Published On: Sab, nov 21st, 2020

EL MEJOR MOMENTO DEL MISTERIO: QUE LAS LAGRIMAS NO TE IMPIDAN VER LAS ESTRELLAS

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3En 2020 las redes sociales se saturan de nostálgicos, llorones y ofendiditos, lamentándose permanentemente de la mala situación del misterio…  Pero eso no es verdad. Así que solo existen dos opciones: mienten o se equivocan. 

La realidad, lejos del ciber ruido mediático, es que vivimos el mejor momento del misterio de todos los tiempos. Como no podía ser de otra manera.

Esto no implica renegar de nuestro pasado. Al contrario. Todo lo que somos lo debemos a aquellos pioneros que osaron adentrarse en un territorio desconocido, menospreciado, ignoto y oscuro.

Los pioneros.rib004

Oscar Rey Brea, Manuel Osuna, Eduardo Buelta, Marius Lleguet, Antonio Ribera, Salvador Freixedo, Ignacio Darnaude, Alberto Adell, Federico Acosta, Manuel Pedrajo, Enrique López Guerrero, etc.  en el campo de la ufología…

Jose Antonio Lamich, el Dr. Linares de Mula, Joaquin Grau, el Dr. Alfredo Bonavida, Jose Mª Casas Huget, Julio Roca Muntañola, el Rvdo. Jose Mª Pilón, Germán de Argumosa, Francisco de Asis Rovatti, José M\ Kaydeda, etc. en el campo de la parapsicología…

fjo-gAlejandro Vignati, Juan Antonio Cebrian, Antonio José Alés, Andras Faber Kaiser, el Dr. Jiménez del Oso, Luis Miravilles, Josep Mª Armengou, Juan García Atienza, Luz Tambasio, Pedro Guirao, etc. en el campo de la divulgación y el periodismo del misterio…

Todos ellos -ya fallecidos-, y muchos más, abrieron camino para los que vinimos después. Y con sus aciertos y errores, de justos es ser agradecido a quienes exploraron por primera vez el mundo de las anomalías.  Pero como ocurre en el campo de la historia o la ciencia, hemos aprendido mucho en estos años.

OVNIs, cada vez menos NIs…

En 2020, por fin, tras décadas de enconado enfrentamiento, proyectos como la lista de correo Anomalist demuestran un intento de acercamiento de corrientes ufológicas, hasta ahora antagónicas. Ufólogos, que durante 30 años, nos blandimos en violentas polémicas, que con frecuencia llegaban al insulto personal, hoy buscamos poner el acento en lo que nos une, en lugar de lo que nos separa. Y es difícil definir de una forma más clara el concepto de evolución.

Pero hay más.EOC 87 Caravaca

Lideradas por investigadores hispanohablantes, como José Antonio Caravaca, Nestor Berlanda o Juan Acevedo, nuevas teorías, hipótesis y líneas de pensamiento, han llegado al fenómeno OVNI para suplir las carencias de las viejas creencias, como la Hipótesis Extraterrestre o la Hipótesis Psico-Social, ya totalmente superadas.

La imparable casuística OVNI, que sigue produciéndose -como no podía ser de otra manera- al margen de los grandes medios, todavía cuenta con encuestadores infatigables, dispuestos a recorrer miles de kilómetros para recabar de primera mano los testimonios de los protagonistas. Los libros de David Cuevas o Miguel Pedrero, entre otros, son buen ejemplo de que los casos -sea cual sea su origen- siguen produciéndose como en las mejores oleadas de 1954, 1974 o 1996.

Los mejores libros del misterio.

45474888_2256181854423865_4626501568244482048_oLa producción bibliográfica, además, nos está obsequiando títulos extraordinarios. Y aunque la producción literaria anomalías no alcance la cantidad de otras décadas, sin duda la supera con creces en calidad. Y la buena noticia es que la inmensa mayoría de esos títulos magníficos, serios, razonables y documentados, es de autores hispanohablantes.

Lejos están los años del colonialismo yanki en el misterio. Hoy solo el público amateur, superficial y frívolo, sigue pensando que la investigación puntera viene de EEUU. En 2020 la ufología chilena, argentina o española, le da sopa con hondas a los americanos. Más entretenidos en resucitar viejos mítos ya superados, en sofisticadas y grandilocuentes academias estelares, que en aportar nuevas ideas.

En el ámbito de la parapsicología científica, los descubrimientos de Daryl Bem, en el campo del Ganzfeld primero, y de la precognición después, sacudieron a la comunidad científica internacional, ya bien entrados en la segunda década de los 2000, al ser publicados en revistas científicas y citados más de 1000 veces en casi 400 artículos académicos.  Probablemente desde Rhine o los experimentos del Instituto Stanford la parapsicología no hacía tanto ruido en el seno de la comunidad universitaria.unnamed (16)

Y todavía hoy, en 2020, universidades como la de Edimburgo o la Pontificia Lateranense del Vaticano, mantienen sus aulas de parapsicología.

En España, aunque con menos recursos, seguimos luchando.

Después de haber marcado hitos muy difíciles de superar, como el caso Mónica Nieto o los experimentos de Hipergea -sobre la composición química del ectoplasma o la radiación blanda que denominamos energía PSI-, iniciativas como las de Oscar Iborra, organizando cursos de parapsicología en la Universidad de Granada, con créditos universitarios; o el taller-laboratorio de parapsicología liderado durante varios años por Jauma Esteve, en la Universidad de Barcelona, no se veían en España desde las conferencias de la Sociedad Española de Parapsicología en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid.

Por no hablar de todas las universidades españolas donde se imparten cursos oficiales de hipnosis, acupuntura, magia y otras disciplinas absolutamente afines a la parapsicología que durante décadas estuvieron relegadas a marginales cursos de fin de semana, impartidos por supuestos “expertos” y “profesores” de todo a cien.

Periodismo del misterio

8En cuanto al periodismo del misterio, más de lo mismo. Es cierto que hoy Internet ha ascendido a los “cuñados del misterio” al rango de maestros, a través de patéticos canales de Youtube y podcast de chichinabo.  Y si antes sudábamos la gota gorda por acceder a un poco de información, ahora el ejercicio que toca es regatear a la desinformación. Pero jamás en la historia más ciudadanos ajenos a estos temas habían tenido la oportunidad de recibir información sobre anomalías, más o menos cuestionable. Como siempre.

Ni en los mejores años de las revistas Más Allá, Año Cero, Espacio y Tiempo y Karma-7, las cuatro grandes cabeceras que llegaron a coexistir en España, habrían alcanzado con todas sus ventas un ínfimo porcentaje de los televidentes de cualquier emisión de Cuarto Milenio. Ni de los oyentes que suman Espacio en Blanco, La Rosa de los Vientos y Luces en la Oscuridad en la radio nacional. Ni de los millones de seguidores leales a los grandes podcast como El Centinela del Misterio, Días Extraños, El Dragón Invisible o la Escóbula de la Brújula… Ni de coña.

Aquellos austeros fanzines a fotocopias, que publicábamos en los años 70, 80 y 90, y que apenas tenían una tirada de 50 ejemplares, restringidos a lectores locales o nacionales, hoy son webs, blogs y RRSS con millones de seguidores en todo el mundo.

Nos guste o no, jamás el periodismo del misterio había tenido una mayor difusión que ahora. Que no te engañen.

Mentiras y realidades.

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Y además de todo eso,  y esto es lo más importante, hoy estamos mucho más cerca de la verdad sobre el mundo del misterio, que nunca antes en la historia. Porque hoy estamos más capacitados para eliminar el ruido de fondo.

Hoy tenemos acceso a más información que nunca antes en toda la historia. Revistas, periódicos, actas de congresos, videotecas, fonotecas… todo aquello que en el pasado era privativo -como acceder a las publicaciones extranjeras- hoy está a un click en nuestro ordenador. Y por eso sabemos más y mejor que nunca. es lo más importante, hoy estamos mucho más cerca de la verdad sobre el mundo del misterio, que nunca antes en la historia. Porque hoy estamos más capacitados para eliminar el ruido de fondo.

Casos y personajes, que durante años generaron infinidad de titulares, restando tiempo y energía -y de paso sacándoles el dinero- a millones de aficionados e investigadores, hoy por fin han sido explicados. El poltergeist de Vallecas, UMMO, las caras de Bélmez, el duende del Esparto, los misilOVNIs de Canarias, la abducción de Xavier C. o la obra de Carlos Castaneda entre cientos de clásicos que hoy ya solo defienden un puñado de nostálgicos desinformados.

Y eliminar los casos fraudulentos, separar el trigo de la cizaña, es lo que mejor nos está aproximando al reducto de casos auténticos que suponen el núcleo genuino de eso que llamamos anomalías.

Requisito imprescindible para poder llegar a conclusiones certeras sobre un misterio, es  definir con precisión ese misterio. Y nunca antes habíamos estado más cerca de ese núcleo genuino.

Así que no dejes que te engañen los inmovilistas, los nostálgicos, los pesimistas. Los que se aferran al pasado acongojados por un protagonismo perdido. Sus lágrimas no les dejan ver las nuevas estrellas.

No te resignes al derrotismo. Cualquier tiempo pasado fue peor. Y si no lo fue, hagamos que lo sea.

Manuel Carballal

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  1. Si algo ha quedado demostrado, tras décadas de intentos infructuosos por aproximarse científicamente al estudio de los OVNI, ha sido la incapacidad generalizada de crédulos y escépticos de sacar nada en limpio. De una parte los bienintencionados estudios estadísticos y las hipótesis consiguientes sobre ortotenias y oposiciones marcianas que rápidamente quedaron expuestas como elucubraciones sin fundamento. Por otro lado los sesudos estudios científicos racionalistas que topaban con dificultades insalvables propias del método empleado. Y entre medias ideas de unos, ocurrencias de otros y el sentir general de decepción de quienes peinamos canas, porque se sabe poco, o menos que nada con respecto a los años dorados de la ufología.
    Hoy, esas pocas nuevas teorías de las que hablas y que reemplazan la obsolescencia ya descrita, no son, y perdóname, sino trastos viejos remozados por mozos jóvenes que intentan descubrir el mediterráneo. No me interesa la parapsicología y por tanto no puedo opinar, pero la ufología está muerta. No niego que haya casos y sesudas conversaciones de bar, pero sigue siendo, más que nunca, un follón incomprensible con cero pruebas y casi cero datos fiables donde lo único que destacan son las constantes demostraciones del fraude que ha siempre ha infestado el tema: desde Julio F, hasta las playas de conil y la pareja que se pasaba una linterna para vestirse después de follar (extraterrestres, ya…), pasando por guardias civiles (Ochate) o motoristas (Sangonera) tomados por marcianos.
    Ha sido evidentísima -y sigue siendo- la falta de parcialidad de los recolectores de casos y su propensión a creer en el testimonio, como si un observador ovni no pudiera mentir o equivocarse. Y de aquellos polvos estos lodos: un tema totalmente desprestigiado y apartado de la esfera cultural o académica. No estoy de acuerdo, por tanto, en que tiempos pasados fueran peores. Lo fueron, sin duda, pero al igual que lo son ahora mismo.
    Saludos.

  2. elojocri dice:

    Estimado Conde. Con los respetos debidos de un humilde plebeyo. El razonamiento pesimista me recuerda poderosamente al de los terraplanistas, empeñados en negar toda evidencia para hacer primar su creencia. El fenómeno OVNI es real. Objetivo. Empirico. Sólido y tridimensional. Esto ya solo un@ desinformad@ lo cuestionaría. Por lo tanto tiene uno o varios orígenes. Mientras algunos, consumidores de prejuicios, los observan desde la barrera. Otro invertimos todo nuestro tiempo y dinero en intentar identificar ese/esos origen/es. Y yo opino que estamos haciendo progresos agigantados. Claro que esto se aprecia mucho mejor sobre la arena que desde el palco de personalidades. Menospreciar todos nuestros esfuerzos es un ejercicio de vanidad, a la par que de ignorancia burguesa. Pero comprensible. Yo me sigo reafirmando en todos los puntos de mi argumentación. Manu.

  3. Druida Mike dice:

    En los años 80 la cultura popular convirtió el misterio en la identidad de una generación. Pasó el tiempo y se desenmascararon muchos fraudes que caían por su propio peso. Ya no hay cintas VHS cutres, sino cámaras HD. No hay publicaciones locales, hay redes sociales. Tener acceso a todo tipo de publicaciones en internet es un privilegio de nuestra época de la que aprovecharse, no de la que lamentarse. Buen artículo

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