Published On: Lun, feb 10th, 2020

1873: EL HOMBRE DE NEGRO DE TAYLORSVILLE

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Publicado en EOC nº 89/90

IMG_4124Esqueletos bailan suavemente ante nuestros ojos, suspendidos de un árbol. Telarañas pegajosas adornan cada ventana y murciélagos de papel se estremecen con la brisa. Es Halloween y estamos vagando por las calles de Philo, en el sudeste de Ohio, entre brujas de cartón y calabazas sonrientes.

Mi amiga Kay Coggin y yo hemos venido para comprobar lo que queda de Taylorsville, nombre antiguo del pueblo, pero sólo vemos las típicas casas modernas de madera con sus banderas americanas y antenas parabólicas. Un anciano nos dirige hacia unas lápidas cubiertas de musgo junto a la calle Fattler Ridge. Me agacho para leer alguna de las inscripciones y mientras retrocedo casi piso una enorme zarigüeya que yace inmóvil en la acera, con la lengua por fuera. Hago unas cuantas de fotos de las tumbas – y del marsupial, que no parece estar fingiendo – antes de volver al coche.IMG_4192

La carretera nos lleva pegados al río hasta el viejo puente de Blue Rock. Allí cruzamos y giramos hacia la izquierda. Esta habría sido la ruta que tomaron Thomas Inman y su hijo cuando regresaron a casa aquel marzo de 1873, la noche que se encontraron con una nave que vino del cielo, un hombre vestido de negro y un carrito mágico que andaba sin caballos. Al menos, eso contó una carta aparecida en el periódico…

 Zanesville, Ohio, 5 de abril de 1873

Al editor del Herald:
Se observó un fenómeno extraordinario cerca del pueblo de Taylorsville, a pocos kilómetros de esta ciudad, hace aproximadamente una semana. El Sr. Thomas Inman, que este reportero puede respaldar como un granjero respetable de incuestionable veracidad, relató las circunstancias, con su hijo, quien también fue testigo, y está dispuesto a jurar la verdad de esta declaración.
Una tarde hace unas dos semanas, mientras el Sr. Inman y su joven hijo regresaban a su casa desde Taylorsville, vieron una luz, que describen como una “pila de maleza quemándose”, cerca del cenit, descendiendo rápidamente hacia la tierra, con un ruido fuerte y rugiente. Impactó en el suelo de la carretera a poca distancia de ellos. El fulgurante objeto vaciló y destelló durante unos instantes y luego se desvaneció en la oscuridad, cuando un hombre vestido con un completo traje negro y llevando una lámpara emergió de él. El hombre caminó unos pasos y se subió a una calesa, la cual ni el Sr. Inman ni su hijo habían observado antes. No había ningún caballo atado a este vehículo sobrenatural, pero tan pronto como el hombre tomó su rienda, comenzó a correr, sin hacer ruido, pero con gran velocidad a lo largo de la carretera y esto continuó haciéndolo hasta llegar a un barranco empinado, en el que se precipitó cuando el cochecito, el hombre y la lámpara desaparecieron de repente de la misma manera como habían llegado.

IMG_3936Este fenómeno es ciertamente extraordinario e inexplicable, y suena más como el capricho de un cerebro enloquecido que cualquier otra cosa. Pero tanto el Sr. Inman como su hijo, que son hombres sobrios y no se dejan llevar por nociones supersticiosas, coinciden precisamente en sus declaraciones y sostienen que son estrictamente ciertas. Si se trataba de un delirio óptico, superinducido por un meteoro o “Jack o’ lantern”, ¿no es extraño que las mismas apariencias fantasiosas pudieran ser conjuradas en las mentes de dos hombres al mismo tiempo? Esta es una oportunidad para que los científicos expliquen las fantásticas ilusiones y delirios ópticos y de otro tipo que siguen tras una visión o suceso extraño e inesperado.

W. A. Taylor.

Los Inman y su entorno
A diferencia de muchas historias de ese periodo, en este caso podemos asegurar que los testigos existieron realmente. Thomas Inman, obrero, aparece en los registros del censo federal. Nació cerca de Hocking, Ohio, el 15 de abril de 1831 y se casó en el condado de Morgan en 1855. Se mudaron a Iowa, donde nació su primer hijo, Abel, pero regresaron a Ohio alrededor de 1865. En 1870 vivían en Bristol Township, cerca de Taylorsville, y una década más tarde se jubilaron en Bloom Township. Tuvieron al menos siete hijos. Podemos suponer que el joven de la historia era Abel, de 17 años, el mayor. Otro hijo, Thomas, murió cuando accidentalmente se disparó en la cabeza en 1887 mientras pescaba[55]. En 2014, cuando visitamos el Museo de la Sociedad Histórica del Condado de Morgan en McConnelsville, nos enseñaron una carpeta llena de recortes sobre otros descendientes de Inman que vivieron en la zona [56].IMG_4248

También nos mostraron un mapa del condado de Bristol fechado en 1875 donde aparecen los apellidos de cada agricultor. Inman, como obrero general, ocupaba una vivienda humilde que no figuraba en los planos. Sin embargo, si combinamos el mapa con el censo federal de 1870 podemos adivinar donde estuvo. Los vecinos de Inman fueron visitados y registrados por un censista a lo largo de Lawrence Road, una calle que aún existe. Para llegar hasta aquí desde Taylorsville, Inman habría seguido el río hasta Blue Rock, igual que nosotros, tomando Rockville Road a la izquierda.

Kay y yo recorrimos esta ruta lentamente, buscando un barranco similar al mencionado en la historia. Gran parte del área había cambiado desde 1947, cuando la Central Ohio Coal Company comenzó a extraer carbón de las colinas de los condados de Muskingum y Morgan. Movieron más de 1.500 millones de metros cúbicos de tierra y extrajeron 99.000 millones de kilos de carbón[58]. Sin embargo, no se había modificado demasiado la parte que más nos interesaba. Observamos una zanja a la derecha de la carretera y numerosas casitas en ruinas. Cerca de la entrada de Lawrence Road hay fuertes pendientes a ambos lados que conducen a barrancos llenos de agua. ¿Desapareció el hombre de negro por estas mismas calles?

El autor de la nota, William Alexander Taylor (1837-1912), era un historiador y autor local, así como un abogado de renombre, con una plétora de libros y artículos a sus espaldas. Se casó en Zanesville en 1870, un año después de alcanzar un puesto editorial en el Pittsburg Post. Posteriormente hizo de editor en el New York Sun y en el Pittsburg Telegraph y escribía para otros periódicos.IMG_4216

Aunque no estuvo, que sepamos, asociado con ningún bulo en la prensa, pudo haber inventado la historia del ovni basándose en su amplio conocimiento de la zona rural de Ohio y su gente. ¿Cómo conocía Taylor a los Inman? Es posible que hubiera un vínculo familiar, ya que la madre de Thomas se llamaba Sarah Taylor, igual que la hermana de William Taylor. Pero esto es mera especulación.

Los artefactos
Aunque el periódico no menciona a extraterrestres, es difícil interpretar el avistamiento de otra manera. En 1873, los únicos vehículos aéreos en funcionamiento eran globos aerostáticos, lo cual no encaja con la descripción. Por lo tanto, el testimonio es interesante porque implica dos tipos de transporte que eran desconocidos en la época. Esto no significa que dicha tecnología estuviera fuera del alcance de la imaginación de la gente. Por ejemplo, se puede comparar la nave que vieron los Inman con la que aparece en la novela de Charles Rowcroft (véase el capítulo 4). En ambos casos se asemeja a un meteoro que desciende cerca de los testigos. La luz se apaga y acto seguido se observa un ser humanoide – el piloto – en la oscuridad.IMG_4092

El mágico «carro» – vehículo que los Inman llaman «buggy» en inglés – habría sido una novedad en 1873. Los coches autopropulsados aún tardarían en inventarse. Sin embargo, la mayoría de la gente ya pensaba que los automóviles eran un invento inminente porque los ingenieros llevaban un siglo intentando desarrollarlos. En 1769, el inventor francés Nicolas-Joseph Cugnot (1725-1804) construyó un vehículo mecánico autopropulsado, a menudo considerado el primer automóvil del mundo. El siguiente paso sería el de François Isaac de Rivaz (1752-1828), que en 1808 instaló en un vehículo el primer motor de combustión interna impulsado por hidrógeno. Siegfried Samuel Marcus (1831-1898) fue un inventor alemán que desarrolló varios vehículos de gasolina, el primero en 1864. En 1870 enganchó a una carretilla el primer motor de combustión.

De hecho, si miramos a la prensa inmediatamente antes de la carta de Taylor, encontramos numerosas referencias a carruajes o buggies autónomos:Un artículo en el New York Times del 17 de marzo de 1873, enumeraba entre las comodidades de «la civilización ideal del futuro» una época «en la que cada hombre de recursos modestos tendrá su propio vagón de vapor». («A Servant Girl’s Trade Union» p.4).

IMG_4086Alrededor del 13 de marzo varios periódicos se refirieron a la visita a Washington del conde de Caithness, que había «perfeccionado un vagón de vapor capaz de viajar por carreteras normales y asfaltadas». (Weekly News, 13 de marzo de 1873).

El 13 de abril, los periódicos ingleses comentaron la Exposición Internacional, donde el público podía ver comida, tecnología y arte de todo el mundo. Los últimos inventos científicos se presentaron en el salón de té, incluyendo «un vagón de vapor adaptado para su uso en caminos comunes de grava, uno de cuyos méritos más notables es su supuesta capacidad para subir y bajar colinas». (Lloyd’s Weekly Newspaper, 13 de abril)

Mirando más atrás, hablar de buggies (coches) de vapor era bastante común. En 1871, «una curiosidad mecánica, en forma de buggy de vapor, se exhibe en Nueva York. El inventor afirma que se puede conducir con dos personas a bordo, 150 millas al día por carreteras comunes. Es ligero y fuerte, y puede ser manejado mejor que cualquier caballo [...] El dueño dice que podrá retarlo con cualquier caballo trotador del mundo». (Brooklyn Daily Eagle, 4 de febrero de 1871).IMG_4084

Desde el año 1857 podemos encontrar especulaciones de que el transporte tradicional pronto se quedaría atrás, ya que «el genio inventivo de Obed Hussey no sólo nos da arados a vapor para labrar nuestros campos, sino que también nos deleitará caballos con buggies de vapor [...] hasta que los caballos orgánicos se volverán obsoletos» (Brooklyn Daily Eagle, 4 de febrero, 1871). («Close of the Exhibition», New York Tribune, 12 de septiembre de 1857, p. 6).

El Racine Journal en mayo de 1873 describió el buggy de vapor inventado por el Rev. Dr. J. W. Carhart. Este vehículo, conocido como «The Spark», inducía a la gente a llamar a su inventor el «Padre de los automóviles» («A Steam Buggy», Wisconsin State Journal, 6 de mayo de 1873).

 Finalmente, unos años después, en 1880, el Wichita Eagle (Wichita, Kansas) informó sobre un grupo de cazadores sorprendidos por una nave espacial en Colorado. Aquí, supuestamente, los pilotos eran terrícolas que acababan de regresar de una misión a Marte.

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“Era un grupo de aspecto extraño que parecía haber aterrizado con un vehículo de estilo anodino, sin caballos ni mulas y sin sendero en el pequeño valle, rodeado por las altas cumbres de las Rocosas [...] porque no era ni una casa, ni un carro, ni un globo, ni nada que nosotros hubiésemos visto antes“ [59]. “A Trip to Mars,” The Wichita Eagle (Wichita, Kansas) July 29, 1880, p.1.

¿Una inocentada?
La carta describe uno de los «encuentros cercanos» más fascinantes de la historia. Lo tiene todo, hasta testigos que pueden ser identificados y un lugar legítimo. Si aceptamos que la carta fue escrita por W. A. Taylor, la pregunta clave sigue siendo: ¿la escribió en serio o en broma? Sugiero que la respuesta reside en la confusa cronología que ofrece el escritor:

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Un fenómeno extraordinario se observó cerca de la aldea de Taylorsville, a pocos kilómetros de esta ciudad, hace aproximadamente una semana. […]
Una noche, hace unas dos semanas, mientras el Sr. Inman y su hijo, un joven, regresaban a su casa desde Taylorsville, vieron una luz […]

La contradicción es evidente. La carta estaba fechada el 5 de abril, así que el evento podría haber acontecido en una de dos fechas diferentes: alrededor del 30 o 23 de marzo. Parece poco característico de Taylor – historiador y escritor cuidadoso – haber pasado por alto esta flagrante contrariedad. Sin embargo, la verdadera alarma se dispara al considerar que la carta apareció el 8 de abril. «Hace una semana» correspondería al 1 de abril, Día de los Inocentes en el mundo anglosajón y Francia. Cualquier noticia publicada en o alrededor de esta fecha debe ser considerada sospechosa. Ya hemos apuntado que Henri de Parville firmó su novela acerca del habitante de Marte el 1 de abril, mientras que el engaño belga que podría haberla inspirado era del 10 de abril. El artículo satírico del Examiner sobre el enano alienígena en Londres se publicó el 9 de abril de 1809, pero fue firmado el 1 de abril. Cuando el servicio postal era más lento que hoy, las cartas enviadas el 1 de abril llegaban la semana siguiente, publicándose uno o dos días después.

Mi conclusión final con respecto a este punto es que el propio New York Herald probablemente no perpetró un engaño intencionado porque le dieron a la carta un título que invitaba al escepticismo. Podrían haber puesto «Fenómeno extraño cerca de Taylorsville» o «Obrero local ve una entidad sobrenatural» pero no. Lo titularon «Very like a Whale» (Muy parecido a una ballena). La frase proviene de Shakespeare, un diálogo entre Hamlet y Polonius.

IMG_4271HAMLET.- ¿No ves allí aquella nube que parece un camello?
POLONIO.- Cierto, así en el tamaño parece un camello.
HAMLET.- Pues ahora me parece una comadreja.
POLONIO.- No hay duda, tiene figura de comadreja.
HAMLET.- O como una ballena.
POLONIO.- Es verdad, sí, muy parecido a una ballena.

Aunque ya ha caído en desuso, se emplea esta frase en inglés desde hace generaciones para burlarse de la percepción que tiene alguien de la realidad. Hamlet, que desea ser tomado como un loco, trata de convencer a Polonio de que ve formas imposibles en las nubes, y Polonio, siempre el sujeto obediente, se muestra de acuerdo con él. Desde entonces, la expresión se ha utilizado en repetidas ocasiones para expresar escepticismo. Si el periódico hubiera querido gastar una broma, probablemente lo habría hecho siete días antes con un titular menos transparente.

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Cuando Kay y yo concluimos nuestra visita a Philo tratamos de encontrar la tumba de Inman para rendirle un pequeño homenaje al hombre cuya historia habíamos perseguido durante tanto tiempo. Por los registros genealógicos sabíamos que había sido enterrado en el Gore Cemetery, en Hocking, tras su muerte el 15 de abril de 1916. Murió el día de su cumpleaños.

Apenas llegamos cuando se puso a llover fuerte, convirtiendo el empinado cementerio en un barrizal. Decidido a encontrar el último lugar de descanso de Inman, pasé media hora corriendo y deslizándome entre filas de lápidas grises y desmoronadas, sin paraguas. Pero fue en vano. Inman, un pobre trabajador, probablemente yacía en alguna fosa común. Un tanto simbólicamente, fotografié una simple losa cuadrada en el suelo, del tamaño de una caja de cigarrillos, en cuya superficie estaba grabada una profunda letra T.

Chris Aubeck

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