Published On: Dom, dic 8th, 2013

7 MISTERIOS DEL PASADO QUE NO LO SON

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Publicado en EOC nº 71

prometheus_310x418La serie de documentales Ancient Aliens que actualmente emite Canal Historia ha vuelto a popularizar las teorías pseudocientíficas de Däniken entre el gran público. Su audiencia, que alcanza más de 1.500 millones de telespectadores, demuestra que la teoría de los “antiguos astronautas” está de actualidad.

El reciente estreno de Prometheus, la última película de Ridley Scott, vuelve a poner de moda las teorías acerca de los “antiguos astronautas”. El guión, ambientado en el año 2058, gira precisamente en torno a un hallazgo arqueológico que permite descubrir que seres de otros planetas –concretamente de la estrella Zeta Retículi- crearon genéticamente al hombre y alumbraron el desarrollo de su civilización.

Tal y como ha reconocido el propio director, el argumento del film se inspira en las ideas desarrolladas desde finales de los sesenta por el escritor suizo Erich Von Däniken, autor del best seller “Chariots of the Gods” –traducido en España como “Recuerdos del futuro”-. Siguiendo la estela literaria bautizada como “realismo fantástico” inaugurada por Robert Charroux o Jacques Bergier con “El retorno de los brujos” (1960), Däniken –del que se han vendido más de 65 millones de libros- se convertía en el principal exponente de la paleoastronáutica: una corriente pseudocientífica que afirma que civilizaciones extraterrestres habrían visitado la Tierra desde la antigüedad. Vinculada con teorías ufológicas, de la new age y el “diseño inteligente”, defiende que la evolución del  ser humano sólo fue posible por mutaciones provocadas por alienígenas.

La proeza arquitectónica de obras colosales como Machu Pichu o las pirámides de Gizeh –inconcebibles, según los fanáticos de estas teorías, de ser realizadas por seres humanos sin ayuda exterior-, serían la muestra más palparía y evidente del legado dejado por la visita de “antiguos astronautas” a nuestro planeta. Acompáñenos en un recorrido por algunas de estas pretendidas “maravillas extraterrestres” y saque sus propias conclusiones acerca de quién las hizo en realidad.

1: Dragones y astronautasDANIKE

Para corroborar la visita de cosmonautas en la antigüedad, sus defensores mencionan la existencia de figuras arqueológicas en las que puede apreciarse seres que parecen ataviados con cascos y modernos trajes espaciales. Veamos un par de ejemplos:

En el libro de Däniken “El mensaje de los dioses” (1973) aparece la fotografía de un busto, hallado en Ecuador, “de raza desconocida” y cuya cabeza va protegida por “un casco de astronauta”. En realidad, se trata de figuras de la cultura chorrera (1000-100 a. C.) que representan a mujeres probablemente con el cráneo deformado y el cabello apelmazado con una especie de ungüento que se obtiene de la planta achiote.

En el Museo de Villahermosa (México) se conserva la réplica de un monolito que Däniken describe como un dragón en cuyo interior se sienta un hombre “con un casco, que se ajusta bien a la cabeza” y que “apoya los pies en unos pedales, mientras la mano izquierda acciona una palanca de dirección” (sic). Subestimando la inteligencia de sus lectores, el escritor suizo no aporta más detalles de cuál es su antigüedad ni a qué cultura pertenece.

Tal y como puede comprobar cualquiera que visite este museo, que conserva los vestigios de un asentamiento de la cultura olmeca excavado en la ciudad de La Venta (900-400 a. C.), lo que se refleja en el bajorrelieve de basalto difiere de esta descripción. Las fauces abiertas que sobrecogen al visitante no pertenecen a un dragón, sino a una culebra de cascabel de gran tamaño que representaría el poder mágico que atrae la lluvia sobre la tierra. El pretendido “astronauta” es en realidad un chamán olmeca que, para invocar la lluvia, luce un vistoso cubrecabezas a manera de yelmo en forma de cabeza de serpiente (son visibles los ojos y sus fauces) y porta una bolsa que podría contener copal (incienso). Los supuestos “pedales” coinciden con los crótalos del cascabel mientras que la pretendida “palanca de cambios” (¿naves interestelares que cruzan el espacio sideral embragando?) son las franjas un máxtlatl o faldellín sujeto a través de una faja por la cintura.

2: ¿Cohetes en el antiguo México?DANIK

“¿Una astronave en la prehistoria?” fue lo que se preguntaron los franceses Guy Tarade y André Millou en un artículo publicado en una revista italiana en 1966, acerca de un sarcófago maya –descubierto catorce años antes en el Templo de las Inscripciones de Palenque (Chiapas, México)- cuya jeroglífica losa parece insinuar la representación de un cosmonauta pilotando un cohete espacial… con un “cambio de velocidades de un Citroën dos caballos” (sic). Tarade y Millou afirman sin pudor que existieron plataformas de lanzamiento para estos cohetes en la explanada de Monte Albán (Oaxaca, México) donde, al parecer, también se inmortalizan las efigies de algunos de estos antiguos ovninautas. Para respaldar estas teorías mencionan al soviético Alexander Kazantsev, a quien presentan como reputado científico –era en realidad escritor de novelas de ciencia ficción-, quien se encargaría de popularizar la teoría del “astronauta de Palenque”.

Dos años antes, los arqueólogos académicos ya habían interpretado el significado de la losa de Palenque sin obviar la riqueza simbólica que se reproduce en los grabados y pergaminos mayas. La sepultura inmortaliza la imagen de Pakal, el monarca que gobernó Palenque en el siglo VII d. C., tal y como se deduce de su vestimenta, el tocado en la cabeza y la deformación del cráneo –a menos que queramos creer que losextraterrestres vestían con taparrabos igual que los mayas-. Su cuerpo inerte descansa entre las fauces estilizadas de dos serpientes –Kukulcán-, mientras de su pecho germina un símbolo cruciforme –el árbol de la vida-.

Difícilmente la explanada de Monte Albán pudo haber erigido plataformas para el lanzamiento de cohetes mayas, entre otras razones, porque este complejo arqueológico no se integra en dicha cultura y su cronología tampoco coincide con la de Palenque. La cultura zapoteca erigió el famoso edificio de los Danzantes (500-100 a. C.) en cuyas estelas, según los paleoastrónomos, se representa una galería de seres extraños con traje espacial, casco y tubos para respirar. Los pretendidos “astronautas antiguos” son en realidad guerreros cautivos, destripados y sanguinolentos, exhibidos en los contramuros defensivos como “propaganda de guerra” para atemorizar a las tribus enemigas.

3:  “Pistas de aterrizaje” en PerúDANI

Según Däniken, fueron seres extraterrestres los que, utilizando un “material desconocido” dibujaron las líneas de Nazca (Perú) que pretenden ser “un aeropuerto improvisado (sic) para las naves espaciales que hubiesen de operar en la Tierra”. Para justificar la superposición de unos grabados con otros, Däniken argumenta que posteriormente fueron culturas preincaicas las que, anhelando el regreso de aquellos “dioses”, trazaron nuevas pistas para reclamar su atención. Una vez más los aficionados a la paleoastronáutica prefieren obviar más detalles acerca de su antigüedad, cultura que los realizó, etc…

Ciertamente, la visión desde el aire de esta alfombra estampada de extrañas y sugerentes imágenes –pájaros, monos, arañas e incluso brujos chamanes- desplegándose sobre las irregularidades de una meseta inhóspita y de apariencia lunar, sobrecoge. Y no es muy difícil imaginar una nave interestelar posándose en alguno de los trazados rectilíneos que se desdibujan entre laderas. Pero una vez que la avioneta aterriza en el aeropuerto Maria Reiche de la ciudad de Nazca, uno debe regresar al verdadero escenario que nos dibuja la arqueología académica: resulta difícil que tales líneas constituyan un cosmódromo teniendo en cuenta que atraviesan elevadas colinas para terminar serpenteando profundos barrancos. Además, si así fuera, habrían sido borradas en el mismo aterrizaje. Por no mencionar la contradicción que significa que naves de una avanzada tecnología requieran de pistas mucho más largas y rudimentarias que las de un aeropuerto terrestre.

Curiosamente la datación de estos dibujos, que se extienden a lo largo de 3900 kilómetros cuadrados por las planicies de Palpa y Nazca, es posible gracias al análisis del “material desconocido” al que alude Däniken y con el que fueron trazadas: estacas de madera. Según se desprende del análisis por Carbono 14, los geoglifos fueron realizados por las culturas de Paracas y Nazca entre el 600-100 a. C y el 550-650 d.C., respectivamente. La teoría del “cosmódromo” es tan disparatada que, en 2010, el propio Däniken se retractó alegando que él nunca había dicho que las pistas de Nazca constituyeran un aeropuerto para extraterrestres (?).

Durante bastante tiempo se aceptó la teoría de la matemática alemana Maria Reiche (1903-1998) de que los geoglifos de Nazca configuran un gigantesco calendario astronómico. Aunque su tesis está avalada por la honestidad que conceden décadas de estudio y sacrificio en la conservación de las líneas, recientemente se han formulado nuevas hipótesis. La más aceptada es la que baraja la posibilidad de que las líneas constituyan caminos procesionales: contemplados desde el aire donde hombres y mujeres, ataviados con ornamentos ceremoniales, harían “cobrar vida” a estos dibujos en su intento por suplicar a los dioses el regreso de la lluvia.

4: Stonehenge… ¿vestigio alienígena?DAN

En vez de acudir a fuentes académicas serias, los vendedores de misterios prefieren recurrir a textos –a menudo anacrónicos- como la Biblia o el Mahábharata para desentrañar el significado oculto de los monumentos arqueológicos… cuando no a los mensajes que, supuestamente, dictan seres del espacio exterior. En su último libro “La llegada de los dioses” (2011), Däniken pretende explicar el origen de los megalitos de Stonehenge (Wiltshire, Reino Unido) sin citar más fuentes que la de Iñigo Jones, arquitecto inglés del siglo XVII quien, con los medios de la época, afirmó que se trataba de un templo romano erigido en honor al dios Coelus (Urano). Sin embargo, las piedras ya estaban presentes en la campiña de Wiltshire mucho antes de la llegada de la primera expedición romana en el 55 a. C… Para los seguidores del grupo Elron, que afirman contactar con extraterrestres, el conjunto megalítico no conserva ningún misterio: es en realidad un “vulgar” monumento (sic) dejado como vestigio del aterrizaje de una nave espacial.

Los fanáticos del tema OVNI prefieren ignorar las evidencias arqueológicas que, hasta la fecha, nos confirman que Stonehenge no apareció de la noche a la mañana, sino que se construyó en varias fases. La zanja que circunda el círculo de megalitos fue cavada usando astas de ciervo cuyo análisis, por carbono 14, permite datarla alrededor del 3000 a.C. Las primeras piedras  fueron trasladadas a partir del 2500 a.C. desde cuatrocientos kilómetros en un largo período que implicó a varias generaciones durante unos seiscientos años. En cuanto a su significado, los arqueólogos –contrariamente a lo que argumentan los vendedores de misterios- sí que dejan abiertas las puertas a cualquier hipótesis… siempre que ésta sea razonable: desde la posibilidad de que se tratara de un observatorio astronómico (aunque los pretendidos alineamientos con los astros parecen fruto del azar) hasta la elección de este enclave como primitivo santuario o, como sugieren los últimos hallazgos, un monumento funerario.

5: Sacsayhuaman: las murallas de los gigantesDA

Otro de los ejemplos que se citan en la galería de monumentos de arquitectura “terrenalmente imposible” es la fortaleza prehispánica de Sacsayhuaman (Cuzco, Perú). Los exportadores de misterios ni siquiera mencionan cuándo ni por quién fue erigida, limitándose a datarla como perteneciente a una lejana “época preincaica”. Frente a estos ciclópeos muros, se hallan una especie de graderías horadadas en la roca, conocidas como “los tronos del Inca” que,  insinúan, pudieron haber servido para que acomodaran sus posaderas gigantescos dioses venidos de remotas galaxias. Sólo ellos pudieron esculpir y levantar aquellas enormes piedras.

Desde la panorámica que se divisa desde el trono del Inca, se despliega una zigzagueante hilera de piedras –algunas alcanzan las cien toneladas- que, a modo de gigantesco rompecabezas, se ensamblan en los terraplenes que integran este impresionante complejo arqueológico. Por lo que escribieron los cronistas españoles sabemos que fueron erigidas entre los siglos XV al XVI, tal vez cimentándose sobre vestigios de construcciones anteriores. Aunque lo que actualmente puede visitarse constituye solamente un tercio de lo que vieron los primeros colonizadores, que no dudaron en reutilizar los bloques para construir templos cristianos como el de Coricancha.

Es cierto que Sacsayhuaman constituye una monumental obra arquitectónica… pero su originalidad se la debemos no a gigantes procedentes de lejanas galaxias, sino al ingenio más terrenal de unos hombres preocupados porque sus edificaciones resistieran los temblores sísmicos tan frecuentes en dicha zona. Aunque todavía existen algunas incógnitas acerca de cómo fueron labradas y colocadas las piedras, las evidencias arqueológicas corroboran lo que los indígenas relataron al cronista Garcilaso de la Vega: sirviéndose de cuerdas y una especie de trineos, miles de hombres arrastraron los pesados bloques después de labrarlos con cinceles de hihuaya, un mineral negro de extrema dureza procedente de roca meteorítica y otros martillos menos pesados combinados con una mezcla abrasiva de arena y agua.

6: “Intraterrestres en Ecuador”D

Una de las teorías más cautivadoras de la paleoastronáutica es la que se refiere a pretendidas civilizaciones de intraterrestres que habitaron inaccesibles cuevas en la selva amazónica. En “El oro de los dioses” (1974) Däniken relata cómo acompaña al explorador húngaro argentino Juan Moricz en el descenso por uno de estos túneles en la Cueva de los Tayos, en la frontera ecuatoriana con Colombia. Por si quedara alguna duda de su aventura, el libro se ilustra con una fotografía en la que ambos aparecen sentados sobre un pequeño montículo rocoso que, se supone, es la “entrada al misterioso mundo subterráneo”. El libro indignó a Moricz quien demandó formalmente al escritor por “plagiar” el relato de su descubrimiento… ¡sin haber visitado nunca la cueva!

Recientemente en su libro de título tan irónico como “La historia miente” (2010), el escritor suizo se justificaba afirmando que se trataba de una “licencia literaria” añadida por el corrector editorial. Incluso la famosa fotografía en la que se retrata en el acceso a la supuesta gruta no fue realizada allí, sino en una parada en la carretera desde Guayaquil hasta Cuenca. El resto de las imágenes del interior de los túneles había sido proporcionado por el propio Moricz a cambio de una remuneración económica prometida por Däniken… que nunca llegó.

7: ¿Quién construyó las pirámides?DAD

Si hay un monumento colosal, mencionado recurrentemente por los defensores de las visitas de extraterrestres en el pasado, éste es el de la Gran Pirámide de Keops. Imposible asimilar que esta ciclópea obra funeraria que moviliza 2,3 millones de bloques de 2,5 toneladas de media –y hasta seis veces más- distribuidos en 210 hileras fuera construida en el XXVI a. C. por mortales de carne y hueso que ni siquiera conocían la rueda. Por si quedara alguna duda, los extraterrestres encriptaron en sus proporciones distancias estelares que, de ningún modo, pudieron haber calculado los antiguos egipcios; a saber: si se multiplica su altura original Cuadro de texto: EL OJO CRITICO</p> <p>por mil millones se obtiene una cifra aproximada a la distancia al Sol o que el cociente entre el perímetro de la base por el doble de la altura es (con un margen de error) el número Pi (3,14). Para los misteriólogos es obvio que la gran pirámide es un legado extraterrestre y no la sepultura para un faraón ya que en su interior no se ha encontrado ninguna momia…

En realidad, estas afirmaciones no son nuevas. Tienen su origen en la piramidología, pseudociencia en boga a mediados del siglo XIX que pretende encontrar un significado cabalístico en la arquitectura egipcia. Autores como John Tyler o Piazzi Smyth divulgaron la teoría de que las proporciones entre ángulos y distancias de la gran pirámide –a las que atribuyeron un valor profético- la convertían en una especie de enciclopedia lítica inspirada por Dios.

Es cierto que no se han hallado momias en el interior de ninguna pirámide. ¿El motivo? Éstas fueron saqueadas por los ladrones de tumbas. Por eso durante el Imperio Nuevo los egipcios decidieron sepultar a sus faraones bajo tierra. Los piramidólogos ignoran que la gran pirámide no apareció de repente, sino que es la culminación a una serie de tentativas de “ensayo y error”. Veamos muy sucintamente cómo fue este proceso que duró doscientos años.

La primera de las pirámides surgió cuando a la mastaba o plataforma original que servía de sepultura al faraón se le fueron superponiendo otras más pequeñas. Así se alzó la pirámide escalonada de Saqqara.

Posteriormente, se intentó alzar una pirámide de paredes lisas… con tan mala fortuna que, durante su construcción, el revestimiento se derrumbó dejando visible el núcleo central: es la “falsa pirámide” de Meidum.

Una de las siguientes pirámides, que puede contemplarse en Dashur, se conoce como romboidal, precisamente porque la proporción entre su base y su altura no fue suficiente para estabilizar su vértice y ésta terminó desmoronándose. Esto demuestra que las pirámides no fueron realizadas por extraterrestres… aunque siempre cabe la posibilidad de que los que visitaron la Tierra en el pasado fueran un poco “chapuzas”.

Antonio Luis Moyano

Puedes descargargte EOC nº 71 en: http://www.dimensionlimite.com/eoc/EOC_71.pdf

Displaying 4 Comments
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  1. Fe de errores: En el apartado 7 ¿Quién construyó las pirámides? se lee por error: “Es cierto que no se han hallado momias en el interior de ninguna pirámide”. Obviamente se refiere a ninguna de las tres grandes pirámides de la meseta de Gizah.

  2. Apreciado Luis Antonio,

    Soy el editor adjunto de la revista digital Dogmacero y tengo un cierto conocimiento de los temas que has apuntado en el artículo pues también soy arqueólogo de carrera. Me parece bien aportar argumentos críticos en contra de la presencia “inevitable” de extraterrestres en nuestro pasado y entiendo que series como Ancient Aliens hacen más daño que beneficio a los intentos serios de consolidar una arqueología alternativa rigurosa. Ahora bien, respecto a tu último punto, reconozco que ha habido mucha piramidología barata y un exceso de alienígenas en la cuestión de las grandes pirámides, pero los argumentos que citas son los de la egiptología convencional, que como mínimo, desde mi punto de vista profesional, no se sostienen. Desde mi perspectiva, más bien se corresponden a una cadena de suposiciones y estudios parciales para “construir” un escenario lógico a partir de muchas indefiniciones. No voy a entrar en largas explicaciones, pero la cadena lógica desde la mastaba a las grandes pirámides (y luego las pirámides “pobres” a partir de la V dinastía) no cuadra en términos evolutivos (culturales y arquitectónicos) y la egiptología ha tenido que tirar de especulaciones para explicar los cambios de peor a mejor y luego otra vez a peor, por no hablar de que las mastabas para reyes o personajes reales se siguieron construyendo en las época de las pirámides. En fin, el tema da para mucho y aunque la arqueología alternativa todavía no ha dado con las claves, lo que se nos ha dicho desde el estamento académico tampoco resulta nada sólido en cuanto profundizas con un poco de rigor (véase si no el flagrante caso de la datación científica de la esfinge de Guiza, que fue rechazada sólo porque chocaba con los axiomas establecidos).

    Un saludo cordial,
    Xavier

  3. martin dice:

    Una pregunta……Si son sepulturas para faraones…..como hicieron los saqueadores de tumbas para entrar a la piramide?, si cuando para entrar a las mismas debieron dinamitar para hacer una entrada? a menos que los saqueadores tuvieran la capacidad de atravesar las paredes

    • Xavier Bartlett dice:

      Amigo Martín:

      Interesante el punto que planteas: ¿por qué construir una enomre tumba-fortaleza que luego podía ser asaltada con cierta impunidad? Lo cierto es que no hacía falta dinamita, debes saber que los antiguos tenían medios para desmontar edificios o prácticar aberturas, aunque tal tarea fuera lenta y costosa. De todas formas, Khufu, por ejemplo, podría haber hecho su pirámide mucho más hermética y no lo hizo. ¿Por qué? Sobre el tema de la pirámide como tumba, te recomiendo la lectura de este artículo en mi blog:

      http://laotracaradelpasado.blogspot.com.es/2014/06/donde-estan-las-momias-de-los-faraones.html

      Saludos

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