosas que recuerdas. Tú piensas en un amigo y ese amigo te llama, pues trescientas veces has pensado en alguien y ese alguien no te ha llamado, pero de eso no te acuerdas ni me hablas de ellas. Ósea, que o lo tengo claro.

 -Después de tantos años desde la publicación de El Código Da Vinci, la novela que lo hizo mundialmente famoso y con la que vendió millones de ejemplares, ¿qué opina sobre el misterio de Renne-le-Châteu del que tanto se ha hablado y tanto se ha dicho?

-Todo lo que tenía que decir sobre este misterio lo escribí en El Código Da Vinci.

 -¿Y usted cree realmente, como se plasmó en El Código Da Vinci, en la existencia de un linaje compuesto por los descendientes de Jesús y María Magdalena?

-Yo escribí un libro que se formulaba la pregunta hipotética de qué significaría para la religión si Jesús no hubiera sido literalmente hijo de Dios y hubiera sido un hombre de carne y hueso. Para mí, la historia que conté en El Código Da Vinci de Jesús como hombre tiene más sentido lógico que la historia que me enseñaron en la Iglesia. Así lo creo personalmente.

 -¿Cree por tanto en la existencia real de Jesucristo como personaje histórico?

-Sí, yo creo que sí.

 -Y por qué cree que una novela como El Código Da Vinci armó tanto revuelo, ya que usted siempre indica al inicio de las novelas lo que es real y lo que no, está haciendo una novela, no está haciendo historia, pero desde luego creó un revuelo mediático muy importante y muchas críticas tanto negativas como positivas. ¿Cómo vivió ese proceso?

-Es curioso, porque si el libro sólo hubiera vendido mil ejemplares, nadie se hubiera molestado, el Vaticano callado y ningún problema. ¿Qué ocurre? Que la historia de El Código Da Vinci tenía sentido lógico para muchos lectores, muchos dijeron: “oye, pues esto se sostiene más que lo que me cuentan en la Iglesia y hay evidencias”. Esa idea de Jesús como ser humano, un profeta fabuloso con un mensaje maravilloso intelectualmente, eso lo podemos procesar, es decir tiene sentido. La idea de resucitar de entre los muertos o de que hayas nacido de una madre virgen, son cosas difíciles de procesar. Cuando oyes una historia que respeta a Jesús pero que racionalmente tiene sentido, gente religiosa e inteligente, dijo: “bueno, esto hace a Jesucristo más accesible, no me tengo que creer un milagro extrañísimo, sino que creo en este mensaje, creo en este hombre”, y la Iglesia se vio amenazada, porque es un aspecto importante en la cristiandad.

 -Para terminar, ¿es Robert Langdon inmortal? ¿Tiene prevista la muerte del personaje?

-¡Jajaja! No, creo que Robert Langdon de momento es inmortal, pero como todos somos mortales en algún momento le tendremos que decir adiós y no sé cuándo va a ser.

Jesús Ortega

Puedes escuchar la entrevista completa de Jesús Ortega a Dan Brawn en el capítulo 2×07 de “El Dragón Invisible”: