Published On: Lun, mar 14th, 2022

EL CASO JOSÉ C. HIGGINS DESDE LA FILOLOGÍA

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Publicado en EOC nº 93

EOC-93

El investigador Juan Carlos Victorio publicó el pasado 13 de abril de 2020 una entrada en su blog Misterios del Aire, con el título “El extraordinario encuentro de José C. Higgins, 1947”[1], que está directamente relacionada con el origen de este texto. Remito a su concisa pero completa aportación, así como a todas las fuentes con las que enlaza, para quien desee entrar en los pormenores del encuentro del topógrafo José C. Higgins con tres visitantes del espacio exterior, tal vez de Urano, en Pitanga, Estado del Paraná, Brasil, en 1947. A tal acontecimiento, también se han dedicado recientemente los estudiosos Pablo Villarrubia, con un estudio de campo en busca del desvanecido Higgins[2], y Luis R. González, con una pesquisa bibliográfica[3].EOC (1)

Sin embargo, lo que a mí me interesa en este breve artículo es la lengua que el presunto José C. Higgins oyó a los extraterrestres. Entre sus hipotéticas declaraciones al Diário da Tarde se encontraban las siguientes: “Por outro lado, é-me difícil traduzir em letras a sua linguagem. Contudo, recordo-me de duas palavras: Alamo e Orque, aquela designando o sol e esta o sétimo círculo do desenho”[4].

UFO 01.inddEste “séptimo círculo” haría referencia al hipotético lugar de procedencia: el planeta Urano. Por consiguiente, aquellas palabras –o frases– pertenecerían a alguna ignota lengua uraniana.

Al margen, desde luego, de disquisiciones sobre la presumible idiosincrasia de tal lengua, en la que resulta imposible entrar por motivos extradiegética y diegéticamente obvios[5], este ejemplo en concreto nos puede alumbrar sobre cómo eventos tenidos por válidos, verosímiles, insólitos o no resueltos en el mundo ufológico creyente, se desmontan con una mera aplicación de mínimas bases lingüísticas.

¿Por qué tales palabras deberían haber sembrado la duda?Göstavarelse3 bl

En primer lugar, por su fonética. Como el mismo Higgins afirmó, le resultaría difícil “traduzir em letras”, es decir, pronunciar o imitar los sonidos de aquello que escuchó. No es extraño. Sin conocer una lengua, nuestro oído no discrimina unidades, y solo

escuchamos un flujo, de ahí el jabberwocky que nos sale si pretendemos reproducir una lengua ajena por completo a nosotros. Este hecho, de por sí, sería suficiente para asumir que ese alamo y ese orque tal vez no guardan vínculo alguno con lo que los uranianos pronunciaron (y además sin conocer l’ordre du discours…).

Blomqvist Främlingar på vår jord bl2En segundo lugar, con el término alamo, que significaría presumiblemente “sol”, a la luz de las declaraciones de Higgins, nos encontramos con una ambigüedad, habida cuenta de que el Diário da Tarde solo transcribió con mayúsculas tal voz –y, a la luz de la práctica en tal periódico con el resto de mayúsculas de cualquier artículo–, no va tildada, como sí habría de ser si ese álamo hubiera sido el árbol también conocido como “chopo blanco” o, en portugués, choupo branco (Populus alba). Por tanto, ¿el individuo uraniano pronunció /alámo/ o /álamo/? Solamente Higgins, o quien se ocultaba bajo el seudónimo Lamartine, se encontraría en condiciones de verificarlo. Por su parte, el término orque (el cual, atendiendo a la grafía portuguesa, se pronunciaría /órke/ y no /órkwe/) carece de equivalente en la lengua de Pessoa, siendo el término más cercano el de orca (el cetáceo homónimo en español).images

En tercer lugar, deberíamos investigar si esas voces son verdaderamente significantes que aluden a un referente concreto (el Sol y Urano), o tal vez meros deícticos espaciales (allí y aquí, por ejemplo). No disponemos de elementos para decidirnos por una u otra opción. Ciertamente, el hecho de señalar un papel y pronunciar una palabra nos debería decantar por que tales voces, en esa lengua uraniana, significaran Sol y Urano. En cualquier caso, estaríamos aplicando nuestra lógica terrestre: Alamo y Orque serían nombres propios (topónimos), y en su contexto lingüístico propio podrían tener que ver con los lugares a los que se refirieran o no (por ser didáctico: el topónimo Valentia no está unido por significado oculto alguno con su referente, a diferencia, por ejemplo, de Ciudad del Cabo).

Certidão de José Carlos Higgins  (300 dpi)Por último, quien acepte la realidad del encuentro de José C. Higgins, lo fidedigno de esas dos palabras, y, por tanto, el hecho de hallarnos ante los únicos documentos, aunque orales, de una lengua uraniana (pues no tenemos por qué suponer que solo haya una en el planeta), habrá de reconocer que o nos conformamos con la traducción que Higgins propuso (Alamo = Sol, Orque = Urano) o jamás sabremos más sobre ese idioma, ello si aquellos alienígenas no retornan en unos años para celebrar el centenario de su visita, y nos traen un texto (bilingüe, eso sí, o no haremos nada).

Ahora bien, ya puestos, vamos a intentar reconstruir la etimología de esos términos: Alamo y Orque. ¿Cómo inventaríamos cada uno de nosotros palabras de una pretendida lengua extraterrestre o de algún fantástico reino? Sin lugar a dudas, y como ha ocurrido tanto con Lewis Carroll (1832-1898) en su poema “Jabberwocky” de Alicia en el país de las maravillas; con J. R. R. Tolkien (partiendo del mismo término colectivo orcs, por citar una voz de sonoridad semejante a orque) en sus idiomas neomitológicos; y con Marc Okrand (1948) creador del klingon, para la saga Star Trek, por no hablar de L. L. Zamenhof (1859-1917) y el esperanto, lo que presumiblemente haríamos es tomar palabras de lenguas conocidas y alterarlas[6].

Sin embargo, la relación que desde la lengua portuguesa podríamos establecer entre un alamo y el Sol, y entre Urano (o también Οὐρανός) y orque, son nulas, es decir, la cuasi inexistente homofonía de los términos no conduce a pista alguna.wp-1573675274483.

Sin embargo, en la región de Paraná no solo se habla portugués, sino al menos tres lenguas indígenas: guaraní y xetá, de la familia lingüística tupí-guaraní; y kaingang, del grupo jê. ¿Es posible que estas lenguas estuviesen detrás del hipotético uraniano presuntamente escuchado por José C. Higgins? Tal vez no deberíamos ir tan al detalle, pero eso no quiere decir, en cambio, desestimar la importancia de una de las “lenguas generales” (línguas gerais) de Brasil, hasta el punto de que entró en competencia con el portugués, e incluso adquirió el glotónimo de brasiliano[7], a despecho de las casi 200 lenguas indígenas que continúan hablándose en el siglo XXI en el inmenso país amazónico[8], y cuyo número, en la primera mitad de la pasada centuria, aún sería mayor.

¿Qué era una língua geral? “A expressão ‘língua geral’ foi inicialmente usada, pelos portugueses e pelos espanhóis, para qualificar línguas indígenas de grande difusão numa área”[9]. En Brasil, hubo dos[10]: la língua geral paulista y la língua geral a secas, también conocida como língua geral amazônica, la cual pronto recibió los glotónimos de língua brasílica, língua do Brasil o língua da terra. La primera de esas lenguas se extinguió sin prácticamente llegar a experimentar la letra escrita, a diferencia de la segunda, que sí conoció libros de oraciones, poemas, relatos, vocabularios, gramáticas, cursos…, y siguen hablándola unos miles de personas con el nombre de nheengatu.

Efectivamente, la Língua Geral Amazônica, nacida en el norte del país, en torno a Belém, no es, por tanto, originaria ni fue usual en el Estado del Paraná, situado al sur del de São Paulo, pero era sobradamente conocida, al ser considerada una suerte de “lengua nacional” y con literatura escrita desde el siglo XVI; su primer autor fue, curiosamente, un español, el jesuita canario José de Anchieta (1534-1597), autor de una gramática, glosario, poesía y teatro; a él seguirían los también jesuitas Antônio de Araújo (1566-1632), autor del primer Catecismo brasilico da doutrina Christãa (1618) en tupí[11]; y Cristóvão Valente (1566-1627), autor de poesía religiosa en esta misma lengua[12].

Diario Da Tarde,5-08-47 HigginsPero centremos la pregunta del título del artículo: ¿guardan cierto aire de familia los “uranianos” Alamo y Orque con el tupí, con esa língua geral amazônica? A primera vista, no lo parece, pero si escarbamos un tanto emergen algunas cuestiones.

¿Deberíamos ver en el presumible topónimo Orque una suerte de transformación del tupí okëpe (< oka, “casa” + pe, “dentro”, “en”) que significa “en casa”[13]? ¿Tal vez se esconde en Orque la forma dicha dativo del pronombre de primera persona del plural oré, “nosotros”, que sería orébe[14]? ¿O acaso se revelaría como un ETismo –del ET de Steven Spielberg, sí– y sería una modificación del sintagma oré oka (> *oré ka > *or ka > *or ke, presumiblemente con /ę/) “nuestra casa”, posesivo, además, no inclusivo[15] en tupí, es decir, que dejaba a José C. Higgins fuera de ese “nuestra”? Desde esta perspectiva, Orque no sería Urano en “uraniano”, pues los visitantes del espacio simplemente le estaban indicando, al sorprendido topógrafo, que ese lugar del séptimo círculo era la casa de ellos.

Con respecto a la otra palabra, Alamo, nos encontramos con una dificultad que no se revela tal: el fonema /l/ no existía en tupi. Sin embargo, sí el fonema /r/, asimismo alveolar[16]. El paso de /l/ > /r/ suele ser cómodo, y es una variación sustanciosa si bien no por ello borra del todo el origen de la palabra. Con esta pequeña modificación, el tupí ya nos ofrece pistas: habida cuenta de la existencia de ara para “día”, ¿tendría el alamo uraniano para referirse al Sol su origen en un tupi árebo, “de día”[17], de cuyo campo semántico tampoco se alejaría tanto? La presumible evolución de árebo > álamo atendería a las siguientes fases: *árembo > *álambo > *álammo > *álamo. No tenemos por qué suponer un paso a *almo porque tampoco ha tenido esa evolución en español ni en portugués. Quedaría dentro de la estructura lingüística lógica (latina) esa asimilación de la /b/, habida cuenta de que la evolución del latín al portugués fue /mb/ > /m/, lengua hablada por Lamartine. Eso si no hacemos entrar en juego el morfema derivativo –mo–/–mbo–, presente en tupí-guaraní, y mediante el cual “cada nombre puede transformarse en verbo de modo que puede haber predicados verbales y nominales del mismo radical”[18], y que en uraniano hubiera asumido otros usos y posiciones. Pero esto ya es arriesgar demasiado…Certidão de José Carlos Higgins  (300 dpi)

Por ello, mi propuesta de traducción es que orque significa “nuestra casa” y alamo sería un topónimo, el Sol, pero bajo cuyo significante se esconde una suerte de literal “portador del día”.

Dicho esto, cabe no olvidar que, ante las voces extraterrestres que pronunciadas o escritas han aparecido aquí y allá a raíz de algunos encuentros del tercer tipo, el acercamiento siempre será tentativo, pues un lingüista o un escritor (Lewis Carroll, Tolkien, Okrand…) es verosímil que recurran a sus conocimientos previos para crear un idioma. Sin embargo, ¿qué diríamos del periodista del Diário da Tarde o de ese José C. Higgins dedicado a la topografía? ¿Había alguna lógica en sus propuestas léxicas? ¿O el redactor se limitó a escribir lo primero que se le pasó por la cabeza[19]?

Esas preguntas solo nos las podría contestar quien firmó bajo el seudónimo de Lamartine…, aunque lo más seguro es que el juguetón periodista se habrá marchado ya a los cielos con una Graziella uraniana, y entre las estrellas guarde su secreto.

Josep Carles Laínez

 



[1] VICTORIO, Juan Carlos, ““El extraordinario encuentro de José C. Higgins, 1947”, en Misterios del Aire, 13 de abril de 2020. Disponible en https://misteriosdelaire.blogspot.com/2020/04/el-extraordinario-encuentro-de-jose-c.html.

[2] VILLARRUBIA MAUSO, Pablo, “Eles viriam de Urano?”, en Portal Ufo, 1 de agosto de 2014. Disponible en https://ufo.com.br/artigos/eles-viriam-de-urano.html.

[3] A través de una comunicación en la lista Anomalist del día 6 de abril de 2020.

[4] LAMARTINE, “Estranho aparelho teria sido visto a Noroeste de Pitanga!”, en Diário da Tarde (Curitiba), 5 de agosto de 1947, p. 6.

Disponible en http://memoria.bn.br/docreader/DocReader.aspx?bib=800074&pagfis=73182.

[5] José C. Higgins “declaró” que “[f]alavam uma língua que eu jamais ouvira, sendo, entretanto, bonita e sonora”[5], lo que tal vez pudiera llevarnos a pensar en una lengua tonal (como el chino, el zulú o el sueco).

[6] Esto también suele producirse a la hora de crear la morfología y la sintaxis. Véase, con respecto al klingon, GRUNE, Dick, “Is Klingon an Ohlonean Language? A Comparison of Mutsun and Klingon”. Disponible en https://www.cs.vu.nl/~dick/Summaries/Languages/MutsunKlingonComparison.pdf. No en vano, la tesis doctoral del mismo Okrand fue una gramática mutsun: Mutsun Grammar (1977), leída en la University of California, Berkeley, y disponible en https://escholarship.org/uc/item/1p59z6kq.

[7] Véase Diccionario portuguez-brasiliano [anónimo de 1795], edición y ampliación de Plínio M. da Silva Ayrosa, São Paulo, Imprensa Oficial do Estado, 1934.

Disponible en http://www.etnolinguistica.org/biblio:ayrosa-1934-diccionario

[8] RODRIGUES, Aryon D., “A originalidade das línguas indígenas brasileiras”, en Revista Brasileira de Linguística Antropológica9 (1), 2018, pp. 187-195 [p. 187]. https://doi.org/10.26512/rbla.v9i1.19521.

[9] RODRIGUES, Aryon D., Línguas brasileiras: para o conhecimento das línguas indígenas. São Paulo: Edições Loyola, 2002. p. 99. Reproducidos algunos fragmentos de la obra en http://mayafelix.blogspot.com/2008/03/as-lnguas-gerais.html.

[10] Sigo en esta explicación el libro de Aryon Dall’Igna Rodrigues antecitado, considerado “um clássico da literatura linguística sobre as línguas indígenas do Brasil” y “fundamental para todos aqueles que querem conhecer as línguas nativas do Brasil”, en LINHARES, Gabriela y ANDRADE SOUSA, Suselle, “Resenha de Línguas brasileiras”, en Fragmentum, 46 (julio-diciembre, 2015), pp. 311-314. Disponible en http://dx.doi.org/10.5902/fragmentum.v0i46.23402.

[11] ARAÚJO, Antônio de, Catecismo brasilico da Doutrina Christaã, Lisboa, Miguel Deslandes, 1686 [1618]. Disponible em http://bibliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/consulta/registro.cmd?id=758

[12] AYROSA, Plínio, Poemas brasílicos do Pe. Cristóvão Valente S. J. (Notas e tradução), São Paulo, José Magalhães, 1941. Disponible en http://etnolinguistica.wdfiles.com/local–files/biblio%3Aayrosa-1941-poemas/Ayrosa_1941_PoemasBrasilicosPCrValente.pdf

[13] EDELWEISS, Frederico G., Tupís e guaranís. Estudos de etnonímia e linguística, Bahía, Secretaria de Educação e Saúde – Publicações do Museu da Bahia, 1947 , p. 157. Disponible en http://www.etnolinguistica.org/index:edelweiss.

[14] FIGUEIRA, Luiz, Arte de grammatica da lingua brasilica (1687), Rio de Janeiro, Lombaerts & Co., 1880, p. 16. Disponible en http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0033268.pdf.

[15] LEMOS BARBOSA, P. A., Curso de tupi antigo, Rio de Janeiro, Livraria São José, 1956, p. 50. Disponible en http://biblio.etnolinguistica.org/barbosa_1956_curso.

[16] Los fonemas /r/ y /l/ suelen intercambiarlos aquellos hablantes cuando quieren pronunciar una palabra extranjera que contiene alguno de ellos. Así, por ejemplo la lengua china carece de /r/, y el japonés de /l/, de ahí la tradicional dificultad de sus hablantes para articularlos.

[17] LEMOS BARBOSA, P. A., Pequeno vocabulário português-tupi, Rio de Janeiro, Livraria São José, 1970, p. 80, s.v. dia. Disponible em http://www.etnolinguistica.org/biblio:barbosa-1951-pequeno

[18] DIETRICH, Wolf, “Las categorías verbales (partes de la oración) en tupí-guaraní”, en Indiana, 4 (1977), pp. 245-262 [cita en p. 253]. Disponible en https://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/Indiana/Indiana_4/IND_04_Dietrich.pdf

[19] ¿Estaba pensando en la batalla de El Álamo, Texas (imposible en el film de John Wayne, pues es de 1960…)? ¿O soñó con ver álamos en Curitiba, árbol que no se implantaría en Brasil hasta la década de los 60 del siglo pasado: http://www.floresta.ufpr.br/pos-graduacao/defesas/pdf_ms/2006/d470_0637-M/versao_final.pdf?

 

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