ENTREVISTA CON RODOLPHO GAUTHIER CARDOSO
Publicado en EOC nº 94
Aficionado a temprana edad al tema ovni y hoy Doctor en Historia, Rodolpho Gauthier Cardoso dos Santos escribió un libro vital para entender el desarrollo del fenómeno en Brasil. Ese libro ahora está disponible en español.
Como tantos aficionados al tema ovni, Rodolpho Gauthier Cardoso dos Santos empezó su andadura en el mundo de los no identificados a temprana edad y cuando bordeaba los veinte años se afilió al grupo Organização de Pesquisas Ufológicas, de São Paulo (Brasil). Allí realizó investigaciones de campo con sus compañeros y también numerosos trabajos teóricos (hubo sobre el avistamiento de Kenneth Arnold, el caso Varginha y hasta críticas de cine) que lentamente fueron mostrando el interés del joven ufólogo por la historia, escenario en el que Rodolpho posteriormente se desarrolló de forma profesional.
Gracias a que estudió algún tiempo en Argentina, Gauthier habla perfecto español. Parte de su trabajo académico e investigativo actual -es Doctor en Historia y se desempeña como profesor en el Instituto Federal de Minas Gerais- se relaciona precisamente con la historia argentina, campo en el que escribió y publicó un libro sobre el justicialismo y la visión brasileña de ese proyecto político. Antes, sin embargo, aprovechó sus inmersiones bibliográficas para buscar más que dirigentes y mandatarios. En realidad, se dedicó a cazar noticias de ovnis.
En 2009 obtuvo su maestría en Historia gracias al ensayo “A invenção dos discos voadores. Guerra Fria, imprensa e ciência no Brasil (1947-1958)”, donde repasa los primeros años tras el surgimiento del fenómeno en Estados Unidos y su avance por Brasil, donde la prensa jugó un rol fundamental en su divulgación. También analiza el papel de los estamentos militares y científicos a la hora de confrontar el misterio que suponían los discos voladores, reconstruyendo -por medio del análisis ponderado- los primeros momentos de la ufologia brasileña, gracias también a entrevistas con algunos de los protagonistas de esos años.
Publicado en 2016 en portugués por Alameda Casa Editorial, el libro fue traducido al español en 2021 por Ediciones Coliseo Sentosa.
Alejado desde hace algún tiempo de los ovnis, Cardoso dos Santos conversó en exclusiva con El Ojo Crítico sobre la publicación de su obra en nuestro idioma, y muy especialmente sobre los primeros años del fenómeno ovni, un aspecto que sigue pareciéndole central para entender los posteriores desarrollos del tema.
¿Por qué creyó necesario reconstruir los primeros años de la historia de los discos voladores en Brasil?
Bueno, cuando yo era joven y leía las revistas ufológicas brasileñas, en ellas se narraba la evolución de los casos a lo largo del tiempo de una manera muy organizada y con cierta linealidad. Pero cuando uno lee los periódicos antiguos, se nota rápidamente que las cosas eran mucho más complicadas. Me parecía que había algo curioso. El término “disco volador”, por ejemplo, no era en la década 1950 sinónimo de una nave interplanetaria, porque había una fuerte discusión y miedo respecto de las nuevas armas de las superpotencias de la Guerra Fría. Además, casi nadie utilizada él término “ovni”. Me pareció muy fascinante porque muchos se olvidan del contexto social y político en el cual surgieron las primeras ideas ufológicas.
A lo largo del libro queda muy clara la influencia de Estados Unidos en los primeros años del fenómeno. ¿Habría sido posible una ufología brasileña sin Roswell y Donald Keyhoe, por ejemplo?
Sin Roswell, sí, habría sido posible. He leído muy pocas notas relacionadas con ese caso, y todas ellas eran de 1947. La influencia del caso Roswell en la década de 1950 en Brasil fue casi nula. Hubo otros casos que tuvieron más repercusión. Keyhoe fue mucho más importante. Sus artículos fueron traducidos muy temprano en Brasil (1952) e influenciaron mucho la discusión. Aunque hay que decir que una de sus principales tesis, la del encubrimiento de la verdad alienígena por los gobiernos, curiosamente tuvo poca adhesión en Brasil en los primeros años. Casi no se acusaba a los militares brasileños de ocultar informaciones. Esto fue así porque los oficiales militares contribuyeron y validaron algunos casos famosos, como el de Barra da Tijuca.
El papel de la prensa es vital en el desarrollo del tema ovni. En el caso de Brasil, O Cruzeiro, Manchete, Ciencia Popular y otras publicaciones juegan un rol central. ¿Esas revistas se limitaron a tomar los hechos o se convirtieron también en generadoras de casos?
Las revistas ilustradas fueron personajes centrales porque, en un país muy grande y con muchos analfabetos, llegaban a rincones donde muchas veces no había diarios. La enorme atención que algunas daban al tema, especialmente O Cruzeiro, ayudó a generar casos. Es difícil decir exactamente el mecanismo por lo cual eso ocurría. Quizás la gente se haya sentido más libre para hablar de un episodio extraño cuando algo parecido aparecía en las revistas. O, al revés, haya considerado extraño un avistamiento después de leer detalles similares en esos periódicos. Así, intencionalmente o no, las revistas acabaron promocionando nuevos casos.
Precisamente hay un periodista de O Cruzeiro que juega un papel preponderante. Me refiero a João Martins, que parece ser un personaje central en la difusión de las historias de discos voladores en esos primeros años. ¿Crees que su importancia a nivel ufológico ha sido menospreciada en Brasil?
João Martins fue probablemente el personaje más importante del mundo ufológico brasileño en los años cincuenta. Como dices, era periodista de la revista más influyente de la época (O Cruzeiro) y publicó mucho al respecto. Consideradas las debidas proporciones y contextos, fue como el Donald Keyhoe de Brasil. Por muchas décadas la comunidad ufológica de Brasil reconoció su rol y producción extensa. Pero, a partir de los 80, empezó a haber, digamos, cierta incomodidad. Eso tiene que ver con nuevos análisis técnicos que mostraron que las fotos en Barra da Tijuca de 1952 eran fraudes. Ese caso fue muy comentado en todo el mundo y João Martins, junto al fotógrafo Ed Keffel, fueron los dos únicos testimonios. En los noventa, algunos ufólogos ya aceptaban que, en sus palabras, “la ufología brasileña empezó con un caso en que hubo fraude”. Por eso, en los años siguientes, la importancia histórica de João Martins ha sido continuamente olvidada. En mi opinión, eso ocurrió de manera intencional para evitar, digamos, esa incomodidad.
Durante la investigación para su libro, ¿hubo algún descubrimiento que lo sorprendiera, algún caso clásico que resultara fraudulento que le impactó?
Los dos descubrimientos que más me impactaron fueron en relación con dos casos famosos: Villas Boas y Trinidad. El caso Villas Boas (1957) es famoso mundialmente y a veces considerado la primera abducción, mucho antes que se usara ese término. Básicamente ese agricultor dijo que encontró una nave, fue forzado a entrar y mantuvo relaciones sexuales consensuadas con una alienígena rubia. Lo que descubrí es que en la misma semana en que ocurrieron esos supuestos hechos la revista O Cruzeiro había publicado testimonios muy similares de secuestros y encuentros con alienígenas rubios. O sea, me parece posible que el testigo haya sido, de alguna manera, influenciado, conscientemente o no, por lo que leyó y por lo que vio en las ilustraciones de esa revista. Sobre el caso Trinidad (1958), descubrí en los archivos un antiguo reportaje del fotógrafo responsable (Almiro Baraúna) de las famosas imágenes. En ese material, publicado años antes (1954) de las fotos de Trinidad, él enseñaba justamente a hacer fotos de discos voladores de manera fraudulenta. Recientemente, personas de su familia dijeron públicamente que él confesó privadamente que las fotos de Trinidad eran trucadas.
¿Puede uno pensar que los ufólogos han ocultado esos datos a propósito, para mantener el misterio?
Yo no he encontrado evidencias de que los ufólogos de la época hayan ocultado a propósito datos. Lo que me parece es que las ganas de creer muchas veces son tan grandes que impiden que se perciba lo que frecuentemente no es tan difícil de notar. Un ejemplo es la enorme cantidad de dinero que ganó Baraúna con las fotos de Trinidad, algo que él mismo admitió e incluso reveló los valores a los ufólogos. Ese dato debería haber generado al menos alguna desconfianza, pero eso no ocurrió. Hace 15 o 20 años el caso Trinidad era considerado uno de los diez más serios e importantes de la ufología mundial.
Los discos voladores surgen en un momento histórico muy particular: auge de la ciencia, viajes espaciales, posguerra, ciencia ficción… ¿Podrían haber surgido en otro contexto histórico?
Esa es una pregunta difícil de responder para un historiador porque es imposible no caer en la especulación. Me parece que el conjunto de ideas sobre los discos voladores hasta hoy tiene mucho que ver con aquel momento histórico muy particular del mundo occidental. Si no hubiera existido todo ese contexto, me parece complicado pensar que las cosas hubieran ocurrido como las conocemos. Probablemente sería algo muy diferente. De cualquier manera, me parece que, en la medida en que los seres humanos pasaron a explotar el espacio, era inevitable pensar que otros seres también podrían visitarnos. Quizás las naves no serían discos o cosas así, pero habría igualmente películas y literatura al respecto.
¿Qué tan importante ha sido el papel de los ufólogos en la divulgación de la iconografía ovni? Lo pregunto porque el libro precisamente llega hasta el surgimiento de los aficionados al tema y solo esboza la importancia de estos en el desarrollo posterior.
Bueno, ellos fueron muy importantes, sin duda. Lo que noto en Brasil es que a finales de los cincuenta los aficionados dejaron de simplemente consumir lo que les llegaba por las revistas y pasaron a organizarse en agrupaciones con boletines e investigaciones hechas con sus propios recursos financieros. Esto cambia un poco las cosas, porque a partir de ese momento muchas veces las revistas van a publicar casos que, por primera vez, fueron encontrados e investigador por ufólogos. O sea, los ufólogos pasan a alimentar con esos casos la iconografía tanto por medio de sus boletines como por lo que salía en las revistas de gran circulación donde había ilustradores profesionales. Lo que se puede notar es que había una relación muy estrecha entre sectores de la prensa y algunos de los ufólogos, lo que a estos les abría las puertas a un público mucho más amplio que el de los congresos sobre discos voladores. Era una relación lucrativa para ambos. Los discos voladores significaban aumento en las ventas de los periódicos. Por otro lado, los ufólogos tenían la oportunidad de romper, aunque fuera solo momentáneamente, la burbuja de la comunidad ufológica y llegar a otros lectores. Esa relación ayudaba a actualizar y a reciclar continuamente la iconografía ovni.
Diego Zúñiga
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